Uno por uno, los 40 descendientes de los hermanos israelíes se inclinaron y abrazaron a la anciana griega a la que deben su existencia, mientras ella permanecía en su silla de ruedas y se secaba las lágrimas que corrían por su rostro.
Mientras tomaba las manos de aquellos que escondió, alimentó y protegió cuando era adolescente hace más de 75 años, Melpomeni Dina, de 92 años, dijo que ahora podía "morir en paz".
En el emotivo encuentro del domingo, el cual tuvo lugar en el museo Yad Vashem de Jerusalem, Dina conoció por primera vez a la descendencia de la familia Mordejai, a la cual salvó durante el Holocausto.
"Ellos pusieron sus vidas y las de su entorno en riesgo para protegernos", expresó Sara Yanai, de 86 años, quien era la mayor de los cinco hermanos albergados por Dina y otros en su casa.
“Ahora somos una familia muy grande y feliz, y todo gracias a que nos salvó”, añadió.
Alrededor de 6 millones de judíos europeos fueron asesinados por los nazis y sus colaboradores durante la Segunda Guerra Mundial. Más de 27 mil, incluidos unos 355 de Grecia, han sido reconocidos como ‘justos entre las naciones’, el mayor honor de Israel para los gentiles que arriesgaron sus vidas para salvar judíos durante la Shoá.
Los casos más famosos son los de Oskar Schindler, cuyos esfuerzos por salvar a más de mil judíos fueron documentados en la película ‘La lista de Schindler’, dirigida por Steven Spielberg en 1993, y Raoul Wallenberg, un diplomático sueco, quien salvó a al menos 20 mil judíos antes de desaparecer misteriosamente.
Los nombres de los honrados por negarse a ser indiferentes al genocidio están grabados a lo largo de un camino de árboles en el museo Yad Vashem. Se cree que sólo unos pocos cientos siguen vivos.
"Esta probablemente sea nuestra última reunión, debido a la edad y la fragilidad [de las personas que salvaron judíos]", manifestó Stanlee Stahl, vicepresidenta ejecutiva de la Fundación Judía para los Justos.
Stahl señaló que su organización ha estado haciendo tales reuniones cada año desde 1992, pero esta probablemente fue la última y, por lo tanto, fue particularmente emotiva.
“Ves a los sobrevivientes, sus hijos, sus nietos, ves el futuro. Para mí es muy especial. En cierto modo, una puerta se cierra y otra se abre”, expresó Stahl.
La familia Mordejai vivía en Veria, Grecia, cerca de Salónica, donde casi toda la comunidad judía fue aniquilada en pocos meses durante una de las ejecuciones más brutales de los nazis.
Cuando los nazis comenzaron a arrestar a los judíos para deportarlos a principios de 1943, los amigos no judíos de la familia les proporcionaron documentos de identidad falsos y los escondieron en el ático de la antigua mezquita turca abandonada.
Estuvieron allí durante casi un año escuchando los gritos de otros judíos cuando eran detenidos. Pero finalmente tuvieron que irse porque su salud se estaba deteriorando en aquel ático estrecho y sin ventilación.
Fue entonces cuando Dina y sus dos hermanas mayores llevaron a la familia de siete miembros a su propia casa de un ambiente en las afueras de la ciudad y compartieron con ellos sus escasas raciones de comida.
Uno de los niños, Shmuel, de seis años de edad, se enfermó gravemente y tuvo que ser llevado a un hospital, a pesar del riesgo que ello significaba. Sin embargo, Shmuel falleció.
Poco después, Dina y sus hermanas, huérfanas y empobrecidas, los ayudaron a huir en varias direcciones.
First published: 08:38, 04.11.19
