Centro médico Shaare Zedek en Jerusalem.
Centro médico Shaare Zedek en Jerusalem.
AFP
Ayla Hussain con el Dr. Amsalem.

Una niña de 4 años supera todos los pronósticos y sobrevive a un derrame cerebral en un hospital israelí

Ayla Hussain sufrió graves síntomas durante casi un año, como pérdida del habla y parálisis. A pesar de los tratamientos, su estado no mejoró hasta que fue sometida a un complejo cateterismo cerebral en el hospital Shaare Tzedek.

Gilad Cohen - Adaptado por Marcos Olivera |
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Ayla Hussain, una niña de cuatro años de la ciudad árabe de Qalqilya, sufrió un derrame cerebral a una edad muy temprana, algo poco frecuente en los niños. Ella fue uno de los únicos casos en un millón y medio.
A lo largo de un año experimentó síntomas como desmayos, parálisis e insuficiencia renal. Sin embargo, los médicos de su ciudad natal fueron incapaces de diagnosticar la causa exacta de sus síntomas y no le proporcionaron ningún tratamiento útil hasta que su padre, Muhammad, la llevó al hospital Shaare Zedek de Jerusalem.
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Ayla Hussain con el Dr. Amsalem.
Ayla Hussain con el Dr. Amsalem.
Ayla Hussain con el Dr. Amsalem.
(Ynet)
El Dr. Amsalem contó que había dos opciones para tratar la enfermedad de Ayla. La primera era un bypass, que entrañaba muchos riesgos. La segunda opción era un cateterismo cerebral complejo que requería mucha experiencia en el tratamiento de arterias diminutas que podían romperse.
"Un fenómeno muy extraño en niños"
Se decidió proceder al cateterismo cerebral, que implicaba el uso de un globo y material especiales para cerrar el aneurisma. Afortunadamente, la hemorragia se detuvo por completo y, en pocas horas, el estado de Ayla empezó a mejorar. En colaboración con los hematólogos, ajustaron exactamente la dosis de medicación a su peso y edad.
Según el Dr. Amsalem, un ictus es un fenómeno muy raro en niños, y uno recurrente es un fenómeno aún más extraño.
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Centro médico Shaare Zedek en Jerusalem.
Centro médico Shaare Zedek en Jerusalem.
Centro médico Shaare Zedek en Jerusalem.
(AFP)
"Este es un caso único, con una incidencia de uno entre medio millón de niños. Nos alegramos de haber evitado daños irreversibles. El cuidado de los niños requiere una atención especial y una adaptación a las diminutas arterias, teniendo en cuenta al mismo tiempo el futuro crecimiento de los distintos órganos", manifestó.
Ayla recibió el alta hospitalaria y volvió a su vida activa pocos días después de la operación. "Nunca esperamos que le ocurriera algo así a nuestra hija, sana y activa", dijo su padre. "Tras casi un año de incertidumbre y miedo, el hospital Shaare Zedek le salvó la vida y nos devolvió a nuestra preciosa niña", cerró.
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