Para la historia del pueblo judío el campo de concentración de Auschwitz es un trauma que nunca se borrará y en el mundo entero el sitio es conocido como el máximo símbolo del mal que la humanidad pudo generar: se trata del sitio de exterminio más importante de la Alemania nazi durante la segunda guerra mundial, en el que fueron asesinados 1.100.000 judíos.
El término “Auschwitz” proviene de la pronunciación en alemán de “Oświęcim”, el nombre de una ciudad de 40 mil habitantes en el sur de Polonia, y el municipio más cercano al campo de concentración. Y en esta pequeña localidad, en el que se intenta volver a la normalidad después de los horrores de la Shoá, uno de sus mayores orgullos es un equipo de hockey sobre hielo: el Unia Oświęcim.
La semana pasada se produjo un escalofriante encuentro entre la historia de destrucción y el presente de reconstrucción de este lugar: Eliezer Sherbatov, capitán de la selección de Israel, comenzará a jugar en el Unia y patinará sobre hielo a poca distancia del campo de exterminio, 75 años después de la victoria sobre los nazis.
“En Polonia están felices de que un judío israelí haya venido a jugar a Auschwitz. Yo también estoy feliz, y por supuesto también quiero ayudar a que no se olvide el Holocausto”, le contó Sherbatov al diario Yedioth Ahronoth, a pocos días de su llegada al país. “Iré a visitar el campo de concentración y será una motivación extra”, agregó el deportista de 28 años.
Hijo de inmigrantes rusos, Eliezer nació en Rehovot y a los dos años se mudó con su familia a Canadá. A los 13, tras su regreso al país, ya jugaba en el equipo de mayores de Metula. Tres años después volvió a Canadá y continuó su carrera en el hockey en clubes de Francia, Kazajstán y Eslovaquia. Su nuevo destino es Polonia. “Es un buen país para jugar al hockey, tienen una de las mejores ligas de Europa”, expresó sobre el torneo que comenzará en septiembre.
El Unia Oświęcim es considerado uno de los mejores equipos de Polonia, pero le cuesta volver a sus días de gloria entre 1998 y 2004, cuando ganó siete de los ocho campeonatos disputados en esa etapa. Pese a los reveses el hockey todavía despierta pasiones encendidas en la ciudad y el segundo puesto en la temporada pasada renovó las esperanzas de los seguidores del Unia, que ahora quieren volver a coronarse campeones. “Para eso me contrataron a mí y otros dos jugadores más, el objetivo es ir por todos los títulos”, afirma con esperanza.
Según cuenta, en su familia están “contentos y emocionados” por este nuevo destino en la carrera de Eliezer por el desafío que implica jugar en Auschwitz. “Es una gran oportunidad para demostrar cuán fuerte es el pueblo judío, será una motivación especial. Quiero ganar el campeonato, la Copa de Polonia y el título continental, y que todos sepan que un judío israelí hizo esto aquí”, sostiene.
Deportes en Auschwitz: un tema sensible
Numerosos estadounidenses y canadienses que disputaron la liga polaca de hockey sobre hielo se refirieron en el pasado a la ciudad de Auschwitz como un sitio normal, como todos los demás. Pero no todos. Joe Harcharik, por ejemplo, un estadounidense que jugaba para el Orlik Opole, expresó en una entrevista: “No me puedo imaginar jugando en esta ciudad, es repugnante e inconcebible que la humanidad haya actuado así”.
Si bien el tema de la práctica de deportes en este lugar enciende algunos debates, el enfoque de Sherbatov es diferente. “Creo que mi presencia aquí puede mostrar a todos que no olvidamos y somos fuertes”, sostiene y añade que “el hockey es un buen ejemplo de conexión y encuentro en cualquier sitio, incluso en un lugar doloroso como Auschwitz”.
Además, la llegada de un jugador judío e israelí no es algo común en el deporte polaco, y no se sabe qué repercusiones puede traer. Existen antecedentes desagradables en numerosos estadios de fútbol en los que se escuchan cánticos antisemitas, y hace ocho años en la liga de hockey hubo incidentes cuando un grupo de fanáticos del club de Auschwitz le gritó a jugadores de Cracovia: “Les haremos lo mismo que Hitler a los judíos”.
“No le tengo miedo a eso, no creo que ocurra porque el mundo del hockey es muy diferente al fútbol”, afirma Sherbatov, y remarca que las repercusiones de su contratación fueron positivas en los medios de comunicación locales. “Están muy contentos de tenerme aquí, no solo en Auschwitz sino en todo el país”, asegura.
Además, el israelí se expresó contento de haber generado rápidamente un vínculo con la comunidad judía local, que cuenta con una sinagoga a 3 kilómetros del estadio del Unia. Se trata de un grupo pequeño que tras la Shoá decidió regresar a una ciudad que antes de la guerra contaba con un 60% de su población judía. “En los pocos días que llevo ya recibí una llamada del dueño de una cafetería, miembro de la comunidad judía, que se manifestó dispuesto a ayudarme en lo que necesite”, reveló.