Más de dos semanas después del comienzo de la guerra, la pareja de unos 23 soldados caídos en combate solicitaron la recogida de esperma de sus seres queridos como parte de un protocolo especial del Ministerio de Salud.
El caso más sonado fue el de la cantante Shai-Li Atari, que solicitó extraer el esperma de su marido, Yahav Viner. Sin embargo, el intento resultó finalmente infructuoso.
El procedimiento especial está aprobado para cuatro hospitales: Rabin, Sheba, Sourasky y Assaf Harofeh. Sólo en el Rabin se realizaron seis extracciones póstumas de esperma en sólo dos semanas. A modo de comparación, el hospital suele realizar sólo uno o dos procedimientos al año.
A diferencia de la situación anterior a la guerra, en la que los padres de soldados caídos o de personas fallecidas tenían que acudir a los tribunales para obtener permiso para la extracción, ahora pueden proceder sin la misma.
Una propuesta legislativa para regular este asunto había avanzado en sus fases iniciales, pero quedó en suspenso a causa de la guerra. Ahora, el protocolo actualizado incluye un formulario simplificado y unificado.
Se pide a los padres que firmen, entre otras cosas, la siguiente declaración.
"Declaramos que no tenemos conocimiento de ninguna objeción a la recuperación por parte del fallecido ni de ningún otro miembro de la familia". Además, se afirma: "Reconocemos y hemos sido informados exhaustivamente de que el esperma se conservará basándose en conocimientos tecnológicos actuales. También se nos ha informado de que no hay datos suficientes sobre la viabilidad a largo plazo del esperma, y que su calidad y actividad pueden deteriorarse con el paso de los años".
Según el Dr. Eran Altman, jefe del banco de esperma del Centro Médico Rabin, "por lo general, la recuperación debe realizarse en las 36 horas siguientes al fallecimiento, pero en el caso actual, la ventana viable se extiende hasta las 72 horas".
Y añade: "Aunque ahora la recuperación se hace sin orden judicial, para utilizar el esperma hay que demostrar que el fallecido quería tener hijos, a menos que estuviera casado. El principal dilema en este asunto es discernir los deseos del fallecido. Como muchos de los fallecidos son jóvenes sin pareja, el uso del esperma suele requerir una orden judicial".
La Dra. Altman subraya que, como parte del protocolo actual, y a diferencia de las circunstancias habituales, a las familias de los caídos en la guerra no se les cobra ningún honorario.
La profesora Talia Geva Eldar, que defendió esta cuestión en el Ministerio de Salud, declaró que se ha creado una unidad específica para tratar el asunto.
"La unidad se disolverá después de la guerra, ya que se creó específicamente en respuesta al conflicto. En este momento, las familias no pagan nada por el procedimiento. Creo que hay más solicitudes ebido a una mayor concienciación pública sobre este tema", confesó.