La policía de Singapur llevó a cabo pruebas con drones desarrollados por la compañía israelí Airobotics para hacer cumplir las medidas de distanciamiento social destinadas a contener la propagación de COVID-19. Los artefactos pesan unos 10 kilogramos y están programados para rastrear anomalías, tales como reuniones de gente, y transmitir las imágenes a la policía.
La prueba de tres meses y medio tiene lugar en un parque industrial del oeste de la ciudad de Singapur, y es la primera vez que drones comerciales son autorizados a volar sobre una gran metrópolis, contaron fuentes de la compañía.
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Empleados de Airobotics, compañía israelí que desarrolló drones probados por la policía de Singapur.
(Reuters)
“Específicamente en el caso del coronavirus, lo que estamos haciendo es asistirlos a que puedan mantener la normalidad de las operaciones”, señaló Ran Krauss, director ejecutivo y cofundador de Airobotics. “La pandemia creó una situación en la que es difícil para la policía mantener sus operaciones”, agregó.
Según uno de los ingenieros de robótica de la Agencia de Ciencia y Tecnología de Singapur, los drones pueden identificar ubicaciones y 'hacer zoom' en áreas que podrían ser inalcanzables para oficiales de a pie o en vehículos.
Airobotics, que recaudó 120 millones de dólares en fondos para desarrollo, contó que había invertido unos 100 millones en estos drones. Hasta ahora el destino de los artefactos fue la agencia singapurense y el uso comercial e industrial tanto en Israel como en Estados Unidos.
La compañía israelí se encuentra probando, junto a Singapur, nuevas funcionalidades para los artefactos, entre ellas su uso para el traslado de desfibriladores hacia lugares de difícil acceso donde se los requiera. Airobotics contó además que el uso de la tecnología para supervisar el distanciamiento social aún se encuentra en estudio.
La pequeña nación isleña, conocida por sus leyes estrictas y vigilancia generalizada, se ganó tempranamente los elogios por contener la propagación del virus. Pero luego, la aparición de brotes masivos en los dormitorios hacinados de trabajadores migrantes, obligó a una nueva serie de medidas para contener la pandemia.