"Bendije al creador de Tinder"
Páginas de citas en Israel.
Ynet
Efrat Krasner.

Citas rápidas: cómo conocer a quince personas en dos horas

Uno que preguntaba como si fuese una entrevista de trabajo, un hombre trece años mayor, otro con tres hijos y un cuarto que preguntaba de forma monotemática sobre el Temor a Dios. Historias en primera persona de una cita grupal en Israel.

Efrat Krasner - Adaptado por Adrián Olstein |
Published:
Escuché por primera vez sobre las citas rápidas cuando tenía 18 años. Una famosa serie israelí mostraba la escena en que dos personas se encontraban en uno de esos eventos y mantenían una conversación: "¿Qué hace un chico como tú en un lugar como este?", preguntaba ella, curiosa. "¿Qué hace una chica como tú aquí?", le respondía él y ella confesaba: “Mi madre me registró. Está estresada porque no me voy a casar". Unos minutos más tarde ya se estaban yendo juntos e incluso Yifat, la mujer, lo invita a su cena familiar.
Recuerdo haberme reído mucho con esa escena. En ese momento me dije a mí misma: “No hay ninguna chance de que esto me suceda. Me voy a casar mucho antes de que tan si quiera se me cruce por la cabeza participar de una cita rápida”. Y aquí estoy, 12 años después, a punto de participar en una. Y aunque sentía lo mismo que Yifat, que no había forma de que encontrara a una persona normal con la cual hablar, todavía conservaba la esperanza de que ese hombre llegaría. Al fin y al cabo es todo lo que necesito: no un millón, ni cien, ni diez, solo un hombre que dé con la talla.
2 צפייה בגלריה
Efrat Krasner.
Efrat Krasner.
Efrat Krasner.
(Tam Weintraub-Luk)
Me dije a mí misma: "Que sea lo que tenga que ser", respiré hondo, me maquillé un poco y me senté frente a la computadora, lista para encontrarme con el amor de mi vida. Si ya una cita por zoom era extraña una cita rápida y por zoom, peor aún.
A las ocho de la noche hice click sobre el enlace que me había enviado la organizadora. Me encontré sentada frente al monitor, junto a decenas de personas que estaban allí por lo mismo. “¡El coronavirus no nos va a detener!”, anunció la organizadora a todos los hombres y mujeres que comenzaron a aparecer en los recuadritos. "Cada pareja tendrá siete minutos para hablar a solas, y recibirán un aviso cuando queden los últimos 30 segundos. Les pido conversar de la menor cantidad de cosas negativas posible, nada de política ni de ex novios”, ordenó.
Y comenzó la charla.
Lo primero que aparece frente a mí es una chica. Resulta que debido a que las conversaciones entre parejas estaban ordenadas por nombre, y esta chica, Roni, tenía nombre unisex, tuvo lugar una confusión. Nos reímos del percance y unos segundos después apareció del otro lado un hombre. Durante dos horas, hablé con al menos 15 hombres que nunca había visto en mi vida.
2 צפייה בגלריה
Cita grupal por zoom.
Cita grupal por zoom.
Cita grupal por zoom.
(Reuters)
Uno me hizo preguntas cortas que parecía como si estuviesemos en una entrevista de trabajo. El otro fue un poco más amable, pero era un joven secular que se había vuelto religioso, y supe que no funcionaría. El tercero me preguntó si el temor a Dios era importante para mí, y ya ahí me di cuenta de que no prosperaría. El cuarto me dijo que trabajaba en la industria gráfica pero está divorciado y tiene tres hijos. No descarto divorciados, pero sentí que entrar en una relación así no me convenía en este momento.
Al noveno no le funcionaba bien el zoom y la imagen se congelaba cada dos segundos, y el décimo estaba a oscuras dentro de su auto y me explicó que estaba ahí porque aún no había salido del trabajo. La iluminación a su alrededor era tenue y apenas podía ver su rostro. A partir de ese momento, perdí la capacidad de concentrarme y sentí que ya eran demasiadas caras para una noche. De 15 hombres, marqué tres como posibles candidatos. Ninguno era como el que Yifat había encontrado en aquella escena.
Al día siguiente, la organizadora me llamó para decirme que había encontrado coincidencia con uno de los participantes. "Le paso tu teléfono y ustedes siguen por su cuenta”, dijo y agregó: "Tengo que decirte que estabas muy solicitada, y muchos de los que no marcaste te eligieron a vos”. Me alegré con sus palabras. No es fácil encontrar conexión y química en tan poco tiempo, y menos cuando hay una pantalla de por medio.
Unos minutos más tarde, mi “pareja” me escribió un mensaje. "Hola Efrat, ¿cómo estás? Me encantaría hablar contigo esta noche". Le respondí: "Perfecto, suena bien", pero no me respondió más. ¿Tal vez mi mensaje fue un poco seco?
Cómo sea, tendré que esperar a la próxima cita rápida. Al final solo se necesita un hombre que encaje, pero ¿cuántos sapos hay que tragarse en el camino para eso? Por cierto, Nati, el apuesto y codiciado doctor que Yifat conoce en la serie, al final también resulta ser un sapo.
Comentarios 0