El jardín de infantes del Centro Shalva en Jerusalem, en el cual comparten aula niños con síndrome de Down y niños en educación regular, cuenta ahora con una tecnología que permitirá mejorar la interacción. Una nueva aplicación para la tablet permite adaptar la dificultad de los juegos de mesa al nivel cognitivo de cada niño.
La integración de alumnos de las dos poblaciones, de entre cinco y seis años, plantea importantes desafíos tanto para el personal del jardín como para los propios niños. Michal Sahar, docente de la institución, explica que "cuando un niño con síndrome de Down siente que llegó al límite de su capacidad y no se siente autónomo dentro del juego, se levanta y se va”.
En los juegos de mesa clásicos las reglas son las mismas para todos y cuando los niños con necesidades especiales juegan junto con niños en educación regular, se rompe el equilibrio de poder.
La aplicación ajusta de forma automática la dificultad del juego de mesa al nivel de cada participante
La empresa de tecnología Hilma, una organización sin fines de lucro que cuenta con el subsidio de la Lotería Nacional de Israel, encontró un principio de solución: una nueva aplicación que ajusta de forma automática la dificultad del juego de mesa al nivel de cada participante. De esta forma, un grupo de niños puede sentarse a jugar a un mismo juego y sin embargo las pistas, instrucciones, tareas o rompecabezas, se adaptarán a la dificultad que cada uno pueda afrontar.
Paz Globetsky, miembro de Hilma, sostiene que todo partió de un intento de combinar juegos de mesa con inteligencia informática: “Entré en contacto con maestras de Shalva y pude entender mejor cuáles son las necesidades de los niños y de los docentes”.
"La vez que me sentí realmente involucrada fue cuando fui por primera vez al jardín”, cuenta Paz. “Vi a un niño que de a poco se distraía y se alejaba del juego. Pero cuando era su turno los compañeros lo llamaban y él venía corriendo desde la otra punta entusiasmado. Me di cuenta que sin el juego de mesa el niño hubiese quedado relegado solo en un rincón”, describe.
Según Sahar, cuando se trata de la integración desde una edad temprana, el proceso no termina en el jardín de infantes: "Creamos un entorno en el que se conectan las dos poblaciones en interacciones, amistades y convivencias. El desafío es contar con una sociedad igualitaria. Los niños que crecen en ese entorno de integración aportan nuevos valores a la sociedad: paciencia, habilidad, amistad", evalúa.