Hoy en día escuchamos la palabra “coach” muy a menudo. Incluso da la sensación de que se abusa un poco del término. Pero, en realidad, este excesivo uso deja en evidencia la necesidad que tienen las personas de obtener ayuda y contención en diferentes aspectos de sus vidas.
“El health coach es un mentor, una guía, una autoridad de bienestar que, a través de cambios individualizados en la alimentación y el estilo de vida, ayuda a las personas a alcanzar sus objetivos en materia de salud”, le cuenta Ariela Jason a Ynet Español desde Miami, Estados Unidos, donde se encuentra radicada.
Su historia de vida refleja un camino repleto de las más diversas experiencias y conformado por distintas culturas. Sus padres eran argentinos, pero ella nació en Los Ángeles. De chica vivió en Argentina y a los 12 años se mudó junto a su familia a Israel, donde permaneció durante 28 años. Allí hizo parte de sus estudios primarios y secundarios, se unió a las Fuerzas de Defensa de Israel e ingresó a la universidad para especializarse en Relaciones Internacionales.
Tiempo después, decidió volver a Estados Unidos y se instaló en Miami, donde hace seis años tomó la decisión de dedicarse a la salud. “Me incliné por el health coach tras la muerte de mis padres, quienes murieron muy jóvenes, de enfermedades que podrían haberse evitado con un estilo de vida distinto”, cuenta Jason. Y añade: “Nacieron en una época en la que los chicos de 12 años fumaban y no se le prestaba atención a los alimentos que se injerían”.
De este modo, se certificó en el instituto de health coach más importante de Miami e inició su propio emprendimiento llamado Sisu, a través del cual comparte recetas saludables, brinda talleres de meditación (es profesora y viajó a la India para aprender al respecto) y ayuda a las personas a crear hábitos saludables. En conversación con Ynet Español, Jason explica por qué la salud no debe entenderse únicamente mediante la alimentación, cuenta sobre la conformación de la cocina israelí y el health coach en el Estado judío.
-¿De qué se trata el acompañamiento que realiza un health coach?
-En primer lugar hay que dejar en claro que la salud es el resultado de la forma en que uno piensa, come y se relaciona. No es sólo el alimento, aunque sea una gran parte. Entonces, el health coach es alguien que ayuda a los demás a transitar el camino de la salud, pero sin imponer pautas. No es un nutricionista, sino una persona que se acerca e intenta detectar en qué aspecto de la vida el paciente está débil, ya sea la espiritualidad, la nutrición o lo que sea.
-Es decir que, si bien lo que comemos es importante, también hay que prestar atención a otros aspectos…
-Sí, yo siempre digo que el verdadero alimento no viene en el plato. Hay muchas personas que comen espectacular pero tienen relaciones tóxicas o están cansadas de su trabajo y, por ende, no están sanas. Uno puede comer todo verde y orgánico, pero si no se está bien internamente no sirve. Y viceversa, hay quienes meditan y hacen yoga, pero luego comen Mc Donalds… Es un equilibrio lo que se debe lograr.
-¿En qué medida se implementa el health coach en Israel?
-En el último tiempo ha crecido mucho y está más incluido. Las terapias humanísticas en Israel son muy bienvenidas. Sin embargo, como en todos los países del mundo, depende del nivel socioeconómico de la población. El año pasado estuve allá y observé que hay más concientización y control que nunca, se cuentan las calorías de las comidas y se tienen en cuenta los ingredientes utilizados… Además, también se le está dando mucho más lugar en los medios de comunicación, hay programas televisivos que hablan de cómo cambiar hábitos y enseñan dietas más saludables, con ingredientes más sanos. Me parece que hay un despertar en ese sentido.
-¿El ciudadano israelí necesita un apoyo emocional extra por las situaciones estresantes que a menudo experimenta y los conflictos que lo rodean?
-Yo creo que el israelí está acostumbrado a lo que vive. Es decir, por ejemplo, si de repente un latino se encuentra inmerso en una situación de peligro o escucha una sirena antiaérea, de seguro entra en pánico. En cambio, el israelí creció así, ya es parte de su rutina e idiosincrasia. Y aunque no debería ser así, ya que nadie en el mundo tendría que estar acostumbrado a vivir bajo constante amenaza, su carácter ya se forjó de esa forma. Sin embargo, estoy segura que la meditación, el yoga y el ejercicio son herramientas que pueden ayudar a bajar los niveles de presión arterial, tensión y ansiedad.
-¿De qué manera se conforma la dieta israelí? ¿Qué influencias tiene?
Israel es una olla de miles de culturas de todo el mundo que se combinan en un solo lugar, lo que lo convierte en un país muy interesante y particular. Judíos de todo el mundo se han reunido en esa tierra, y cada uno ha aportado sus especias. Quienes llegaron desde Marruecos, por ejemplo, aportaron el comino; los de la India, el cúrcuma; los de Francia, el azafrán… Y así con otros tantos países como Rusia, Polonia, China y más. Se formó una pluriculturalidad y una dieta muy poderosa y buena para la salud. Se usa mucho el aceite de oliva, se come mucha verdura, legumbre y carne kosher, que es más sana que otras carnes por la forma en que se mata al animal.
-¿Y a qué se debe el porcentaje de obesidad de la población?
-A la influencia de la dieta norteamericana, que es como un virus que se extendió por todo el mundo, y al estilo de vida. Por lo general, los altos niveles de tensión y estrés provocan diabetes y otras enfermedades altamente inflamatorias. Lo que uno escucha en las noticias o lee a diario tiene mucho que ver. La violencia que a veces generan los medios envenena a las personas y las enferma, a pesar de que éstas se esfuercen por comer excelente.