La estatua del rey Ashurnasirpal II.
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La estatua del rey Ashurnasirpal II.

Cápsula del tiempo asiria: científicos extraen el ADN de objetos con 2.900 años de antigüedad.

Según investigadores, los ladrillos eran propiedad del palacio del rey Ashrnaspirpal II, que gobernó el imperio neoasirio entre 883 y 859 a.C en la actual Irak.

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Por primera vez, un grupo de investigadores logró extraer ADN de ladrillos de arcilla de hace 2.900 años.
Los ladrillos, que se conservan en el Museo Nacional de Dinamarca, fueron moldeados a partir de barro y mezclados con material botánico como paja o estiércol animal.
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La estatua del rey Ashurnasirpal II.
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Fueron identificados y datados por inscripciones en escritura cuneiforme suero-acadia que los declaraban propiedad del palacio del rey Ashrnaspirpal II, que gobernó el imperio neoasirio de 883 a 859 a.C., en la ciudad de Kalhu, a orillas del río Tigris, al sur de la actual Nimrud, en Irak.
El yacimiento fue excavado por primera vez por arqueólogos británicos en 1949.
Según un estudio publicado en Scientific Report, se detectó ADN de 34 grupos taxonómicos únicos de plantas en los ladrillos que estaban protegidos de la contaminación dentro de una masa de arcilla.
"El cribado de ADNa mostró especies vegetales de siete familias distintas", escribieron los investigadores. "Las secuencias más abundantes de plantas pertenecían a las familias Brassicaceae (col) y Ericaceae (brezo). Además, se observaron contribuciones de las familias Betulaceae (abedul), Lauraceae (laureles), Selineae (umbelíferas) y Triticeae (gramíneas cultivadas)".
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Escritura cuneiforme en un ladrillo de barro extraído de un palacio de 2.900 años de antigüedad en el actual Irak.
Escritura cuneiforme en un ladrillo de barro extraído de un palacio de 2.900 años de antigüedad en el actual Irak.
Escritura cuneiforme en un ladrillo de barro extraído de un palacio de 2.900 años de antigüedad en el actual Irak.
(Arnold Mikkelsen)
Los investigadores señalaron que el hecho de que los ladrillos se dejaran secar al sol, los conservó durante siglos y permitió la extracción del ADN.
"Los datos que obtuvimos de este ladrillo presentaron una oportunidad totalmente nueva para estudiar diferentes aspectos del siglo IX a.C".
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