Si hay algo que se puede decir con certeza sobre 2021 es que probablemente será mejor que el año anterior. Como uno de los peores años de la historia, 2020 se sumará a otros años de dificultades como 133 a. C., 136 d. C. 1346, 1933, 1945, 1968, y fácilmente derrotará a 2001 y 2016 como el peor año del siglo XXI.
Con una posibilidad real de superar la crisis del coronavirus (COVID-19) en el primer trimestre (especialmente si el Ministerio de Salud israelí deja de obstaculizar la dispensación de vacunas por parte de las clínicas de salud y les permite hacerlo en paz), con Donald Trump fuera de la Casa Blanca y el presidente electo Joe Biden, y la posibilidad de que se comprometan importantes recursos globales para combatir el cambio climático, uno puede esperar que 2021 no sea tan malo. Incluso hasta podría ser un año relativamente bueno.
Aunque se espera que la mayor parte de nuestras vidas mejoren, de alguna manera el 2021 será al menos tan malo, si no peor, que el 2020. Las siguientes son algunas tendencias tecnológicas que no se espera que mejoren este año que acaba de empezar.
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Agentes de policía hacen cumplir el toque de queda en Berlín en la víspera de Año Nuevo.
(AFP)
1. Los gigantes tecnológicos seguirán fortaleciéndose y actuando de forma agresiva
En las últimas semanas, surgieron varias demandas e investigaciones importantes relacionadas con los gigantes tecnológicos de Estados Unidos, que abordan la política antimonopolio y la privacidad del usuario. Los reguladores ahora tienen a Google, Facebook, Amazon e incluso a Apple en la mira.
A pesar de todo, pasarán años antes de que esas demandas den sus frutos, e incluso si las demandas similares en varios países se acumulan hasta un punto que obligará a las empresas de tecnología a cambiar la forma en que hacen negocios e incluso llegar a bajar sus ingresos; seguirá siendo un proceso lento y estirado. Se espera que la administración Biden complique la vida de las empresas de tecnología, pero será más un maratón que un sprint.
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Los gigantes de la tecnología seguirán haciendo lo mismo, más allá de los intentos de regulación.
Parece que en el próximo año, al menos por el momento, no hay nada que represente una amenaza significativa para los gigantes tecnológicos. Continuarán recopilando información, actuando de forma agresiva e intimidando a sus usuarios, dificultando y atando las manos a sus competidores, y siendo desagradables en general. A pesar de todas las dificultades de 2020, las grandes empresas tecnológicas están saliendo más fuertes que nunca: la pandemia les fue bien, mientras que el resto de la economía en general decayó. Hoy en día, las grandes empresas de tecnología son más poderosas, más ricas y más influyentes que el año pasado, y en 2021 se espera que se superen y se vuelvan aún más dominantes.
2. Se seguirán pirateando los sistemas informáticos y se filtrará información
El año 2020 comenzó y terminó con dos casos monumentales de información filtrada y ataques de piratería en Israel. La violación de información de la aplicación Elector del Partido Likud, por un lado, que revela información de los votantes, y la violación de los sistemas informáticos de la compañía de seguros israelí Shirbit, por el otro, convirtió 2020 en un circo mediático sin precedentes.
hubo varias otras violaciones de datos importantes, como la del sistema de salud europeo que detuvo el lanzamiento de las vacunas de COVID-19, la violación de los sistemas computarizados en la empresa cibernética FireEye que llevó al robo de datos o el ataque a SolarWinds, un grupo de TI que reveló información de sus clientes, incluidos los del Servicio Secreto Estadounidense, la NASA, Microsoft y MacDonald's.
La mayor parte del robo de datos ocurrió porque los sistemas no estaban protegidos y no estaban actualizados con el software más reciente, una falla humana básica. Si bien se espera que esas cosas cambien durante el próximo año, muchas organizaciones ahora se están dando cuenta de que no estaban protegidas adecuadamente y necesitan reforzar su seguridad. El año 2021 verá más ataques de piratería, y los éxitos de 2020 sólo aumentarán el apetito de los piratas informáticos, que ahora buscan objetivos más prominentes y seductores.
3. La tecnología seguirá frustrando las elecciones
En los últimos dos años, Israel ha tenido más elecciones que las que corresponden. Pero la próxima cuarta elección será diferente, ya que tendrá lugar en medio de la pandemia, pues se votará en marzo. Significa que no habrá grandes mítines ni campañas en las calles ni en las plazas públicas.
El sector digital, que ha sido un factor significativo en elecciones anteriores, ahora se convertirá casi en el único actor, y su capacidad de ser manipulado para estropear los resultados de las elecciones sólo aumentará. Si las últimas elecciones fueron todo acerca de la aplicación Elector pirateada, esta vez será Elector con esteroides. Tan discutible como fue para el Partido Likud, la aplicación Elector proporcionó los productos para el Likud, y otras partes se dieron cuenta.
El Likud seguramente volverá a usar la aplicación Elector, o una aplicación diferente para estimular a los votantes, ampliar su uso y convertirlo en una parte clave de la campaña. Se espera que otros partidos tomen medidas similares. Aplicaciones como Elector recopilan información de los votantes para influir en ellos mediante el uso de herramientas persuasivas durante el transcurso de la campaña y para llevar a la gente a las urnas el día de la votación (o hacer que los votantes de los partidos de oposición se queden en casa).
El poco tiempo transcurrido desde las elecciones anteriores coloca a los partidos en una excelente posición de partida en lo que respecta al acceso a la información personal, y la utilizarán para incrementar los esfuerzos de recolección de datos y crear campañas más efectivas y enfocadas para los votantes potenciales. y llevar a la gente a las urnas el día de la votación (o hacer que los votantes de los partidos de oposición se queden en casa).
En las elecciones presidenciales de Estados Unidos, las noticias falsas se difundieron por canales oficiales, y en el centro estaba el presidente Donald Trump, quien jugó un papel clave en la formación de la opinión pública sobre la campaña electoral. La afirmación de Trump de que los resultados de las elecciones fueron fraudulentos atrajo una atención significativa de los canales de medios tradicionales y las redes sociales, a pesar de que carecen de fundamento y fueron rechazados por los tribunales. La verdad ya no importa.
4. Los países seguirán utilizando la tecnología para reprimir a los ciudadanos y violar los derechos humanos.
La pandemia de coronavirus dio a muchos países lo que querían: una excusa que justificaría penetrar o ampliar el uso de tecnologías invasivas para exigir el control gubernamental sobre sus ciudadanos. ¿Qué podría ser más justificable que proteger o salvar vidas? China, que no es exactamente un ejemplo destacado de derechos humanos, se convirtió en el país más destacado en ese sentido. Ya ha creado un estado policial activo en la región de Xinjiang, como parte de sus esfuerzos por reprimir a la población uygur, y la pandemia proporcionó la excusa perfecta para que el país amplíe sus esfuerzos para hacerlo.
El reconocimiento facial, los macrodatos, la inteligencia artificial, el seguimiento biométrico e incluso una aplicación móvil son medios justificados para limitar la propagación del virus, y China pudo controlarlo. Sin embargo, la naturaleza de estas invasiones de privacidad es que se arraigan y no desaparecen simplemente cuando ya no son necesarias. Incluso después de que termine la campaña mundial de vacunación, se puede apostar a que muchos de esos métodos permanecerán activos en China, mientras que se seguirán utilizando actividades similares de otros países, pero por razones menos justificables que detener la pandemia.
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El presidente chino Xi Jinping durante una visita al laboratorio que desarrolla una vacuna contra el coronavirus en China.
(EPA)
Israel, que se apresuró al comienzo de la pandemia para adoptar tales métodos de vigilancia por parte de la agencia de seguridad israelí Shin Bet para tratar de detener la propagación del virus, no tiene nada de qué jactarse. El uso de esos medios contra civiles inocentes, de una manera tan generalizada y expansiva, cruzó la línea y sugiere lo que se puede hacer en el futuro. Una vez que se elimine esta barrera psicológica, los intentos futuros adicionales de utilizar las herramientas del Shin Bet para propósitos más simples serán más fáciles y atrevidos. Es seguro decir que los volveremos a ver.
5. Los trabajadores esclavos seguirán fabricando nuestros teléfonos inteligentes
Antes de 2020, sabíamos que los trabajadores de la base de nuestra cadena alimentaria tecnológica no disfrutan de condiciones especialmente agradables. Horas largas, un salario vergonzoso, condiciones de vida y de trabajo patéticas: todo esto es parte de lo que aceptamos, incluso si no lo sabemos, cada vez que compramos relativamente barato un teléfono inteligente, una tableta o una computadora nueva.
El año 2020 se centró en el hecho de que la mayoría de los trabajadores de las fábricas en China no llegan a las fábricas por elección (ya que la gente pobre en los países débiles realmente no tienen otra opción), sino que son enviados allí por el Estado. En marzo, se reveló que las autoridades chinas habían obligado a la población ugyur a trabajar en fábricas que suministran productos o repuestos a empresas locales y occidentales. El trabajo se realiza bajo coacción, las personas son monitoreadas constantemente, y los uigures son separados en dormitorios separados y los transfieren entre fábricas en trenes especiales. Sus condiciones de trabajo son similares a las de las órdenes militares, tienen prohibidas las costumbres religiosas y deben soportar el adoctrinamiento político.
Una de las empresas más destacadas que se beneficia de este servicio es Apple. Sus fábricas estaban entre las reveladas en marzo, y sólo esta semana el Washington Post informó que las fábricas de Lens Technology, que proporcionan pantallas de vidrio a los productos iPhone y otros dispositivos de Apple, emplearon a la fuerza a los uigures. Uno pensaría que Apple, que se considera una empresa liberal y progresista, estaría al frente de poner fin a esta práctica, pero la empresa ha estado presionando contra la ley estadounidense para limitar el trabajo forzoso.
Emplear trabajadores forzosos, o llamarlo por su nombre propio –esclavos– es un acto completamente inmoral y despreciable que toda empresa que descubra tal actividad debe terminarla inmediatamente, en cualquier instalación, incluso al precio de dañar significativamente y ralentizar su línea de producción. No soy lo suficientemente ingenuo como para creer que esto sucederá, pero uno puede esperar que alguien tome algún tipo de acción contra esto, aunque sólo sea apoyando inequívocamente una ley para poner fin a esta práctica. Las medidas tomadas por Apple muestran que esto nunca sucederá, e incluso si sucede, estaremos hablando de un problema complicado que no se resolverá aprobando una ley o dos.
Esto significa que, si compra cualquier dispositivo electrónico en 2021, debe darse cuenta de que fue creado, al menos en parte, por esclavos.
