Una nueva película palestina, que incluye imágenes de desnudos frontales, ha provocado indignación en el mundo árabe, y algunos han llamado a boicotear el proyecto.
El thriller "El salón de Huda", dirigido por el cineasta palestino Hany Abu-Assad, se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Toronto el año pasado y sorprendió a muchos con escenas gráficas de desnudez.
En la película, la actriz Maisa Abd Elhadi de Nazareth aparece completamente desnuda junto al actor Samer Bisharat, quien también está completamente desnudo en la escena.
Aunque fue aclamada por la crítica en Toronto, ahora que la película ha recorrido festivales en el Medio Oriente el público se ha quedado menos que entusiasmado, con elementos conservadores acusando a los creadores de profanar el Islam y desvirtuar la lucha contra "la ocupación israelí".
La escena, que no incluye relaciones sexuales, muestra cómo los servicios de seguridad israelíes reclutan informantes mediante el chantaje sexual.
La película gira en torno de una joven madre de Belén, que durante una visita a su peluquero es drogada por la dueña del salón, llamada Huda, despojada de su ropa y fotografiada con un extraño completamente desnudo.
Luego, Huda intenta obligarla a trabajar para el servicio de seguridad israelí, mientras que la Autoridad Palestina trabaja en el área para rastrear a todos los informantes.
Rim se encuentra atrapada entre los agentes de la ley locales que desean castigarla, el Shin Bet que la sigue chantajeando y su esposo y familia separados que la repudiaron.
La película parece criticar a la sociedad palestina conservadora, su liderazgo y a los servicios de seguridad israelíes por usar tácticas poco éticas.
Después de que la película se estrenara en el Festival de Cine de Mujeres de Beirut, fue criticada por su contenido "pornográfico" y provocó respuestas desfavorables de los funcionarios palestinos.
"El problema no es la historia o la idea, sino la forma en que se ejecutó. No es necesario presentar estas imágenes con tanto detalle, por ejemplo, cómo está sedada y cómo le quitan la ropa", dijo el activista social Fouad al-Hofash en su página de Facebook.
“La entidad sionista (Israel) no ha sido capaz de pervertir la imagen de la sociedad palestina a lo largo de los años de la forma en que se hizo en esta película malvada que mancilla a los héroes palestinos. Esta es una tergiversación de la imagen de nuestra sociedad”, escribió otro usuario de las redes sociales.
El Ministerio de Cultura Palestino también se aseguró de mantenerse alejado de “Salón de Huda” y escribió en un comunicado que “el equipo de la película presentó una versión diferente de la película, que no incluye las escenas inmorales. La película viola la imagen del pueblo palestino y va en contra de sus principios”.
"La película viola la imagen del pueblo palestino y va en contra de sus principios”.
Ministerio de Cultura de la Autoridad Palesetina
Mientras tanto, el Ministerio de Justicia de la Autoridad Palestina, el Waqf (una dotación islámica de bienes que se mantienen en fideicomiso y se utilizan con fines benéficos o religiosos) y otras organizaciones islámicas se unieron para exigir el boicot a la película y dijeron que las imágenes presentadas "contradicen los valores religiosos, morales y culturales del pueblo palestino".
Agregó que "la película ofensiva debe ser retirada, impedida de ser proyectada y todos los participantes en este crimen moral deben ser llevados ante la justicia".
Una declaración similar fue emitida por la Autoridad de Cultura y Juventud de la Franja de Gaza, que exigió una acción decisiva contra los creadores.
“La película infringe la lucha del pueblo palestino. Esta tergiversación trata el tema de contactar a la ocupación de una manera incorrecta y ofensiva, faltan los hechos. La película destaca el papel de la ocupación y sus formas de explotar a los palestinos. No tiene hechos reales y no tiene nada que ver con la realidad. Hacemos un llamado a los funcionarios y a la sociedad civil para que lo boicoteen”, dijeron los gobernantes de Hamás en Gaza en un comunicado.
Como resultado de la protesta pública, los actores Abd Elhadi y Awad habrían recibido mensajes amenazantes.
El director, por su parte, dijo que la tarea básica de un cineasta es plantear preguntas más que dar respuestas. “La historia que se cuenta en la película es real, la inteligencia militar israelí usó salones de belleza para convertir a las mujeres palestinas en informantes. Es tarea del cineasta discutir varios aspectos del tema”, dijo Abu-Assad citado por medios árabes.
Agregó que "el gran desafío de la película no era decir abiertamente quién es la víctima y quién el agresor. No es imposible que la que consideras agresor sea la víctima misma".
