El pasado martes, justo antes del seder de Pascua, el restaurante Prism del chef Gal Ben-Moshe recibió por cuarto año consecutivo una estrella Michelin, uno de los más altos honores del mundo culinario.
Aunque el establecimiento sólo tiene cinco años y la capital alemana sólo cuenta con 23 restaurantes con estrellas Michelin en total, el cocinero israelí, que también dirige el restaurante de alta gama Pastel, en Tel Aviv, sigue considerando la noticia un tanto agridulce.
Durante los últimos cuatro años, desde que recibió su primera estrella Michelin, no claudicó en su empeño de conseguir una segunda, y este año, su confianza en lograrlo era mayor que nunca.
"Siento que tengo que estar disculpándome y explicándolo todo el tiempo", comentó Ben-Moshe.
"Es muy difícil que la gente de fuera vea nuestra incesante aspiración a mejorar. Sé lo que hicimos para conseguir la primera estrella, y trabajo constantemente para mejorar, igual que progreso con la comida. Siento que quiero progresar con el reconocimiento y los premios, y al mismo tiempo sé que siempre habrá un año próximo", agregó.
El Prisma de Berlín es un restaurante íntimo que sólo acoge de 18 a 24 comensales por velada, y está dirigido por el chef Ben-Moshe y su pareja, Jackie Lawrence, que ejerce también de sumiller del restaurante. La pareja cuenta con el apoyo de otros dos socios.
Un menú fijo con 18 componentes culinarios únicos cuesta al menos 350 euros por persona. La comida se abre con un surtido de panes y seis aperitivos, seguidos de cinco platos salados, un prepostre, un postre y tres patés. A pesar de la fachada discreta del restaurante, es difícil imaginar el exquisito viaje culinario que se desarrolla en su interior cada noche sin experimentarlo de primera mano.
"No quiero parecer desagradecido", explicó Ben-Moshe. "Esta estrella es el mayor cumplido en nuestro campo, sobre todo porque es la cuarta vez, y no es ningún secreto que siempre estamos empujando hacia adelante, y entiendo las reglas de cómo funciona, no estoy en contra. Pero queríamos más, íbamos más allá, y creíamos que este año llegaríamos por fin a las dos estrellas, pero no fue así, así que es una mezcla de alegría y decepción", agregó.
Los jueces escribieron sobre la estrella Michelin de Prism: "Los platos se basan en materias primas excelentes, interesantes y abundantes en contrastes de sabores. Más allá de la variedad culinaria presentada, lo que realmente impresiona es el toque tan personal del chef que no se encuentra en ningún otro sitio".