Mollaei Judo
Saeid Mollaei, judoca iraní.
Oren Aharoni
Zargari no pudo salir de Irán por una prohibición de su esposo avalada por la ley.

La opresión a las mujeres deportistas iraníes

Samira Zargari, entrenadora del equipo nacional de esquí, no pudo viajar al Campeonato del Mundo por una prohibición de su marido avalada por la ley. El caso destapó el sufrimiento de otras atletas.

Yair Katan - Adaptado por Tom Wichter |
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El judoca iraní Saeid Mollaei compitió la semana pasada en el Grand Slam de Tel Aviv después de una historia de opresión y escape del régimen ayatola. Pero su caso no es la norma, sino más bien una excepción, especialmente cuando se trata de deportistas mujeres.
En los últimos días se conoció el caso de Samira Zargari, entrenadora del equipo nacional de esquí alpino, quien no pudo viajar al campeonato mundial de Italia por una prohibición avalada por la ley iraní: una mujer casada no puede obtener un pasaporte ni salir del país sin el consentimiento de su marido.
Ante el silencio de los medios de comunicación iraní y la Federación de Esquí de Irán, un periódico opositor al régimen sacó a la luz la historia de Zargari, que debió seguir la competencia vía telefónica y de manera forzada tuvo que entregar el mando a la esquiadora más veterana del equipo.
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Esqui Irán
Esqui Irán
Zargari no pudo salir de Irán por una prohibición de su esposo avalada por la ley.
(Getty Images)
En un intercambio de mensajes con la agencia AP, Zargari reveló que su esposo mantiene una relación amorosa con una amiga y utiliza el poder que le otorga la ley iraní para rechazar el divorcio y castigarla. “Estoy muy triste, no puedo creer lo que pasó, mi dolor es el de muchas mujeres iraníes”, escribió. La mujer también hizo un descargo a través de Twitter: “Cuando nos casamos le dije que esquiar era mi pasión y él me juró que nunca me iba a boicotear. ¿Por qué mintió? ¿Está celoso de mi éxito? ¿Por qué la ley no me protege?”, denunció.
La cadena NBC intentó acercarse a las esquiadoras del equipo nacional iraní y en las entrevistas se pudo percibir lo delicado que les resulta realizar declaraciones sobre el tema. Las respuestas dubitativas levantan sospechas sobre posibles advertencias de las autoridades. Forough Abbasi, una de las integrantes del equipo, reconoció que existe esa ley que restringe, pero minimizó el tema al afirmar que “tal vez una de cada mil mujeres lo sufre”.
“Mi entrenadora es una mujer realmente libre que viajó por todo el mundo, pero esta vez no recibió el permiso”, agregó Abbasi, aunque luego se permitió realizar una denuncia generalizada: “Ojalá todas las mujeres de Irán pudiéramos cambiar la situación, lo estamos intentando”. En cuanto a la situación general del deporte iraní, particularmente desoladora, la esquiadora afirmó que su intención es “quedarse en el país para lograr un cambio para todos los deportistas, no solamente mujeres”.
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Esqui Irán
Esqui Irán
Zargari junto a Abbasi, integrante del equipo iraní de esquí alpino.
(Getty Images)
El caso de Zargari no es el primero del deporte iraní. Una situación similar vivió la futbolista Niloufar Ardalan cuyo marido, periodista deportivo iraní, no le permitió viajar con la selección femenina al Campeonato Asiático de Malasia en 2015. Su esposo, Mehdi Toutounchi, argumentó que ese torneo le impediría presenciar el primer día de clases de su hijo.
Otro ejemplo es el de Zahra Nemati, arquera paralímpica campeona de los juegos paralímpicos de Londres 2012 y abanderada de la delegación iraní en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. El Comité Paralímpico de Irán tuvo que convencer a su esposo para que le permitiera a Nemati competir en certámenes internacionales.
Kimia Alizadeh, medallista de bronce en Río 2016 y primera mujer iraní en subirse a un podio olímpico, es una luchadora de taekwondo cuya historia se asemeja a la del judoca Mollaei: el año pasado se fue de Irán, se refugió en Alemania y contó sus motivos. “Soy una de las millones de mujeres oprimidas en Irán”, afirmó.
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Arquera Irán
Arquera Irán
Zahra Nemati, campeona paralímpica de arquería.
(Reuters)
“Me vestí como me dijeron, repetí los mensajes que me dijeron, pero para el régimen somos solamente herramientas. Un funcionario me dijo que era una falta de respeto que una mujer estirara sus piernas”, acusó públicamente Alizadeh, quien hoy circula en su nuevo país sin Hiyab en su cabeza y busca clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio como parte del equipo de refugiados.
A pesar de la divulgación de casos como el de Zargari, la exposición global no alcanza para generar un cambio. Los organizadores del campeonato mundial evadieron el tema y la Federación Internacional de Esquí respondió diplomáticamente con un mensaje de solidaridad hacia la entrenadora iraní, pero explicó en el comunicado que “la federación no puede desafiar las leyes de un país”.
Sin embargo, en el caso de Mollaei la Federación Internacional de Judo se mantuvo firme en su política de suspender a la federación iraní, una respuesta excepcional dentro de la indulgencia generalizada de las asociaciones deportivas mundiales. Ante una entrenadora que no pudo salir del país por una prohibición de su marido, solamente cabría esperar un sacudón institucional y acciones duras contra los iraníes.
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Taekwondo Irán
Taekwondo Irán
Kimia Alizadeh, medallista olímpica de taekwondo, escapó de Irán y se refugió en Alemania.
(Getty Images)
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