A finales de 2022 se formó un nuevo gobierno israelí que traía consigo buenas noticias para el Estado y el pueblo de Israel: la vuelta a la estabilidad tras más de dos años de caos político. Hoy, menos de dos meses después de su creación, esta esperanza de estabilidad ha sido sustituida por vientos de guerra, una guerra contra la industria de alta tecnología. El nuevo gobierno ha puesto en su punto de mira a un nuevo enemigo: la alta tecnología israelí.
Es una afirmación dura, pero no hay otra manera de explicar la serie de decisiones y acciones tomadas por este gobierno desde su creación:
Una legislación que elimina la independencia del poder judicial, creando un nuevo Israel donde nada está protegido. Una nueva realidad que obligará a los directores generales y a los consejos de administración a constituir sus empresas y a trasladar su propiedad intelectual fuera de Israel para cumplir con su responsabilidad fiduciaria ante sus inversores.
Una decisión de comprometerse a fondo con una política, que no aplica ningún otro país del mundo, que niega a una cuarta parte de sus niños el acceso a cualquier estudio de matemáticas e inglés, las bases del conocimiento para la futura generación de la alta tecnología israelí.
Decisiones extrañas y desconcertantes para cancelar, eliminar, revertir y desviar recursos del avance de las infraestructuras de transporte, comunicaciones y educación, que son fundamentales para el futuro de la industria tecnológica en Israel.
Y, sobre todo, una creciente incitación salvaje en las últimas semanas por parte de miembros del gabinete y del parlamento israelíes, utilizando un lenguaje violento y racista para pintar a los empleados y líderes de la alta tecnología como la fuente de todo mal.
Todo esto y más me lleva a la inevitable conclusión de que el nuevo gobierno israelí está decidido a tirar al sector de la alta tecnología israelí debajo del autobús para justificar movimientos sin parangón en el mundo moderno y cuerdo de hoy.
En virtud de mi cargo, al frente de una empresa de 8.500 empleados en todo el mundo desde hace 10 años, visito con frecuencia nuestras oficinas en más de 35 países. Allá donde voy, siempre me inundan las peticiones de los funcionarios de los gobiernos locales para que me reúna con ellos, y siempre me preguntan: ¿cómo podemos ayudar?
En Israel, no sólo no hay cargos electos ocupados en encontrar formas de ayudar, sino que el Israel de 2023 es el único lugar del mundo donde los líderes de la alta tecnología no se sienten bienvenidos por el gobierno.
La alta tecnología es una de las industrias más complejas, rápidas y competitivas del mundo. Es una industria que exige dedicar cada hora del día y cada recurso disponible a la innovación, la creatividad y la respuesta rápida a la dinámica del mercado. Como dice el refrán, si te duermes, pierdes. Así pues, el mensaje enviado por la comunidad inversora internacional a los líderes de las empresas israelíes de alta tecnología es claro: no tienen el privilegio de trabajar en un entorno que permita la más mínima distracción a la hora de centrarse en sus mercados objetivo y en el éxito de su negocio.
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Trabajadores de alta tecnología protestan contra el plan de reforma judicial.
(Shaul Golan)
Y justo antes de que los políticos tomen este artículo y me apliquen a mí y a mis colegas una serie de diversos nombres despectivos, les sugiero que examinen detenidamente la composición humana de NICE y de otras empresas israelíes de alta tecnología. Creo que descubrirían que se trata de un entorno muy diverso, que alcanza la excelencia precisamente porque deja de lado cualquier consideración de religión, nacionalidad, raza o sexo, centrándose en cambio en las capacidades y el potencial de sus empleados.
Israel se enfrenta a muchos retos. El sector israelí de la alta tecnología y sus líderes se enfrentan a múltiples retos globales. Y aunque creo que puede que ya sea demasiado tarde, hago un llamamiento al nuevo gobierno para que haga un profundo examen de conciencia y dé marcha atrás rápidamente en sus decisiones, por la prosperidad de un Israel fuerte.
