El triatlón de Eilat es el próximo objetivo de Najman

No permiten que sus limitaciones físicas los detenga

Al perder la pierna, sus vidas cambiaron por completo. Pero supieron afrontar el desafío y superar todos los obstáculos. Viola Gutman y Najman Iariv Balulu no permiten que esa limitación física dirija sus vidas, e incluso forman parte de un grupo especial de amputados que hacen deportes

Eitan Guefen - Adaptado por Beatriz Oberlander |
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Hace veintiún años, cuando tenía 20, Viola Gutman estaba en la flor de la vida. Era una buena estudiante de actuación y teatro, estaba en primer año y tenía la sensación de que todo iba por buen camino. Por ese motivo, cuando comenzó a sentir un dolor inexplicable en la pierna, no le dio demasiada importancia. Y ciertamente, no pensó que su vida fuera a dar un vuelco de 180 grados.
“Me dolía la pierna; era un dolor incomprensible, y me aparecieron manchas rojas en las cuatro extremidades”, recuerda. “Lo dejé pasar durante varios días, pero los dolores iban en aumento hasta que me encontré en la sala de emergencias.
Mientras los médicos trataban de entender la causa de aquellos síntomas, Viola comenzó a sentir dolores intensos en otras zonas del cuerpo, esta vez en el estómago. “Me hicieron pruebas, y descubrieron que mis intestinos estaban completamente podridos. Me llevaron directamente al quirófano, y allí vieron que tengo un problema de coagulación de la sangre. Se trataba ni más ni menos que de una necrosis del cuello para abajo. La pierna comenzó a ponerse negra, y poco a poco dejé de sentirla. Pero en ese momento no se ocuparon para nada de la pierna, porque el estómago se encontraba en un estado mucho más grave”.
Viola se sometió a una operación compleja, en la que los médicos se vieron obligados a extraerle la mayor parte de los intestinos. Cuando despertó, una semana después, comenzó el proceso para tratar de salvar su pierna. “Fui a la cámara de presión dos veces por semana durante un mes, para mejorar la circulación de la sangre, y en efecto eso funcionó”, recuerda. Pero lamentablemente, una infección que apareció en la pierna a último momento complicó todos los planes.
Viola jamás olvidará el momento en el que le dijeron que iba a perder la pierna. “Mi padre trajo a un millón de especialistas para que dieran su opinión sobre mi situación; entre ellos había un catedrático de renombre especialista en ese campo”, cuenta. “Él me miró, me sostuvo la mano y dijo: ‘Tesoro, hay una infección. No tendremos más remedio que cortar la pierna’”.
“Lo miré, asentí con la cabeza y se me caían las lágrimas. No dije nada. Creo que no dije una sola palabra en un día entero. Yo tenía 20 años, recién empezaba a vivir, y pensé que tal vez se estaban burlando de mí. Me vinieron a la cabeza pensamientos como ‘¿quién me amará, cómo iré a la playa y qué haré?’”
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amputados
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El triatlón de Eilat es el próximo objetivo de Najman
(Ofer Ivr)
Empezar a caminar de nuevo
Viola comenzó un largo proceso de rehabilitación, en el que aprendió a movilizarse con la prótesis. “Hay que aprender todo de nuevo: subir escaleras, caminar en una pendiente... Al principio miraba todo el tiempo el suelo, buscando piedras para caminar entre ellas a fin de no caerme”, recuerda.
“Me entrenaba a mí misma para ver cómo mi pierna izquierda se adelanta, qué hace la planta del pie. Tenía un objetivo muy claro: no cojear porque quería terminar mis estudios de teatro y convertirme en actriz”.
Asimismo el aspecto social fue difícil de afrontar. “En esa época aún no conocía a personas amputadas como yo. En todas las reuniones sociales, yo era la única en esa situación. Era difícil por las miradas”, explica. “También me resultaba difícil aceptar citas. Hubo muchos casos en los que me pedían el teléfono en una fiesta, y después, cuando yo decía que me habían amputado una pierna, la gente sencillamente se evaporaba y desaparecía. Eso fue difícil de afrontar”.
- ¿Cómo, en efecto, se afronta algo así?
- Hace seis meses salí durante un mes y medio con alguien, que se veía que la cuestión le resultaba problemática. Cuando sientes que alguien te rehúye por algo que no puedes controlar, es muy difícil. Eso me llevó a dar otro empujón en el proceso de aceptarme a mí misma. Si hasta hace seis meses me aceptaba a mí misma en un 95%, hoy en día ya estoy en el 100%.
Después de múltiples ejercicios, consiguió deshacerse de la cojera, y también terminó con éxito los estudios de actuación. En la actualidad, con 41 años, Viola es madre de una adolescente de 14 años, una actriz muy ocupada y dedicada a obras de teatro para niños, y también una terapeuta holística que utiliza su talento teatral como una herramienta en la terapia para niños y adultos.
Hace cuatro meses, durante unas vacaciones especiales organizadas por la Asociación El Próximo Paso descubrió un nuevo pasatiempo deportivo que llena de adrenalina su vida. “Estaba de vacaciones para personas amputadas en el marco de la asociación. Y vinieron personas que se dedican a deportes extremos, y yo me enganché con la bicicleta”, rememora.
“Estaba en éxtasis. Fue asombroso, increíble... No me había subido a una bicicleta desde que era niña, pero siempre me gustaron los deportes. Poco a poco, ese grupo de ciclistas se convirtió en una familia. Hacemos paseos en bicicleta todas las semanas, y siempre aumento mi kilometraje de una vez para la otra. Esto me enseñó que todo es posible, y me indica cuáles son mis posibilidades”.
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amputados
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Viola entrena para llegar a hacer los 70 kilómetros en bicicleta en Jerusalem.
(Asociación El Próximo Paso)
“El dolor era tan grande que rezaba para que me cortaran la pierna”
A diferencia de Viola, Najman Iariv Balulu, de 43 años y residente en la ciudad de Bat Yam próxima a Tel Aviv, anduvo en bicicleta toda la vida, y sabía que ni siquiera la amputación impediría que siguiera haciéndolo. “Hace tres años y medio, un sábado fui a dar una vuelta, y en el camino había una especie de campo que yo solía atravesar para ver el mar. Me caí en un pozo cavado por un tractor, y se me arrancó la pierna. Me arrastré 200 metros para pedir ayuda, y me llevaron al hospital”.
Durante un año se sometió a una serie de operaciones destinadas a salvarle la pierna, pero en una operación de implante de platino se desgarró el tendón principal del pie debido a un error humano, y se vio obligado a someterse a una amputación. Más tarde diría que fue un regalo.
“Tenía dolores terribles. Llegué a pesar 54 kilos debido a los medicamentos narcóticos, y rezaba para que me cortaran la pierna”, recuerda. “Es cierto que después de la amputación estuve deprimido durante un mes, pero cuando me di cuenta que podría volver a andar en bicicleta, jugar al fútbol y surfear, volví a ser el de siempre”.
- ¿Cuáles son las dificultades más importantes que tienes que afrontar hoy en día?
- Tengo dolores fantasma. Todo el día me duelen el talón y la planta del pie que no tengo. Mientras hablo contigo, siento una corriente en toda la parte superior de la planta del pie. Esto suele desaparecer al cabo de algún tiempo. Sólo en casos excepcionales queda para siempre.
“Al principio también me daba vergüenza, pero ahora voy con la prótesis descubierta, y no me puedo imaginar haciendo otra cosa. Tengo que someterme a una operación en la pierna, y por el solo hecho de que no podré caminar con la prótesis lo rechazo y lo voy aplazando. No soy capaz de caminar sólo con muletas. Los niños que me ven están encantados. Me ven como si yo fuera medio robot. Sólo los adultos de la generación anterior ponen caras raras. Al principio la pasaba mal, pero ahora incluso les sonrío”.
Es más fácil andar en bicicleta que estar de pie
Hoy en día Najman es miembro de la selección israelí de fútbol para amputados, subcampeón de surf para personas con limitaciones físicas y propietario de una escuela de surf para amputados. Además, pasa el tiempo encima de la bicicleta como miembro del grupo de ciclistas de la Asociación El Próximo Paso, junto con Viola.
“Toda la vida anduve en bicicleta. Cuando perdí la pierna, lo primero que hice fue subirme a una bicicleta. Y lo hice por una simple razón: al principio es más fácil pedalear en una bicicleta que estar de pie. Hay menos presión sobre el muñón. Actualmente soy uno de los pocos amputados del mundo que anda en bicicleta parado”.
- ¿Qué tiene de diferente andar en bicicleta con una prótesis?
- Najman: “En las bicicletas de carretera, las piernas apenas llegan al pavimento. No hay talón enderezarse y para pararse sobre la punta de los dedos. Uno se puede caer si baja del lado de la pierna amputada. Hay una especie de presión sobre el muñón para quienes no saben hacerlo bien”.
- Viola: Si se anda en bicicleta con las dos piernas, lo das por sentado. Pero al andar en bicicleta con una prótesis, se pierde más fuerza que una persona normal. El muñón comienza a doler, la rotación de la rodilla te lo pone difícil. Todo esto exige más de uno mismo”.
- ¿Cuáles son los próximos objetivos?
- Najman: “Si Dios quiere, voy a hacer el triatlón en Eilat. Y también participaré en el campeonato mundial de un surf especial”.
- Viola: “En noviembre tenemos otro evento: 70 kilómetros en bicicleta en Jerusalem: otro objetivo que me he impuesto como meta. Después de esto, el cielo es el límite”.
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