Se encontraron huellas fosilizadas de un dinosaurio en el jardín de una casa cerca de la ciudad de Ramallah, en Cisjordania, según el Historical Biology Journal.
Las huellas, que son solo las segundas que se encuentran al oeste del río Jordán, fueron encontradas en 2019 por un hombre del pueblo de al-Bireh y documentadas por el profesor Abdalla Owais del Departamento de Geografía y Estudios Urbanos de la Universidad Al-Quds en el Este de Jerusalem.
Las huellas de dinosaurios se vieron por última vez a unos 17 kilómetros de distancia en Beit Zeit, cerca de Jerusalén. Ambos lugares son parte de la plataforma carbonatada del Cretácico Inferior tardío del Levante oriental. Esta plataforma carbonatada se extiende desde el sur del Líbano hasta el norte de Egipto y formaba parte del margen sur del Tetis.
El sitio en Al-Bireh se llamó al-Irsal, por el vecindario en el que se encontró y la huella data de hace más de 100 millones de años.
Pero a diferencia de las huellas observadas en Beit Zait, que muestran claramente una huella con tres dedos frontales, similar a las de las aves modernas, las huellas de al-Irsal se conservaron como impresiones redondeadas, lo que hace que la identificación del animal o la forma en que se hicieron, más difícil.
Las huellas de los fósiles apuntan a un animal que intenta quitarse la comida de los dientes usando la superficie fangosa.
Formas similares se podrían atribuir a las madrigueras de los animales, podrían estar hechas por peces en busca de alimento o por el proceso de erosión en la capa de roca.
Pero el origen de las huellas de al-Irsal se determinó a través de su aparición en la superficie de la roca, presentando patrones similares a intervalos iguales como los de un animal bípedo.
Los investigadores dicen que los diferentes caminos indican que las dos criaturas se cruzaron, pero no está claro si eran de la misma especie.
También sugieren que estas huellas pueden haber sido creadas por dinosaurios de la subespecie Theropoda, de la cual evolucionaron las aves, o de la especie Ornithischia, parecida a un pollo. Por contexto, se especula que las huellas en Beit Zait pertenecen a un dinosaurio parecido a un avestruz de la subespecie Theropoda.
Sin embargo, podría ser demasiado pronto para sacar conclusiones sobre la criatura prehistórica que dejó la huella.
Las huellas conservadas en las montañas de Judea indican que, al menos durante ciertos períodos al final del período Cretácico, el agua sobre la plataforma continental inundada era lo suficientemente poco profunda como para permitir que estos grandes animales caminaran una gran distancia desde la costa, y potencialmente incluso al mar en busca de alimento.
