Aunque la participación de China en la economía israelí ha crecido en gran medida durante la última década, particularmente en lo que respecta al sector tecnológico local, un nuevo estudio indica que el pico de las inversiones chinas se produjo en 2018 y ha estado en declive en los últimos dos años.
El estudio, elaborado por el doctor Doron Ella para el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional, reveló que entre 2014 y 2018 hubo un aumento constante de las inversiones chinas, especialmente en el sector tecnológico, tanto en el número de inversiones como en su volumen, pero que la tendencia se revirtió después de alcanzar ese máximo y las inversiones comenzaron a disminuir, lo que indica un cierto freno a la penetración de China en la economía israelí, similar a la disminución de las inversiones globales globales de China.
Las razones del declive, según Ella –investigador del programa de China en el INSS y becario postdoctoral en la Universidad de Toronto– se atribuyen a un cambio de prioridades dentro de la propia China, a las consecuencias de la pandemia de COVID-19 y a un aparente cambio en el ecosistema de inversión israelí vinculado con la presión política estadounidense. El estudio, que examinó 463 acuerdos de inversión, fusiones y adquisiciones de empresas israelíes por empresas chinas (incluidas empresas de Hong Kong) entre 2002 y 2020, indica que, si bien las empresas estatales tendían a invertir en proyectos de infraestructura, empresas privadas o de capital de riesgo, las empresas respaldadas prefieren invertir en nuevas empresas tecnológicas israelíes. El estudio encontró que las inversiones de China constituían un poco menos del 10% del capital extranjero total invertido en Israel, muy por detrás de las inversiones de Estados Unidos y Europa.
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El cuadro –elaborado en inglés en el estudio original– muestra la evolución de las inversiones chinas en Israel entre 2011 y 2020.
(Gentileza)
Según el estudio, las inversiones chinas aumentaron gradualmente durante las últimas dos décadas, y especialmente a partir de 2014, y la mayor parte del dinero se destinó al sector tecnológico (449 acuerdos con una valoración reportada de $ 9 mil millones, de un total de 463 acuerdos por valor de $ 19,4 mil millones). Ella enfatizó que las sumas invertidas en el sector tecnológico no siempre se informan de manera transparente y que, a menudo, la suma informada de una determinada ronda de financiación incluye el capital recaudado de varios inversores agrupados, lo que sugiere que las cifras reales pueden ser significativamente más altas que las registradas en las bases de datos en las que se basó su estudio (IVC, Crunchbase e informes de medios locales e internacionales).
Las cifras de Ella muestran que el 53% de las inversiones totales en Israel por empresas chinas entre 2002-2020 fueron realizadas por empresas estatales (que representan sólo el 5% del número de acuerdos) ya que las empresas gubernamentales invierten principalmente en grandes proyectos de infraestructura. Se descubrió que las empresas de propiedad privada invierten principalmente en tecnología, lo que representa el 34% del volumen total de inversión. El estudio señala que el volumen relativamente pequeño de inversión de los fondos de capital de riesgo se puede explicar en virtud del hecho de que dichos fondos a menudo invierten en pequeñas empresas emergentes que requieren sumas de inversión relativamente modestas.
Según Ella, la disminución en el número y el volumen de transacciones con China puede ser una advertencia por parte de las empresas chinas cuando se trata de inversiones extranjeras a la luz de las nuevas restricciones gubernamentales sobre los gastos de capital de China y la mayor supervisión del Partido Comunista de las inversiones y adquisiciones de empresas chinas en el exterior, así como la caída de la liquidez de capital en el sector financiero chino y la consiguiente restricción de capital para inversiones extranjeras. También es posible que Beijing haya retrocedido las inversiones en Israel tras concluir que el gobierno israelí está bajo la presión del gobierno de los Estados Unidos, que es crítico con las inversiones extranjeras de China, así como el establecimiento de una nueva agencia gubernamental para supervisar la inversión extranjera que comenzó su trabajo en enero de 2020.
Ella concluyó su estudio señalando que es difícil llegar a conclusiones a largo plazo basadas en datos de dos años, y que se necesitaría más tiempo para determinar si realmente las inversiones chinas en Israel se han detenido. Él enfatiza que “Israel debe examinar a fondo y consistentemente las inversiones extranjeras para asegurarse de que China, o cualquier otro país, no obtenga el control de la infraestructura estratégica, especialmente en los campos del agua y la energía. Además, Israel debe actualizar los campos que caen bajo el ámbito de la agencia de supervisión de inversiones extranjeras y reforzar el trabajo de la agencia, y al mismo tiempo examinar la adición de subsectores de la industria tecnológica, como chips y semiconductores, ciertos subsectores de ciencias de la vida. y software y TI bajo la responsabilidad de la agencia".
“Reforzar la agencia de supervisión oficial de Israel ayudará a generar confianza con los estadounidenses, que poseen un mecanismo propio sofisticado y actualizado y tienen el objetivo de fortalecer mecanismos similares en otros países desarrollados. Para concluir, la instantánea proporcionada, aunque respaldada por datos, ofrece sólo una parte del panorama general, en el que las inversiones constituyen apenas una dimensión de las relaciones económicas generales, que más allá de su valor financiero están estrechamente vinculadas con la tecnología, los datos y la estrategia. Para navegar adecuadamente en el complejo escenario que presenta tanto a su aliado estratégico como a un importante socio comercial, Israel debe establecer una representación precisa y confiable de su actividad de mercado y la participación de la superpotencia en ella ”, concluyó Ella.
