Perros
Perros
Erez Erlichman
De esta forma, se busca conectar a personas y perros.

"Los perros me hacen bien al corazón"

Adolescentes y jóvenes con trastorno del espectro autista realizan actividades todos los días con perros “terapeutas” en una perrera de la zona de Sharón, en el centro de Israel. “Experimentamos cosas extraordinarias juntos”, afirma la instructora, Dikla Tsivoni.

Erez Erlijman - Adaptado por Beatriz Oberlander |
Published:
Son las seis de la mañana en un moshav del Sharón. En un patio de grandes dimensiones, se ve a un grupo de jóvenes sentados sobre una estera bajo un enorme árbol, y cantan en voz alta.
“Cepillar al perrito, cepillar al perrito desde la cabeza hasta la cola. Peinar a los perros, peinar a los perros… porque es muy agradable”, dice la canción.
La actividad de los residentes del hostal “La casa de Yanuv” -dependiente de la Organización Elor- que van todos los días la perrera “Boni y Ioni”, consiste en conectar a personas y perros. A su lado están las perras Leni y Mika, junto con el perro Timi, a quienes acarician, peinan, miman, y dan de comer pequeños bocadillos.
4 צפייה בגלריה
Perros
Perros
De esta forma, se busca conectar a personas y perros.
(Erez Erlichman)
“Me hace sentir bien en el corazón”
Dikla Tsivoni, coordinadora de entrenamiento en la perrera, les da instrucciones a los miembros del grupo “Boni y Ioni”, y junto a ella está Na’ama Chervinski, de “Elor”. “Quienes vienen aquí tienen espectro autista, y tienen todos los días una amplia gama de actividades. Entre ellas, actividades con los perros. Todos los días viene un grupo diferente, con distintas capacidades y limitaciones”, explica.
En la reunión al aire libre, se repiten los entrenamientos. “¿Se acuerdan que aprendimos cómo sentar a Mika y a Leni? ¿Y cómo decirles ‘abajo, al suelo’? Así que hoy cada uno en su turno podrá hacer sentar al perro”, les dice Dikla a los presentes.
Semion Pogzon, de 23 años, cuenta que una de las cosas que más le gustan de los encuentros con los perros es peinarlos. “Los quiero, y me gusta peinarlos. Soy capaz de peinarlos veinte veces, y eso me hace sentir bien en el corazón. Se puede pasear y correr con ellos. Y yo corro muy rápido”.
Semion está de pie junto a Dikla, y con un gesto de la mano le indica a Leni que se siente, y también lo dice en voz alta. “Leni, siéntate, por favor”, y la perra le hace caso. Él le da un pequeño bocadillo que recibió de Dikla, y que la perra traga rápidamente, tras lo cual todo el grupo aplaude. Los compañeros de Semion -Dor, Eyal, Shai, Gai y Mijal- pasan en turno a hacer el ejercicio, y también reciben aplausos y elogios del equipo y de sus compañeros.
4 צפייה בגלריה
Perros
Perros
Todos los días va un grupo de perros diferente.
(Erez Erlichman)
“El perro está allí para ellos”
“Los perros les dan a los participantes una respuesta muy amplia. Nosotras trabajamos con ellos en lo que se refiere a la motricidad. Por ejemplo, a la hora de cepillar a los perros, que lo hagan de arriba a abajo, y le den órdenes. Todo con las manos y la voz. Y asimismo trabajamos mucho con ellos en el plano emocional, que está por encima de todo, y es lo más importante”, cuenta Dikla.
“Muchas veces hay explosiones de ira de algunos de los jóvenes, o se ve que están a punto de ello, pero el perro está allí sencillamente para ayudarlos. Y ellos lo acarician o lo cepillan. El solo hecho de hacerlo, los calma mucho, y a veces se consigue prevenir una explosión o disminuir su intensidad”.
En la segunda sesión, los miembros del grupo intentan peinar a los perros con un cepillo, acariciarlos o darles de comer el pequeño bocadillo. Algunos tienen problemas de audición, por lo que la comunicación con los perros especialmente entrenados para ello se hace por medio de gestos con las manos, sin hablar.
4 צפייה בגלריה
Perros
Perros
"Los perros les dan a los participantes una respuesta muy amplia".
(Erez Erlichman)
“Nos sentimos extraordinariamente bien juntos”
Dikla recuerda que los primeros días de su trabajo con personas del espectro autista no fueron fáciles. “Me enamoré de ellos, pero el primer encuentro fue traumático. Les cuestan mucho los cambios y los rostros nuevos. Y hasta la cosa más pequeña que se sale de la norma y de los hábitos fijos puede causarle problemas”, comenta.
“En mi primer día de trabajo hubo grandes explosiones de ira, y dos días después, que terminaron con lágrimas, se produjo un gran cambio porque entendí en primer lugar quiénes estaban frente a mí, y cómo hay que comportarse con ellos. Lo más importante es saber que esos jóvenes no la juzgan a una. Y desde el momento en el que entendí eso y cómo me ven ellos, cómo debo actuar y qué hacer, todo empezó a fluir. Después de que yo me acostumbrara a ellos, y ellos a mí, nos sentimos extraordinariamente bien juntos”.
También Tomi, el perro con el que trabaja Dikla, tuvo que acostumbrarse a la nueva tarea. “Hay muchos casos en los que los jóvenes hablan en voz muy alta, y a veces pueden parecer amenazadores. Al principio, el perro se asustaba cada vez que levantaban la voz. Pero ahora ya se acuesta tranquilo al lado de ellos, y se siente bien”, dice Dikla.
4 צפייה בגלריה
Perros
Perros
En algunos casos tomó mucho trabajo generar el vínculo entre persona y perro.
(Erez Erlichman)
Buscan el contacto con el perro
Según Dikla, en los primeros encuentros con los perros, muchos jóvenes les tenían miedo, pero después empezaron a relacionarse y a comunicarse con ellos, y a pedir que se acercaran. “Esto no ocurrió de manera natural, y al principio, en el momento en que entrábamos al aula, algunos huían al otro extremo. Ahora cepillan a los perros y les dan de comer”, cuenta.
“Había quienes no querían darles de comer a los perros de su mano, pero ahora es un acto que les es más natural. Y hay otros que desde el principio vienen y toman la iniciativa de establecer contacto con el animal; les encanta sentarse a su lado, relajarse y apoyarse en él. Hay una hermosa conexión entre ellos”.
Cuando termina la actividad al aire libre, los jóvenes entran a la superficie techada, y allí se les suman miembros de otros grupos para actividades llevar a cabo creativas: arte y actuación. Pero algunos de los jóvenes prefieren el pabellón de deportes.
Los perros vienen con sus cuidadores, y hasta que comienzan las actividades descansan en una pensión que hay en el complejo. “Los perros trabajan unas tres horas seguidas junto con nosotros y en grupos, y tienen descansos regulares. Para mí, un perro que no quiere trabajar significa que el joven implicado en ello no quiere participar en la actividad. Yo trato de atraerlo y de hacerlo participar, pero no lo obligo. Los perros se unen a nosotros aunque no tengan que ‘trabajar’”, señala.
“Sentir los logros”
Según Dikla, cada perro tiene sus características, adecuadas para diferentes actividades. “Tomi es un perro adecuado para actividades emocionales. Le encanta estar con los jóvenes y pegarse a ellos. Y que lo acaricien. En cambio, Leni es una perra a la que le gusta más recibir órdenes, agarrar pelotas y saltar”, concluye.
“El trabajo no es fácil, pero tiene algo… y una especie de gasolina que me motiva. Amo lo que hago. En la terapia con perros, nos encargamos de que los participantes experimenten y sientan los logros, aun en las cosas más pequeñas. Eso los hace sentir muy bien, y se nota”.
Comentarios 0