Una noche para mirar al cielo en Israel: entre las últimas horas del martes y las primeras del miércoles se podrá apreciar el pico de la lluvia de meteoros Leónidas.
El fenómeno recibe el nombre por su origen en la constelación de Leo y se espera que se puedan observar entre 10 y 15 meteoros por hora, que ingresarán a la atmósfera a una velocidad de 71 kilómetros por segundo.
La lluvia Leonidas es un evento astronómico anual que ocurre en noviembre. En esta oportunidad el momento más impresionante de la lluvia estaba previsto para las 13 horas, por lo que no estará visible en Israel, pero desde la medianoche y hasta la madrugada del viernes será posible apreciar el fenómeno en todo el país, gracias a los pronósticos del clima que auguran un cielo despejado.
Cada 33 años la lluvia Leónidas alcanza un pico de intensidad denominado “tormenta de meteoros”, con una actividad superior al millar de meteoros por hora. La última vez que ocurrió fue en 1998 y desde entonces la intensidad del evento disminuye gradualmente.
Estas tormentas de meteoros tienen registros comprobables desde el año 1799, cuando el cartógrafo estadounidense Andrew Ellicott dormía en un barco frente a la costa de Florida y sus marineros lo despertaron con fuertes golpes en su camarote para advertirle sobre un espectáculo inolvidable. “Fue asombroso y aterrador, es como si todo el cielo se hubiera iluminado de cohetes que volaban en todas direcciones, y temía que alguno cayera sobre nuestra nave”, escribió Ellicott en su diario del 12 de noviembre. En 1833 la escena se repitió y se replicó en los principales periódicos del mundo.
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El desierto del Negev, con una oscuridad ideal para observar fenómenos astronómicos.
(Yaniv Cohen)
Sin embargo, aunque con menos precisiones, hay testimonios todavía más antiguos que se podrían relacionar con la lluvia de meteoros Leónidas. En su libro “Haciendo historia” el escritor Ran Levy asegura que el historiador musulmán Al Dahabi describe una noche extraña ya en el año 1202: “Las estrellas no estaban tranquilas por la noche, volaban en el cielo como enjambres de langostas. Muchas personas parecían aterrorizadas, comenzaron a caer de rodillas y oraron a Dios”, dejó asentado hace más de 800 años.
Un historiador portugués también describió un evento similar en 1366: “Fue un movimiento de estrellas que nunca vi. A partir de la medianoche las estrellas empezaron a moverse en todas direcciones, en cantidades tan grandes y con tal densidad que el cielo parecía incendiado. Quienes vieron esta obra se llenaron de miedo, estaban convencidos de que el mundo se acabaría”.
