Este jueves, el reputado científico Avi Loeb, director del Departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard, publicó un ensayo en el que analiza el paso de un extraño bólido por el Sistema Solar en octubre de 2017. A lo largo de 272 páginas, el físico israelí plantea la posibilidad de que se haya tratado de una señal de vida extraterrestre. "Si tengo razón, es el mayor descubrimiento de la historia de la humanidad", afirmó.
El ensayo, titulado La primera señal de vida inteligente extraterrestre, este especialista de agujeros negros explica cómo se desarrolló la detección de Oumuamua, un objeto con forma de cigarro que pasó a toda velocidad y relativamente cerca de la Tierra y el resto de los planetas vecinos.
Oumuamua, que significa “mensajero” en hawaiano (isla desde la cual fue detectado el bólido con el telescopio Pan-STARRS1), medía 400 metros de longitud y 40 de ancho. Su aceleración era tan elevada que solo podía proceder de una estrella distante, por lo que, a priori, ya se trataba del primer objeto detectado proveniente de otro sistema estelar.
Tras haberlo calificado de asteroide, un equipo de la Agencia Espacial Europea estimó que lo más probable era que fuera un cometa. Sin embargo, esta hipótesis no satisfizo a Loeb, puesto que, según él, no permitía explicar la aceleración excesiva del objeto, ni su insólita forma, ni el hecho de que al pasar no dejara detrás ninguna estela de gas o polvo.
Junto a otro investigador de Harvard, firmó un artículo en la revista Astrophysical Journal Letters, adelantando la teoría de que Oumuamua solo podía ser una sonda propulsada por una civilización extraterrestre. Su publicación fue muy criticada, pero para Loeb el "debate se prolonga debido a la falta de pruebas tangibles".
"No se puede sino constatar que el fenómeno fue y continúa siendo una anomalía", asegura el físico israelí, quien defiende su hipótesis sobre este primer visitante interestelar jamás identificado.
Loeb aboga por ampliar el campo de investigación sobre posible vida extraterrestre, más allá del estudio sobre un posible microbio en Marte, objetivo de la misión Perseverancia de la NASA, que aterrizará sobre el planeta rojo el 18 de febrero de este año.