La profesora Liad Mudrik, neurocientífica israelí de la Universidad de Tel Aviv, gano una beca de investigación concedida por la Unión Europea que asciende a 1,5 millones de euros.
Mudrik, que actualmente reside en Estados Unidos en un año sabático, recibió un correo electrónico anunciándole que había recibido la beca poco después de su llegada. Su investigación se centrará en Personalizar el inconsciente: una investigación cognitiva, neuronal y de desarrollo.
"Me levanté temprano porque tenía que irme a una conferencia académica", contó Modrik. "Entonces vi un mensaje de un amigo diciéndome que ya estaban los resultados de la beca. Abrí el correo y vi varios mensajes, tanto del gran comité como de la universidad, que me felicitaban. Tuve que respirar hondo varias veces para calmarme", recordó.
"Desperté a mi pareja, Guy, y a los niños e hice un montón de gofres porque quería celebrarlo con ellos antes de irme. Luego se lo conté a mis padres, a mi familia y a mis amigos de Israel", explicó.
"Es una ocasión muy feliz, es un objetivo por el que hemos estado trabajando durante meses porque la última vez no habíamos recibido la subvención, ya que la competencia es feroz. Hay que pasar dos etapas, la segunda es una entrevista con un panel de los mejores investigadores del campo", agregó.
Modrik pensaba que no lo había hecho bien. "Cuando salí, pensé en lo que debería haber dicho de otra manera, así que fue una sorpresa muy feliz para mí. Más allá de la sensación de logro, estoy aún más contenta de poder empezar mi investigación", sumó.
"Queremos estudiar la relación entre el procesamiento consciente, en el que entendemos conscientemente un estímulo que se nos presenta, y el procesamiento inconsciente, en el que no nos damos cuenta del estímulo, pero aun así procesamos sus características y podríamos cambiar nuestro comportamiento, como resultado", manifestó Mudrik sobre la investigación.
"Espero que el estudio permita comprender mejor el efecto que tiene nuestra conciencia y nuestra capacidad de procesar información sin ser conscientes de ello", afirmó.
"Es un campo interesante. Necesitamos descubrir procesos de los que no somos conscientes para entender cómo pensamos y actuamos. Los investigadores llevan intentando entender esto desde Freud, aunque a diferencia de él, nosotros investigamos cómo procesa nuestro cerebro los estímulos y no los estímulos en sí, que era lo que hacía Freud", remarcó.
Mudrik comentó que el dinero de la subvención le permitirá pagar al personal investigador, el equipo y los sujetos que participarán en el estudio.
"La investigación es, en primer lugar, 'ciencia básica', para ayudarnos a entender un fenómeno. Pero podría tener efectos en la forma en que enseñamos a otros y en la forma en que realizamos distintas tareas", agregó.
La profesora también confesó que se enamoró inmediatamente del campo de la neurociencia. "El cerebro no sólo hace funcionar nuestro cuerpo y nos mantiene vivos, también crea la realidad en la que vivimos, traduce los estímulos externos en señales eléctricas y las convierte en vista, olfato, sabor y emociones complejas", afirmó.
"Creo que es el mayor enigma al que nos enfrentamos: cómo hace el cerebro lo que hace y qué mecanismos hay detrás de estos procesos. Estas preguntas me inquietan, y disfruto cada momento al abordarlas, especialmente con los estudiantes de mi laboratorio", continuó.
La vida profesional de Mudrik podría haber tomado otro rumbo. Sirvió en el ejército como periodista para la Radio del Ejército y siguió produciendo y presentando programas mientras se embarcaba en sus estudios.
"Es cierto que hoy mi carrera principal es la académica, pero no abandoné la radio. Sigo presentando un programa en la Radio del Ejército. Tuve el privilegio de presentar un podcast en el que profundizábamos en cartas escritas por figuras clave de la historia y la cultura de Israel", explicó.
A pesar de la constante falta de sueño por las exigencias de su trabajo, Mudrik planteó que se topo con la brecha de género como mujer en la ciencia.
"Algunas de mis decisiones, como rechazar inicialmente los estudios posdoctorales en el extranjero por consideración a las necesidades de mi familia, son un ejemplo". "Tuve universidades maravillosas que no me trataron de forma diferente por ser mujer, pero también hubo algunos comentarios. Cuando gané la beca para mi puesto de posdoctorado había gente que decía que la decisión era dar la beca a una mujer", agregó.
Otros 29 investigadores israelíes recibieron la subvención de la UE, y 18 de ellos eran mujeres.
"Me alegró saberlo, claro, pero sigue habiendo diferencias de género, sobre todo en el número de mujeres que participan como profesoras titulares", cerró.
