¿Puede la alta tecnología traer la paz? Ya lo hemos intentado todo –guerras, operaciones militares, actividades secretas, e incluso conversaciones de paz–, pero nada ha funcionado. Ahora, como parte de la serie de conferencias que llevan el nombre de “¿Has visto el horizonte recientemente?”, Zika Av-Tsuk, subdirectora de desarrollo empresarial de la compañía Cisco, presentará una nueva alternativa que ya está funcionando. Se trata de una plataforma tecnológica para la cooperación entre judíos y palestinos, que permitirá crear aquí un ecosistema conjunto de alta tecnología.
La iniciativa “¿Has visto el horizonte?” intenta hacer frente, por segundo año consecutivo, con la desesperanza que sienten la mayoría de los israelíes sobre la posibilidad de que Israel y los palestinos alcancen la paz. Después de varias décadas de atentados y de cohetes Qassam, la mayoría de la gente, incluidos quienes forman parte del llamado “campo de la paz”, han perdido la esperanza.
P.: ¿Entonces la alta tecnología israelí devolverá la esperanza a ambas partes?
R.: Zika Av-Tsuk: “Esta es la forma que yo encontré de vivir aquí con esperanza, e incluso de crear la esperanza. Nosotros, en Cisco, hemos creado una plataforma que lo posibilitará. Yo veo la sed que tiene la gente de ser parte de la comunidad, del ecosistema. Y digo: ‘Es posible cambiar las cosas’”.
La plataforma a la que se refiere Av-Tsuk es una red de “hubs” (un “conector” entre redes) digitales, que por medio de sistemas con los que opera Cisco permite conectar a una red empresarial compartida posiciones de capacitación y de trabajo entre puntos distantes uno de otro, así como una red interactiva de comunicaciones por video. En la fase actual, la red se extiende a los centros de alta tecnología que creó el Ministerio para el Desarrollo del Néguev y de la Galilea, y en otros puntos que estableció Cisco.
La empresa ya imparte cursos de tecnología para capacitar profesionales de informática y de comunicaciones, con estudiantes dispersos desde los altos del Golán, a las localidades de Ramle, Jarish y la Aravá, mientras que el profesor se encuentra en Petaj Tikva.
Según Av-Tsuk, la plataforma está a disposición de todas las empresas que quieran utilizarla para capacitar o contratar empleados fuera de Gush Dan (Tel Aviv y alrededores), y uno de los primeros usuarios fue el propio Ministerio para el Desarrollo del Néguev y la Galilea, en la periferia, que la ha utilizado para crear la comunidad de trabajos compartidos que lleva el nombre de “Clika”.
“Israel es un país de empresas emergentes en el terreno de la tecnología (“start-ups”, en inglés), pero si uno se encuentra en la ciudad de Dimona (en el sur de Israel) o en el valle de Jule (en el norte), no puede ser parte de esto. La pregunta que nos hemos planteado es cómo hacer posible que todos accedan a la burbuja de la alta tecnología de Tel Aviv”, comenta Av-Tsuk. “Actualmente hay veinte puntos de conexión a los que acceden cientos de personas, y se siguen creando más. Queremos llegar a cien puntos de conexión. Y yo les digo a otras empresas lo siguiente: ‘Ahora hay una plataforma, y si ustedes quieren crear grupos de estudio o contratar personas que viven en la periferia o a palestinos de Ramala, pueden hacerlo. Es fácil. No hay necesidad de pasar por puestos de control. Todo Israel tiene el tamaño de una ciudad media en China, y puede convertirse en un gran ecosistema para todos”.
Cisco tiene un rico pasado de apoyo a la comunidad y de cooperación entre judíos y palestinos. La propia Av-Tsuk, en su anterior cargo como directora de Responsabilidad Social en Cisco EMEA (sigla en inglés para Europa, Oriente Medio y África), ha promovido en el 2001 proyectos como un programa para empoderar a las mujeres y reducir la brecha digital. También un programa para llegar a la población ultrarreligiosa. E incluso creó Neta, un movimiento juvenil tecnológico para árabes y judíos dentro de Israel. A partir de ahí, la actividad se expandió más allá de la “línea verde”, y en una visita que tuvo mucho eco, el presidente de Cisco, John Chambers, anunció un proyecto de diez millones de dólares para promover e impulsar la cooperación entre israelíes y palestinos.
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Un evento en el hangar 11 (del puerto de Tel Aviv) del proyecto “¿Has visto el horizonte recientemente?”
(Dor Kadmi)
Este impulso fue una iniciativa exitosa, y actualmente la empresa está subcontratando a empresas palestinas de Cisjordania, donde emplea a docenas de ingenieros, con productos tecnológicos punteros. Por cierto, Cisco no es la única, y a ella se han unido Microsoft, Google, HP, Melanox y otras empresas. En Cisjordania hay ocho universidades, con cuarenta mil graduados al año, y la presencia de empresas israelíes estimula a muchos a estudiar profesiones tecnológicas. Se calcula que hay unos mil palestinos que trabajan para empresas israelíes, “sin hacer ruido” y “sin que el radar los detecte”, que representan alrededor del 6 por ciento del PIB (producto interno bruto) palestino.
A diferencia de lo que supone contribuir a la comunidad, aquí se trata de un trabajo en el corazón empresarial de la compañía. “De esto he aprendido acerca del poder que conlleva trabajar los negocios de la empresa”, explica Av-Tsuk. “Cuando una presta un servicio a la empresa, se crea un impacto mayor”.
P.: La pregunta es si proyectos como éstos promueven un proceso de paz. Tal vez para cambiar la situación hace falta que empresas grandes como Cisco, Intel y otras tengan un impacto directo sobre quienes toman las decisiones.
R.: En la Autoridad Palestina hemos trabajado con ministros. En Israel es más complejo, pues tiene que ver con la capacidad de los líderes de tomar decisiones. Los líderes tienen miedo; no se atreven. Pero yo digo que lo que hacemos importa y cambia las cosas. Entonces no hace falta esperar a ver si se va a formar un gobierno o no (como ahora en Israel). El camino que yo he encontrado para vivir aquí con esperanza consiste en crear la esperanza. Entonces hemos creado la plataforma, y yo digo que es posible cambiar las cosas.
Este mensaje de Zika Av-Tsuk es exactamente lo que buscaban los organizadores del proyecto “¿Has visto el horizonte recientemente?”, entre quienes se cuentan los principales activistas de la protesta social del año 2011, como Shir Nosatski, Reguev Kuntas, Iamit Ericson y Revital Iob. Su sueño de conseguir un despertar social en torno del proceso de paz similar a los eventos del 2011 tal vez sea ingenuo, pero parecería que hacen falta personas aparentemente ingenuas y sin ambiciones políticas para hacer que los jóvenes israelíes de ahora piensen que la paz es algo por lo que vale la pena salir de casa.
Su iniciativa, que comenzó el año pasado, lleva al escenario a oradores agudos y centrados, que aportan nuevas formas de pensar y quizás una nueva esperanza para el desesperanzado pueblo israelí. Por ejemplo, el periodista Itai Enguel, que menciona el acuerdo de paz en Irlanda; el catedrático Dan Arieli, que habla de los motivos irracionales del conflicto; la periodista Francesca Buri, sobre la vida cotidiana en Gaza; el catedrático Yoram Yovel, sobre el optimismo como condición para reconciliarse; el doctor Uriel Abulof, sobre la iniciativa de reconciliación que parte del pueblo y se dirige a los líderes políticos o viceversa; la catedrática Nurit Schnabel, sobre la susceptibilidad a las ofensas en los conflictos; el doctor palestino Jalil Shkaki, sobre los jóvenes en la sociedad palestina. Y Zika Av-Tsuk, sobre la tecnología como herramienta para resolver el conflicto.
P.: ¿Entonces, Reguev Kuntas, el país de las “starts-up” sencillamente utilizará la tecnología para traer la paz?
R.: Kuntas: “Queríamos aportar nuevas perspectivas, nuevas ideas, y la alta tecnología es un ejemplo excelente; es clave. Zika demuestra que a través de la alta tecnología es posible cambiar las cosas, y la gente ve que tal vez de verdad hay esperanza, y que se puede hacer algo. Uno de los mayores errores en el 2011 fue el exceso de promesas. También en las negociaciones de paz prometieron un nuevo Oriente Medio, lo que no resistió la prueba del tiempo. Pero Zika demuestra que tal vez la paz no será como se imagina, pero su trabajo hizo florecer a las universidades, y la pregunta de si hay o no un interlocutor válido se ha vuelto menos relevante.
P.: ¿Cómo es que el proyecto de ustedes traerá un cambio en el estado de cosas entre Israel y los palestinos?
R.: Los líderes de ahora no se levantan de mañana y establecen un programa de acción, sino que abren Facebook para ver qué quiere la gente, el pueblo. El hecho de que haya transporte público en Shabat, por ejemplo, no fue iniciativa de los políticos, sino de docenas de grupos que están fuera de ese marco. Nosotros tratamos de iniciar un diálogo en el “campo de la paz” que en otra época fue una generación entera. Una generación que exigía la paz. Y ya no. La gente que viene a los eventos son jóvenes, con una edad media de 29 años, que no recuerdan la primera ‘intifada’ (1989), los Acuerdos de Oslo (el primero fue en 1993), los atentados, la retirada de Gaza. Para ellos el conflicto es algo natural. Como una fuerza de la naturaleza.
“En el Laboratorio Interdisciplinario de Psicología Política se vio que la gente que viene desesperanzada a nuestros eventos sale optimista. Nosotros organizamos eventos al que concurren entre mil y dos mil personas, damos conferencias “TED” (sigla de ‘Tecnología, Entretenimiento y Diseño’); lo hacemos en el hangar 11 del Puerto de Tel Aviv con salchichas y papas fritas. Tal vez esto suene extraño, pero nosotros lo organizamos así, en lugar de hacerlo con un cartel sombrío en negro, blanco y rojo del movimiento Paz Ahora que, sin despreciar y sin faltar el respeto, da sermones de moral. Nosotros tratamos de promover la esperanza de manera amable, como hacen ‘los Lubavich’ (uno de los grupos ultrarreligiosos que, entre otros nombres, también se conoce con el de su fundador)”.
