Clara Weiss.
Clara Weiss.
Cortesía de la familia
Clara Weiss.

Las conmovedoras historias de sobrevivientes de la Shoá que sucumbieron al coronavirus en Israel

A pesar de que no siempre había comida en su casa, Clara dedicó su vida para que sus hijos fueran a la universidad. Yosef estableció una sinagoga para los sobrevivientes del Holocausto. Dos emocionantes historias de vida detrás de las frías estadísticas en medio de la pandemia.

Ynet - Adaptado por Leandro Fleischer |
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La cantidad de muertes por coronavirus en Israel continúa aumentando, y hasta esta mañana (martes) el número de fallecidos por complicaciones relacionadas con el virus era de 5.192. Pero detrás de las frías estadísticas hay historias de vida que merecen ser contadas, como las de Clara Weiss y Yosef Yosef, que lograron sobrevivir a los horrores del Holocausto y recientemente sucumbieron a la pandemia que golpea a Israel y al mundo entero.
Clara Weiss, 92, del moshav Meona
En el Día Internacional de la Conmemoración del Holocausto, Clara Weiss, una sobreviviente de la Shoá que vivía en el moshav Meona, al norte del país, falleció a causa del coronavirus. "Gracias a ella soy lo que soy hoy, desde que éramos pequeños nos animaba a estudiar. Incluso cuando no había nada para comer en casa, nunca dejamos de estudiar", expresó su hijo, el doctor Miki Weiss, director de la unidad de trauma del Centro Médico de Galilea, en Nahariya.
Clara nació en Rumania, en un pequeño pueblo cerca de la ciudad de Iasi. Cuando tenía 8 años la enviaron con su madre y su hermana a un campo de refugiados en Iasi. Su padre y su hermano fueron enviados a campos de trabajo y sobrevivieron, por lo que la familia logró reunirse después de la guerra.
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Clara Weiss.
Clara Weiss.
Clara Weiss.
(Cortesía de la familia)
En 1959 emigró a Israel con su esposo y su hijo mayor, Miki, y la familia fue enviada a vivir en el moshav Meona. "El lugar no tenía caminos ni senderos, solo lodo. Mis padres no sabían nada de agricultura ni sabían a qué lugar los estaban enviando”, relató su hijo. "Los vecinos eran de Marruecos, por lo que también había dificultades idiomáticas, pero se comunicaban con gestos, y al final fueron los vecinos quienes los ayudaron a dar los primeros pasos en la agricultura".
La familia vivía de la agricultura, y el padre también se ganaba la vida como electricista en el moshav. El hijo contó que su madre “se dedicaba a la agricultura, trabajaba la tierra y en el gallinero y recolectaba huevos. Todo lo hacía con sus manos. Y mientras tanto, también nos criaba a nosotros”.
Según el doctor Weiss, lo más importante en la mente de su madre eran los estudios. La educación superior no era aceptable en los moshavim, y la mayoría de los niños asistían a escuelas agrícolas o vocacionales. "Yo fui el primero en estudiar medicina después de haber asistido a una escuela vocacional, al igual que mi hermano. Y todo gracias al impulso de mi madre. En un hogar de agricultores no siempre hay dinero, por lo que no siempre había comida en mi casa, pero siempre hubo estudios", manifestó.
El doctor Weiss dijo que una paciente de la clínica dental de su hermano provocó que su hermano y su madre se contagiaran. “La atendimos en casa durante unos días pero la situación empeoró. Al final, fue necesario internarla en el hospital, donde murió”, señaló.
Clara Weiss dejó dos hijos, seis nietos y tres bisnietos.
Yosef Yosef, 91, de Bat Yam
Yosef Yosef, un sobreviviente del Holocausto de 91 años, dejó una viuda y muchos amigos de la sinagoga que fundó en memoria de las víctimas de la Shoá.
"Nací en una familia de siete hermanos en Moldavia", escribió anteriormente Yosef sobre su infancia en la Segunda Guerra Mundial. "Mi padre no tenía nada que darnos de comer y había mucha tristeza en casa. Mi padre pidió pan al panadero para que nos diera algo de comer, nos despertó en medio de la noche y nos puso a todos un pedazo de pan en la boca, y eso es lo que nos salvó la vida. Esa noche juré que haría cualquier cosa por no sufrir hambre nuevamente", agregó.
Cuando tenía 12 años, Yosef huyó con su familia a la Unión Soviética, donde se vio obligado a comer lo que encontraba en contenedores de basura y, a veces, a dormir en zanjas al lado de la carretera. "En 1947, después de la guerra, nos llevaron a todos los jóvenes clandestinamente a Chipre, donde nos rociaron con desinfectantes, y después de unos meses llegamos a Israel. Inmediatamente después comencé a trabajar", escribió.
En la década de 1950, Yosef llegó a Bat Yam y construyó una sinagoga con sus amigos en una vieja cabaña para los sobrevivientes del Holocausto. En la sinagoga, llamada “Netzach Israel”, manifestaron que Yosef fue el último fiel de la generación fundadora que estuvo activo en el lugar, además de llevar a cabo actividades para jóvenes con el fin de recordar a las víctimas del Holocausto.
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