Información incorrecta, fake news, deep fake. En los últimos años estos conceptos no pasaron desapercibidos y se convirtieron en materia de debate.
Donald Trump, el presidente de los Estados Unidos, difundió el término fake news en su lenguaje para denunciar a medios de comunicación, compañías tecnológicas y plataformas. Y a eso se le sumó una amenaza más avanzada: el deep fake, una tecnología que permite falsificar material audiovisual.
"Hoy las noticias reales compiten contra los videos de gatos", explica Sam Stewart, periodista independiente y especialista en medios tecnológicos, que se ocupa de capacitar a colegas y agencias de noticias que combaten la desinformación digital. "Debemos asegurarnos no solo de que las noticias que publicamos sean verdaderas, sino que las historias cumplan con las expectativas de nuestros lectores. Si mantenemos las noticias objetivamente exactas, pero también interesantes, ganaremos esta competencia", asegura en una entrevista con Ynet.
-¿Cómo evolucionaron las fake news?
-No es un término nuevo, pero hay dos grandes diferencias entre lo que implicaba en el pasado y hoy. La primera es la tecnología: hace 20 años un software como Photoshop era costoso y es una herramienta que exigía un conocimiento profundo para su utilización. Hoy en cuanto se ingresa a Snapchat se puede insertar automáticamente una cabeza de un perro a un humano. Y el deep fake lo utilizaba Hollywood hace 20 años, pero hoy cualquiera puede hacerlo con un software simple. Y la segunda diferencia está relacionada a las redes sociales, el canal por el que muchas personas acceden a las noticias.
-¿En qué afecta que el acceso a las noticias sea a través de las redes?
-Cuando alguien comparte un enlace a un artículo, naturalmente asociamos nuestro grado de confianza en esa persona con el contenido que comparten. Y eso es un problema. No se accede a la noticia por la puerta principal, sino por una puerta lateral.
Stewart llegó a Israel como parte del programa de oradores de la Embajada de los Estados Unidos, en el cual expertos estadounidenses de diversos campos dan conferencias y se reúnen con expertos israelíes para fomentar el intercambio de conocimientos entre los países.
Su visita incluyó reuniones con periodistas israelíes, pero también con estudiantes de secundaria. "En una sala de algo así como 60 estudiantes, todos conocían las herramientas digitales más novedosas y sabían acerca de metadatos. Aquellos que nacieron en la era digital ya están más informados sobre estos temas", aseguró.
-¿Qué tanto preocupa el uso de deep fake en Estados Unidos en el período previo a las elecciones presidenciales de 2020?
-La academia está dividida: para algunos será un problema real, para otros no tanto. No tengo una bola de cristal, es difícil para mí adivinar qué será. Pero puedo decir que me estoy preocupando porque los diversos factores implicados pueden provocar un verdadero problema de información. En los últimos cinco años la tecnología en esta área se ha acelerado exponencialmente, por lo que hoy ya no necesita expertos, no necesita una potencia informática increíble, incluso el software y los algoritmos son de código abierto. Pero para mí es mucho más preocupante la distribución de información errónea, porque cuando se vuelve viral y está en la red, es casi imposible combatirla.
-¿Es esta una batalla perdida?
-Obviamente no pienso de esa manera, de lo contrario no haría lo que hago. En los Estados Unidos, Europa occidental e incluso Israel, es una cuestión menos preocupante porque la gente ya está mejor informada. El problema es más grande en países donde la gente no tiene idea qué es una deep fake. Entiendo que tal vez no lleguemos a esa persona mayor de 65 años que comparte todo lo que lee en Facebook, pero si podemos alcanzar una conciencia pública amplia, funcionará y estaremos en una mejor posición.
