Amazon financiará una investigación de la Universidad de Columbia.
Amazon financiará una investigación de la Universidad de Columbia.
Yonatan Popper
Amazon financiará un estudio de la Universidad de Columbia.

La ambición de los gigantes tecnológicos pone en riesgo la calidad de la enseñanza universitaria

Amazon, la multimillonario compañía estadounidense de comercio electrónico, financiará investigaciones de la Universidad de Columbia. Pero no es la única. Los gigantes tecnológicos y su influencia en el debate público mediante colaboraciones a institutos académicos.

Viki Auslender, - Adaptado por Juan Martín Fernández |
Published:
El anuncio de la Universidad de Columbia el mes pasado, de que estaba lanzando un nuevo centro de investigación de inteligencia artificial (IA) patrocinado por el gigante tecnológico Amazon, no recibió demasiada atención. Según la decana de Columbia Engineering, Mary C. Boyce, Amazon le proporcionará a la institución académica unos 5.000.000 de dólares durante los próximos cinco años; inversión que “hará avanzar la IA de una manera responsable, efectiva y beneficiosa para la sociedad”.
La colaboración por parte de la empresa dirigida por Jeff Bezos no sóo promoverá la investigación, sino también "programas de educación y divulgación". Amazon admite plenamente que no está interesado simplemente en proporcionar apoyo financiero para la investigación, sino también en promover la enseñanza. Sin embargo, los tipos de conocimiento que desea difundir son una incógnita.
3 צפייה בגלריה
Amazon financiará un estudio de la Universidad de Columbia.
Amazon financiará un estudio de la Universidad de Columbia.
Amazon financiará un estudio de la Universidad de Columbia.
(AFP)
Por supuesto, Amazon no es la única empresa gigante que busca aprovechar las donaciones a institutos académicos para intereses comerciales a largo plazo. Ni siquiera es el primer gigante tecnológico en hacerlo. Pero su entrada en el campo brinda una buena oportunidad para preguntarse por las ramificaciones de los vínculos entre los cuerpos académicos que afirman ser puros y libres de intereses y sus patrocinadores financieros.
Investigación con respaldo cuestionable
La entrada de dinero empresarial en campos de investigación controvertidos siempre ha suscitado preocupaciones. En las décadas de 1950 y 1960, fueron las grandes empresas tabacaleras las que invirtieron miles de millones en universidades y centros de investigación para producir estudios académicos sobre por qué fumar o el humo de segunda mano no era un problema para la salud, o que no existía un vínculo entre fumar y diversas enfermedades.
En los años 80 y 90, el mismo modelo fue adoptado por las empresas energéticas, que lo utilizaron para construir las bases de la negación del cambio climático. Las enormes cantidades de capital que las empresas invirtieron en los cuerpos de investigación les permitieron dar forma a la ciencia de tal manera que produjeran tantos estudios como fuera posible que enfatizaran la falta de certeza sobre el cambio climático y ayuden a argumentar que el calentamiento global provocado por el hombre no era más que una teoría. En el medio, siempre hubo empresas de alimentos que intentaron poner freno a la ciencia para minimizar los riesgos del consumo de azúcar o los peligros de los alimentos procesados.
3 צפייה בגלריה
Amazon financiará una investigación de la Universidad de Columbia.
Amazon financiará una investigación de la Universidad de Columbia.
Amazon financiará una investigación de la Universidad de Columbia.
(Yonatan Popper)
En retrospectiva, está claro que el dinero invertido por las empresas tabacaleras y energéticas en estudios académicos les sirvió para ayudar a manipular al público con el fin de garantizar enormes ganancias sin tener en cuenta los peligros para la salud. Las lecciones aprendidas de las décadas anteriores son evidentes en la disposición de las instituciones académicas a aceptar más dinero de tales empresas. Cuando Philip-Morris anunció en 2018 que estaba lanzando un fondo de investigación que entregará mil millones de dólares en 15 años, una larga lista de investigadores, científicos y médicos se pronunció en contra de aceptar fondos de una compañía cuyos productos matan a millones de personas al año. Es un buen comienzo, pero es solo el comienzo.
Pequeñas sumas, un gran impacto
En los últimos años, los gigantes de la tecnología se han unido a las filas de las compañías que interfieren en la comunidad científica, e incluso algunas en organizaciones sin fines de lucro, con sumas pequeñas pero bien dirigidas. A primera vista, es difícil señalar el beneficio que buscan al cortar los cheques, pero lo más probable es que esté ahí esperando ser cobrado.
Hay muchos ejemplos y Amazon es sólo el más reciente. En julio pasado, IBM anunció que estaba otorgando a Notre Dame $20.000.000 de dólares para establecer un laboratorio de ética. A su vez, el año pasado se reveló que la Universidad de Oxford recibió $17.000.000 de libras esterlinas de Google, en parte para financiar investigaciones sobre la ética de la inteligencia artificial y la responsabilidad pública de las empresas de tecnología.
3 צפייה בגלריה
IBM anunció que estaba otorgando a Notre Dame $20.000.000 de dólares para establecer un laboratorio de ética.
IBM anunció que estaba otorgando a Notre Dame $20.000.000 de dólares para establecer un laboratorio de ética.
IBM anunció que estaba otorgando a Notre Dame $20.000.000 de dólares para establecer un laboratorio de ética.
(Foto: MuyComputerPRO)
Facebook, a su vez, lanzó una campaña gigante para financiar 60 proyectos de investigación en 30 instituciones para examinar el impacto de las redes sociales en la democracia. Al mismo tiempo, donó 7.500.000 dólares para el establecimiento de un centro de ética informática en Múnich.
A principios de esta semana, un estudio realizado por un investigador de la Universidad de Toronto reveló que más de la mitad de las facultades que se ocupan de la inteligencia artificial en cuatro universidades líderes reciben fondos de grandes empresas de tecnología, incluidas Alphabet, Amazon, Facebook, Microsoft, Apple, Nvidia, Intel, IBM, Huawei, Samsung, Uber, Alibaba, Element AI y OpenAI de Elon Musk.
El problema es que no todas las donaciones son transparentes. En julio pasado, el New York Times reveló que el Global Antitrust Institute, una parte de la Facultad de Derecho Antonin Scalia de la Universidad George Mason en Fairfax, Virginia, que a menudo acoge a reguladores y jueces de todo el mundo en sus funciones, ha recibido de Google, Amazon y Qualcomm. Si bien las sumas son pequeñas en comparación con las enormes cantidades disponibles para los gigantes tecnológicos, para los institutos de investigación y las universidades son sustanciales, especialmente en comparación con las subvenciones del gobierno por las que compiten ferozmente. De esta manera, con contribuciones mínimas pero precisas, los gigantes tecnológicos adquieren acceso e influencia sobre la conformación del conocimiento colectivo en torno a temas tan críticos como la competencia, las tecnologías éticas y el impacto social y político a largo plazo.
¡Los investigadores despiertan!
A pesar de que los gigantes tecnológicos están comprando influencia sobre temas sociales que son de importancia crítica, sus relaciones con los organismos de investigación están casi libres de críticas, principalmente debido al hecho de que no existen reglas establecidas para proteger la integridad científica en tales situaciones. No hay duda de que las empresas de tecnología deberían participar en la discusión sobre la configuración del entorno regulatorio y los marcos éticos dentro de los cuales desarrollan nuevas tecnologías. Pero estos organismos, tanto los gigantes tecnológicos como los centros de investigación, deben llevar a cabo el diálogo en un espacio transparente, no corrompido por el dinero que han distribuido varios interesados.
Las grandes petroleras y las grandes tabacaleras y ahora también las grandes tecnológicas operan dentro de las limitaciones de la ley, y todo el dinero que aportan está permitido. Pero cuando los organismos de investigación se ven seducidos para que acepten su dinero, ensombrecen el ya elusivo concepto de integridad científica. No importa cuánta libertad académica prometan los donantes, cuando se trata de dinero siempre hay una forma de presionar a los investigadores para que sirvan a los intereses financieros.
Comentarios 0