Mientras se producen olas de calor sin precedentes en algunas zonas del planeta provocadas por la crisis climática, los científicos advierten de que el mundo se acerca a un punto climático sin retorno.
Un nuevo estudio reveló que los fenómenos meteorológicos extremos, como los incendios forestales y las sequías, pueden acelerar los cambios negativos en los sistemas ecológicos de la Tierra, que podrían colapsar mucho más rápido de lo que se pensaba.
Según el estudio, más de una quinta parte de los fenómenos ecológicos devastadores, como la fusión del permafrost ártico, el deshielo de la capa de hielo de Groenlandia y la repentina transformación de la selva amazónica en una sabana, se producirían mucho antes de lo previsto y podrían tener lugar incluso antes de 2040.
En climatología, el punto de no retorno es el momento en el que el clima no podría volver a su estado anterior. En ese momento, los sistemas naturales se colapsarían, desencadenando un peligroso efecto dominó que pondría en marcha una cadena de procesos conducentes a la devastación medioambiental en todo el mundo.
Utilizando modelos informáticos, un equipo de investigación británico, incluidos científicos de la Universidad de Sheffield, examinó cuatro sistemas ecológicos amenazados para comprender qué factores podrían conducir a un punto ecológico de no retorno. En determinados sistemas, la combinación de nuevos fenómenos meteorológicos extremos con tensiones preexistentes aceleró la llegada al punto de no retorno antes en más del 80% de las ocasiones.
Este escenario significaría que los sistemas ecológicos que se preveía que colapsarían a finales del siglo actual debido a la influencia de un único factor, como el aumento de la temperatura global, podrían colapsar en la próxima década. Por lo tanto, podría haber menos tiempo del que se pensaba en un principio para responder al cambio climático y a sus posibles consecuencias sociales y económicas.
En última instancia, según los investigadores, una "tormenta perfecta" de estrés sostenido por factores como el uso insostenible de la tierra, la expansión agrícola y el cambio climático -combinados con fenómenos extremos como inundaciones e incendios forestales- pondría rápidamente en peligro los sistemas ecológicos de todo el planeta.
El equipo examinó dos sistemas ecológicos, entre ellos la laguna de Chilika, en Odisha (India), y dos ejemplos de deforestación, como el colapso histórico de la civilización de la isla de Pascua (Rapa Nui). Este último demostró la explotación de los árboles por los primeros colonos de la isla, donde el denso bosque (que comprendía al menos 21 especies de árboles) fue talado para alimentar hornos, lo que provocó la transformación de toda la isla en pastizales para cuando los colonos europeos llegaron allí en el siglo XVIII.
Los modelos se ejecutaron más de 70.000 veces para cada sistema ecológico, con variables que se ajustaban cada vez. Hasta el 15% de los colapsos ecológicos se produjeron como resultado de nuevas tensiones o fenómenos meteorológicos extremos, incluso cuando el nivel de tensión ecológica actual seguía siendo el mismo.
En otras palabras, aunque los sistemas ecológicos se gestionen de forma sostenible regulando la deforestación y las leyes de pesca, nuevas presiones como el calentamiento global y los fenómenos meteorológicos extremos podrían provocar un colapso sistémico.
"Los cuatro sistemas ecológicos examinados mostraron los mismos resultados", afirmó Gregory Cooper, del Instituto de Alimentación Sostenible de la Universidad de Sheffield.
"Esto tiene profundas implicaciones para nuestra percepción de los futuros riesgos ecológicos. Aunque no podemos predecir cómo actuarán los puntos de inflexión provocados por el clima con las repercusiones de las acciones humanas sobre los sistemas ecológicos, nuestras conclusiones demuestran el potencial de cada uno para reforzar al otro. Cualquier presión creciente sobre los sistemas ecológicos será más dañina", agregó.
Los científicos también están preocupados por los impactos adicionales en los sistemas ecológicos, ya que el colapso de un sistema afecta directamente a otros sistemas ecológicos en lo que se denomina un efecto de cascada con consecuencias catastróficas.
"Más de una quinta parte de los sistemas ecológicos de todo el mundo corren riesgo de colapso", sostuvo el profesor Simon Willcock, de las universidades de Rothamsted y Bangor, que participó en la redacción del estudio.
"Sin embargo, las tensiones prolongadas y los fenómenos meteorológicos extremos interactúan y aceleran cambios rápidos que pueden quedar fuera de nuestra capacidad de control. Cuando alcancen su punto de no retorno, será demasiado tarde", sumó.
Según el profesor Willcock, en los dos últimos años el mundo se ha reunido en torno a las crisis climática y ecológica a través de las conferencias de la ONU sobre cambio climático y biodiversidad. Sin embargo, las estimaciones debatidas en estas conferencias eran excesivamente optimistas. Por ejemplo, la evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) afirma que el punto de no retorno para la selva amazónica se producirá en 2100. El nuevo estudio, publicado en la revista Nature Sustainability, indica que el colapso podría producirse varias décadas antes.
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Los arrecifes de corales de Eilat podrían verse dañados por el calentamiento global.
(Ynet)
Por ejemplo, es bien sabido que la selva amazónica está amenazada por la deforestación. Pero el calentamiento global y los fenómenos climáticos extremos, como sequías e incendios forestales, podrían empeorar la situación y acelerar su colapso, reduciendo potencialmente la capacidad de la selva amazónica para generar precipitaciones, aumentando la sequedad y, en última instancia, desestabilizando este sistema ecológico vital.
"Estudios anteriores sobre los puntos de inflexión ecológicos han indicado importantes costes sociales y económicos como consecuencia de estos cambios durante la segunda mitad del siglo XXI", explicó el profesor John Dearing, del Departamento de Geografía y Ciencias Ambientales de la Universidad de Southampton. "Nuestras conclusiones sugieren que estos costes podrían producirse mucho antes de lo previsto", finalizó.