Decenas de activistas tailandeses fueron blanco del controvertido software espía israelí conocido como Pegasus durante el apogeo de las intensas protestas antigubernamentales, según un informe de un grupo internacional de derechos digitales.
Hace dos años, miles de personas se manifestaron masivamente en Bangkok, la capital de Tailandia, para reclamar mayores libertades civiles y una flexibilización de las estrictas leyes de lesa majestad que impiden cualquier crítica a la monarquía.
El informe del organismo canadiense de vigilancia de la ciberseguridad Citizen Lab, en colaboración con los grupos tailandeses iLaw y DigitalReach, identificó a unos 30 activistas, académicos, abogados y trabajadores de ONG -en su mayoría relacionados con organizaciones de derechos civiles- cuyos dispositivos móviles se vieron afectados.
"Las infecciones se produjeron entre octubre de 2020 y noviembre de 2021, coincidiendo con un periodo de protestas generalizadas a favor de la democracia, y se dirigieron predominantemente a figuras clave del movimiento prodemocrático", según señala el informe.
Creado por NSO Group, el software Pegasus puede extraer datos y activar cámaras o micrófonos una vez que se infiltró con éxito en un dispositivo móvil.
El informe no llega a afirmar quién está detrás del uso del programa espía, aunque señala que NSO Group sólo vende la tecnología a gobiernos.
La ONG tailandesa iLaw, en su propio resumen de los resultados, afirma: "Se puede concluir circunstancialmente que el uso de Pegasus contra disidentes sería un beneficio significativo para el gobierno tailandés".
Entre los objetivos, según Citizen Lab, se encuentran el abogado de lesa majestad Arnon Nampa, el líder de las protestas, Panusaya Sithijirawattanakul y el activista Jatupat Boonpattararaksa.
Panusaya está actualmente en libertad bajo fianza y se enfrenta a diez cargos de difamación real, mientras que a Jatupat se le denegó la libertad bajo fianza a principios de este año tras ser acusado también de insultar a la monarquía.
Los afectados fueron avisados en noviembre de 2021 cuando Apple les notificó que los ataques respaldados por el Estado tuvieron como objetivo sus dispositivos. Amnistía Internacional, tras una investigación independiente, condenó el hackeo.
"Estas nuevas revelaciones son un ejemplo impactante de lo bajo que pueden llegar a caer las autoridades para controlar la disidencia pacífica", explicó el tecnólogo Etienne Maynier.
"Vale la pena recordar que esto es sólo lo que se encontró hasta ahora, y la escala de los intentos de vigilancia podría ser mayor y más perjudicial", sumó.
Es el último caso de utilización del software israelí para vigilar a disidentes.
