Belter
Dan Belter.
Gentileza
Dan Belter incursionó en el mundo de los negocios desde muy joven.

Se hizo millonario a los 22 años y siguió buscando trabajo

La historia de Dan Belter, israelí hijo de inmigrantes argentinos, que nació en Afula y se está por mudar a Silicon Valley para seguir desarrollando una multinacional que asesora a nuevas startups.

Yael Walzer - Adaptado por Tom Wichter |
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Dan Belter nunca olvidará ese día en el colegio secundario cuando un representante de la organización Unistream, que se dedica a la formación de jóvenes emprendedores, preguntó quién quería crear una startup y ganar dinero.
“Levanté la mano, por supuesto, porque desde que tengo memoria que me interesa el tema de los negocios”, le contó el joven emprendedor en una entrevista a Ynet, a pocas horas de mudarse a Estados Unidos para continuar con su exitosa carrera en Silicon Valley, una de las capitales mundiales de las empresas de innovación.
Hijo de inmigrantes argentinos, Belter se crió en Afula, está por cumplir 30 años, creó su primera emprendimiento a los 17 años y es millonario desde los 22 después de haber vendido una empresa de biotecnología en 14 millones de dólares.
En conjunto con un grupo de amigos, su primer proyecto consistió en un prototipo de fundas para teléfonos móviles que protegía el aparato de rasguños, arena y agua. El equipo ganó el primer puesto de una competencia nacional y el dinero obtenido fue utilizado para patentar el producto.
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Dan Belter incursionó en el mundo de los negocios desde muy joven.
(Gentileza)
Cuando estaban por comenzar la etapa de comercialización, los planes fueron interrumpidos por el comienzo del servicio militar. “Congelamos el proyecto esos años y para cuando fuimos liberados ya existían muchos productos similares y mejores al nuestro, así que cada uno siguió su camino”, contó.
Un viaje al exterior le sirvió para descansar después de sus años en las FDI, pero inclusive en ese tiempo siguió pensando en negocios y en un evento de innovación conoció a un investigador en biología con quien montó el emprendimiento que cambiaría su vida. “Creamos una sustancia natural que se aplica en la ropa, elimina el olor del dióxido de carbono que emana el cuerpo humano y atrae a los mosquitos”, resumió sobre el producto.
“En el mercado de Israel no pudimos ingresar por problemas regulatorios, pero en América Latina había un miedo terrible a los mosquitos y lo vendimos en grandes cantidades a fuerzas policiales, ejércitos y hospitales”, relató sobre un material resistente a decenas de lavados de ropa. Dos años después una cadena de farmacias compró la empresa por 14 millones de dólares. “Cada uno obtuvo su parte y me las arreglé por un tiempo”, comentó.
-¿Por un tiempo? Eras millonario a los 22 años, ¿no te afectó eso?
-Es cierto que el dinero puede afectar, pero eso depende de cada uno, si dejar que eso cambie tu vida o no. Elegí dejar la plata de lado y vivir como si nunca la hubiera obtenido, empecé a buscar trabajo.
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A poco de cumplir 30 años, Belter continuará su carrera empresarial en Estados Unidos.
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Con millones en el banco y su currículum a mano, el joven Belter se acercó a Eran Tor, en ese momento director general de iDigital. Así recuerda aquel encuentro: “Le estreché la mano, le dije que estaba buscando trabajo, me sugirió que fuera a hablar a alguna de sus tiendas. No le solté la mano y le dije: ‘No me entiendes, busco trabajo como desarrollador de negocios’. Me pidió que cargara mi currículum en el sitio web de la empresa y yo, que todavía no había soltado su mano, lo miré a los ojos y agregué: ‘Perdón otra vez, puede que no me haya explicado bien, lo que estoy buscando es hacer carrera’. Entonces Eran me miró con extrañeza y sacó su tarjeta personal”.
-¿De dónde viene ese descaro?
-En ese momento no pensé que fuera irrespetuoso. Recordé una frase de una película, “Un Lugar para Soñar”, en el que el protagonista le dice a su hijo que todo lo que se necesita en la vida son 30 segundos de coraje. Eso fue lo que sentí.
“Yo me ocuparé de ti”, escuchó Belter tras recibir la tarjeta del CEO y poco tiempo después fue nombrado líder de ventas de iDigital. Allí trabajó unos meses hasta que resolvió volver al mundo de los emprendimientos.
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Belter se crió en Afula y es hijo de padres argentinos.
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Fue convocado para administrar un exitoso programa del Centro de Emprendimientos de la Universidad de Tel Aviv. Después de tres años, junto a tres socios fundó DUCO, una empresa que por razones de marca cambió su nombre a Spyre. “El objetivo de la empresa es asistir para brindar una innovación eficaz”, explicó Belter sobre la consultora con oficinas en cuatro continentes que ayudó a desarrollar más de 250 corporaciones y asistió en inversiones por un valor de 660 millones de dólares. Su mudanza a Silicon Valey, junto a su esposa Neta y su pequeño hijo Liam, busca seguir más de cerca las operaciones de Spyre en Estados Unidos.
Curiosamente, ninguno de sus logros está respaldado por una carrera académica. “Comencé a estudiar, pero me di cuenta que estaba estudiando teoría y a mí me interesaban los negocios reales”.
“Mis padres argentinos tienen una maestría, pero elegí un camino diferente, contra la corriente. Ellos me inculcaron la importancia de pensar fuera de la caja y lo logré”, agregó sobre esta característica de su progreso y destacó el apoyo familiar previo a la mudanza: “Mis padres la están pasando mal, pero ellos emigraron a Israel en búsqueda de una oportunidad, así que me entienden y apoyan.”
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