Osama Bin Laden
Osama Bin Laden.
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La cama de la habitación en la que fue eliminado Osama Bin Laden.

Aniversario del 11-S: el soldado que mató a Bin Laden cuenta cómo fue la operación

En la oscuridad del escondite en Pakistán el combatiente de la Navy SEAL (fuerza de operaciones especiales de la Armada de Estados Unidos) Robert O'Neill lo vio frente a él: estaba parado detrás de su esposa, con el rostro cansado y una barba gris. Era Osama Bin Laden. En una entrevista especial con Yediot Ahronot, el soldado relata cómo fueron los últimos minutos de la vida del terrorista más importante, cómo se prepararon para tal operación, lo que escribió en la carta de despedida antes de irse y también por qué existía la posibilidad de que el comandante de al-Qaeda saliera con vida.

Gilit Kozba - Adaptado por Leandro Fleischer |
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Robert O'Neill tiene en el brazo un enorme tatuaje que reza: "Nuestra propia libertad fue atacada esta mañana por cobardes sin rostro, y la libertad será defendida". Esta es una cita del famoso discurso de George W. Bush el día en que las Torres Gemelas colapsaron el 11 de septiembre. O’Neill grabó la frase en su piel poco después del ataque. No soñaba que una década después el brazo del tatuaje sería el que dispararía y eliminaría a la persona que planeó y llevó a cabo estos atentados: Osama bin Laden.
Lunes 2 de mayo de 2011, un poco después de la 1 de la madrugada (hora paquistaní).
O’Neill y una unidad de combatientes de la Navy SEAL (fuerza de operaciones especiales de la Armada de Estados Unidos) se dirigen hasta el tercer piso del recinto fortificado de la familia Bin Laden, en las afueras de la ciudad de Abbottabad. Se mueven en completa oscuridad. Los ecos de las explosiones y los gritos de abajo se mezclaban con los llantos de algunos de los hijos de Bin Laden. Había olor a sangre y polvo quemado. En las escaleras que conducían al tercer piso, el combatiente que se encuentra al lado de O’Neill detecta movimiento a través de su dispositivo de visión nocturna. "Supuso que allí había atacantes suicidas", recuerda O'Neill esa noche dramática, en una entrevista especial para Yediot Ahronot. "Cuando subimos, resultó que había dos mujeres allí. Él no les hizo daño, sino que se abalanzó sobre ellas (por temor a que llevaran un cargamento explosivo). Inmediatamente después, yo avancé en otra dirección. Y de repente lo vi: Osama bin Laden. Estaba parado allí, en su dormitorio, a unos tres metros de mí", agrega.
–¿Lo reconoció inmediatamente?
–Sí. Recuerdo que lo reconocí por su nariz. Había visto su nariz muchas veces en fotos. Era mucho más alto de lo que imaginaba y muy delgado. Estaba parado detrás de Amal (una de las esposas de Bin Laden). Sus manos estaban sobre los hombros de ella. Él es muy alto y ella muy baja, por lo que no tuve dificultades para dispararle sin lastimarla. No entendí exactamente lo que estaba haciendo, pero no se rindió. Intentó moverse y debí actuar como si fuera un atacante suicida con un artefacto explosivo. Tuve que neutralizarlo. Entonces le disparé tres balas en la cara. Eso es lo que vinimos a hacer: matar a este hijo de puta".
–¿Intentó dispararle o sólo estaba parado allí?
–No tengo idea qué pensaba. Hubiese sido interesante saberlo.
–¿Cómo se veía? ¿Recuerda cómo vestía?
–Llevaba un traje blanco tradicional, no era exactamente un pijama. Tenía un sombrero blanco y su barba era gris. Creo que se teñía la barba para parecer más joven, pero esa noche, su barba era gris.
–¿La orden era matarlo o llevarlo con vida?
–Nos dijeron que, si se rendía, lo lleváramos con vida. Pero era un objetivo muy peligroso, por lo que tuvo alrededor de un segundo para convencernos de que era una amenaza.
–¿Cómo?
–Si hubiera estado parado con las manos en alto, no lo habría matado.
–Y eso no sucedió.
–No. Intentó moverse. Un cinturón explosivo puede estallar con el movimiento.
–¿Qué hubiese preferido hacer?
–Matarlo. Si hubiera sido juzgado, seguramente habría convertido todo en un circo y se habría burlado de todos nosotros.
–¿Bin Laden dijo algo en sus últimos momentos con vida?
–No. Ninguno de ellos dijo nada.
–Y después de que lo mató, ¿Amal no dijo nada? ¿Gritó? ¿Lloró?
–No. Creo que estaba en shock. La senté en la cama, tomé a uno de sus hijos y lo senté a su lado.
–¿Qué pensó después de dispararle?
–Pensé que ese niño no debió haber visto lo que sucedió allí. Luego, los otros combatientes entraron en la habitación. Estábamos en shock y exclamamos: “Lo eliminamos, y es posible que quedemos con vida después de todo esto. Sólo que ahora tenemos que salir de aquí. Y rápido.”
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O'Neill Bin Laden
O'Neill Bin Laden
La cama de la habitación en la que fue eliminado Osama Bin Laden.
(Yediot Ahronot)
Tres semanas antes, O’Neill (44) y el resto de la unidad 6 de los SEALS habían sido llamados a una habitación en una instalación militar en Virginia Beach. La reunión era secreta. Sólo les explicaron que se encontró algo dentro de una casa en algún país. Nos dijeron: "Tendrán que volar allí, ingresar a la vivienda, tomar esa cosa y traerla”, cuenta. O’Neill y sus compañeros creyeron que se trataba de otro objetivo. “Al principio pensamos que era [el líder libio, Muamar] Gadafi. Fue exactamente en abril de 2011, cuando comenzó la Primavera Árabe, y tenía más sentido que fuera Gadafi. Nos dijeron que nos fuéramos a casa, que viéramos y pasáramos tiempo con nuestros hijos”, añade.
“Y se nos ordenó regresar el domingo a una sesión informativa que también incluiría al vicepresidente de los Estados Unidos, el comandante de la Marina y el secretario de Defensa", recuerda.
–Bien, llegaron a la reunión informativa, ¿y después?
–Lo primero que nos dicen es: "Chicos, la razón por la que están aquí es porque estamos más cerca que nunca de capturar a Bin Laden". Fue un momento muy intenso y fue un gran honor que nos pidieran que lleváramos a cabo esta misión.
* * *
Esto fue después de un gran esfuerzo de inteligencia llevado a cabo por los servicios estadounidenses, que lograron ubicar el complejo en Pakistán y llevarse suficiente información, con el fin de que las fuerzas especiales pudieran planear una operación.
Esta tarea de inteligencia, descrita en detalle en la película La noche más oscura, fue dirigida principalmente por mujeres, especialmente por una analista de la CIA, conocida en el filme como "Maya". Fue la misma "Maya" quien apareció frente a O’Neill y sus hombres en la dramática sesión informativa. "Nos explicó durante cuatro horas por qué estaba segura de que Bin Laden estaba en este edificio", relata O’Neill. "Fue muy precisa y brindó muchos detalles. Dedicó toda su vida a encontrarlo. Su confianza nos convenció. Luego, en el entrenamiento, nos decía casi todos los días: ‘Bin Laden está en el tercer piso de este edificio. No entiendo por qué no estamos allí ahora’".
"Comenzamos a entrenar durante tres semanas para la operación, no para nosotros, sino principalmente para demostrar a las personas que nos enviaban a la misión que éramos capaces de llevarla a cabo. Incluso el propio presidente Obama dijo que nunca estuvo totalmente convencido de que Bin Laden estuviera allí, pero sí estaba convencido de que debíamos ir y averiguar qué ocurría allí."
La casa fortificada se encontraba a unos cuatro kilómetros del centro de Abottabad, unos 50 kilómetros al norte de la capital paquistaní, Islamabad. El edificio, de unos 280 metros cuadrados, estaba rodeado por altos muros de hormigón, y el tercer piso tenía un balcón rodeado por un muro de unos dos metros de altura. Según la información de inteligencia, allí se encontraban el dormitorio y el balcón de Bin Laden. Pero nada era seguro. O’Neill comenta: "Comenzamos a entrenar durante tres semanas para la operación, no para nosotros, sino principalmente para demostrar a las personas que nos enviaban a la misión que éramos capaces de llevarla a cabo. Incluso el propio presidente Obama dijo que nunca estuvo totalmente convencido de que Bin Laden estuviera allí, pero sí estaba convencido de que debíamos ir y averiguar qué ocurría allí".
–¿Cómo se prepararon para la operación?
–Entrenamos con helicópteros y realizamos simulacros de todo tipo de escenarios una y otra vez; todo el día y toda la noche. Empezamos a pensar, por ejemplo, qué sucedería cuando aterrizáramos y los vehículos comenzarán a huir del edificio: qué helicóptero perseguiría a qué vehículo, y qué sucedería si tuvieran motocicletas.
–¿Cuál era su principal temor?
–Que el edificio explotara con nosotros adentro.
–¿Tenía miedo de morir allí?
–Tenía miedo, pero no a la muerte. Nunca le he temido a la muerte en sí, pero está bien tener miedo. Me causa gracia cuando la gente me pregunta: “¿Cómo es no temer nunca?” Por supuesto que tenía miedo, todos los días, de perder a alguien. Si alguien te dice que nunca le tiene miedo a nada, entonces o está mintiendo o es un sociópata. Pero había algo aquí que nos ayudó a superar el temor: no queríamos capturar a Bin Laden para obtener la gloria. Lo hicimos por esa madre soltera que llevó a su hijo al jardín de infantes el martes por la mañana, y 45 minutos después saltó a su muerte desde un rascacielos en llamas. Entonces yo tampoco tenía miedo de morir; acepté la muerte. Ya me había despedido de mis hijos, ya había comido la última comida con ellos. Sin que ellos lo supieran, claro.
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Obama Osama
Obama Osama
En mayo de 2011 el mundo se conmovió con la noticia del asesinato de Osama Bin Laden, responsable de los atentados del 11-S.
(AFP)
–Tienes una esposa e hijos. ¿Escribiste una carta para el hipotético caso de que no volvieras?
–Sí, a todos. Les escribí: “Siento que me haya perdido sus bodas, estoy seguro de que fueron increíbles; cuiden bien de mamá” y cosas por el estilo. Le entregué las cartas a un hombre de inteligencia y le dije: “Si me ves mañana, devuélvemelas”. Luego las rompí.
–¿Le dijiste algo a la familia antes de ir a matar a Bin Laden?
–No, no pude decirles nada. Ni una palabra. Llevé a mi pequeña hija a un sitio de juegos para niños. Ella todavía era pequeña y lo único que le importaba era jugar. Allí jugó con otra niña y yo me senté a observar y dialogué con la abuela de la pequeña. Recuerdo que miré a esta señora que acababa de conocer y pensé: “No tiene idea de lo que voy a hacer mañana”.
Al día siguiente, O’Neill y el resto del equipo abordaron un avión en los Estados Unidos, y partieron hacia una base estadounidense en Afganistán, donde comenzó oficialmente la Operación “Lanza de Neptuno” y esperaron la luz verde. Durante la noche que va del domingo al lunes, justo antes de la medianoche, O’Neill y otros 23 combatientes abordaron los dos helicópteros Black Hawk que los esperaban allí y despegaron.
Según algunos informes, los helicópteros estaban equipados con tecnología elusiva para que no fueran detectados por los sistemas de radar del Ejército de Pakistán. Junto con ellos en el helicóptero también estaba un perro de combate de nombre Cairo, que fue llevado allí para perseguir a los fugitivos, identificar escondites en el edificio y oler explosivos. "Cairo se sentó a mi lado durante todo el vuelo", recuerda O’Neill. "Es un perro increíble", añade.
"Conté de uno a mil y luego de mil a uno para tener la mente ocupada. Antes de llegar allí, todos aceptamos la muerte, aceptamos el hecho de que ésta era la última vez que hacíamos algo como esto juntos."
–¿Qué hizo durante el vuelo?
–Conté de uno a mil y luego de mil a uno para tener la mente ocupada. Antes de llegar allí, todos aceptamos la muerte, aceptamos el hecho de que ésta era la última vez que hacíamos algo como esto juntos. Estábamos casi en paz, sentimos que no teníamos nada que perder y que lo hacíamos por las razones correctas. Teníamos claro que los paquistaníes podrían derribarnos, pero el temor de que un misil pudiera alcanzarte no evitaría que lo hiciera, por lo que era un desperdicio de energía, y sabíamos que simplemente no debía preocuparnos. Entonces yo comencé a contar y un compañero al lado mío se quedó dormido mientras escuchaba música con sus auriculares. Estaba muy orgulloso de él. Le dije a otro combatiente: “Mira, está en camino de eliminar a Bin Laden, el hielo corre por sus venas, es impresionante”.
"Después de unos 90 minutos, vimos las luces de un campo de golf. Es una ciudad turística, así que sabíamos que habíamos llegado. Luego, abrimos las puertas del helicóptero. En ese momento sentí que esto iba en serio, que realmente íbamos a matar a ese hijo de puta.”
Pero en ese momento todo se complicó. Durante el aterrizaje en el complejo de Bin Laden, uno de los helicópteros Black Hawk tuvo una falla técnica, por lo que se vio obligado a realizar un aterrizaje de emergencia fallido y quedó fuera de servicio. Los combatientes no resultaron heridos, pero el helicóptero en el que viajaba O’Neill aterrizó en el lugar equivocado. “Recuerdo que puse los pies en el suelo, miré la casa de los vecinos y me dije: 'Bueno, creo que empezaré la guerra desde aquí'”, relata.
"Estábamos parados frente a la puerta de entrada al complejo de Bin Laden, y teníamos que decidir cómo ingresar. El tipo que estaba a mi lado tenía un explosivo de unos dos metros de largo, era una bomba realmente grande, abriría cualquier cosa. La puso allí y voló el portón. Pero después nos encontramos con una pared de ladrillos. Se dio la vuelta y me dijo: 'Esto no está bien'. Y yo le respondí: ‘No, es bueno. Nadie hace esto. Bin Laden está acá’”.
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O'Neill Bin Laden
O'Neill Bin Laden
Robert O'Neill durante su etapa en el ejército estadounidense.
(Yediot Ahronot)
"Mientras tanto, uno de nuestros hombres ya estaba patrullando alrededor del recinto con el perro, y de repente ve el helicóptero destrozado contra la pared. Estaba seguro de que los hombres de Bin Laden lograron derribarlo y se puso en contacto con nosotros: 'Chicos, estén atentos, porque están totalmente listos para atacarnos’. Y uno de los otros le respondió por: ‘¡No, idiota! Este es nuestro helicóptero, nos estrellamos’. Esto es lo que me gusta de estos chicos: estábamos en una casa que podía explotar en cualquier momento pero no perdían el sentido del humor. Sé que suena horrible, pero cuando miré a los muchachos en ese momento, me di cuenta de por qué las mujeres se sienten atraídas por nosotros (risas). Entonces les dije: '¿Quizás deberíamos dejar de reír e ir a buscar a Osama bin Laden?’".
"Comencé a rastrear las habitaciones del primer piso. En cada habitación en la que entraba, buscaba explosivos. Estaba claro que se estaban escondiendo y no sabíamos dónde se encontraban"
–Y fue a buscarlo.
–Sí. Comencé a rastrear las habitaciones del primer piso. En cada habitación en la que entraba, buscaba explosivos. Estaba claro que se estaban escondiendo y no sabíamos dónde se encontraban. Había algunas personas allí con armas, pero logramos neutralizarlas.
–Eso era en el primer piso, ¿y después?
–Estábamos a punto de subir al segundo piso. La analista de la CIA nos dijo en las sesiones informativas que nos toparíamos con una escalera y que seguramente allí se encontraría con Khalid Bin Laden' (el hijo de Osama y hermano de Hamza, el heredero de su padre, que no estaba presente en el edificio). Nos advirtió que Khalid estaría armado y que él sería la última línea de defensa de Bin Laden.
"Y ella tenía toda la razón. Eso era exactamente lo que había. Había un combatiente frente a mí, que intercambió algunas palabras con Khalid y luego le disparó. Pasamos por encima de su cuerpo y continuamos hasta el segundo piso. Todos, excepto yo y el primer hombre, nos dividimos en diferentes habitaciones. Ambos nos quedamos en la entrada para montar guardia. Entonces, mi compañero miró hacia las escaleras que conducían al tercer piso, y vio una especie de cortina verde, y me hizo señales para que mirara. Ambos miramos hacia arriba, y vimos luz y algo de movimiento. Supuso que era un terrorista suicida. Le dije: debemos subir ahora y eliminarlos”, cuenta.
–Un momento intenso.
–No. La sensación era más de “estamos a punto de explotar a cada momento, estoy cansado de pensar demasiado en eso, así que terminemos con esto”.
Después de unos segundos y tres balas en la cara –dos de inmediato y una para asegurarse que muriera– el terrorista más buscado del mundo yacía sangrando sobre la alfombra de su dormitorio
Y subieron. Efectivamente allí de un lado había dos mujeres, que comenzaron a gritar, y del otro lado, hacia el que se volvió O’Neill, estaba Osama Bin Laden detrás de su esposa Amal. Después de unos segundos y tres balas en la cara –dos de inmediato y una para asegurarse que muriera– el terrorista más buscado del mundo yacía sangrando sobre la alfombra de su dormitorio.
–¿Estaba seguro de que era él?
–Sabíamos que era él, pero teníamos que estar seguros al ciento por ciento. Recolectamos muestras de saliva y huellas dactilares. Uno de los muchachos hablaba árabe y conversó con una de sus hijas en una habitación, hasta que finalmente dijo: “Sí, es él, es el jeque Osama”.
–¿Te acercaste a su cuerpo después de haberlo perseguido tantos años?
–Sí. Todavía puedo verlo cada vez que cierro los ojos: estaba parado sobre él, sin poder creer que estaba viendo a Bin Laden. Uno de los chicos se me acercó y me preguntó: “¿Estás bien?’ Le respondí: “No lo sé. ¿Y ahora qué hacemos?” Estaba bastante en shock. Sonrió y me dijo: “Ahora vamos a buscar las computadoras para reunir inteligencia, hemos hecho este ejercicio cientos de veces”. Le dije: “¡Tienes razón, ya estoy de vuelta!” Y me dijo: "Sí, acabas de matar a Osama bin Laden, el mundo ha cambiado. Pero ahora volvamos al trabajo".
Todo este drama duró unos 40 minutos. Bin Laden fue eliminado en segundos, el resto del tiempo se dedicó a recopilar inteligencia de su casa. "Encontramos las computadoras, drogas. Tuvimos que empacar todo y también poner el cuerpo de Bin Laden en un saco". En su libro, O'Neill describió la situación de la siguiente manera: "Tres tipos metieron a Bin Laden en un saco, pero no lo cerraron. Uno de ellos ordenó. ‘Hay que tomar fotografías digitales para confirmar que matamos a quien pensamos’. La cabeza de Bin Laden quedó partida en su parte de atrás, como un melón en el suelo, así que me incliné y ejercí presión para unir las partes y que uno de los chicos tomara una foto".
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Casa Bin Laden
Casa Bin Laden
La residencia en la que murió Bin Laden vista desde una casa vecina.
(AP)
Cuando salieron del edificio, alrededor de las dos de la madrugada, se llevaron el cuerpo de Bin Laden. "Lo llevamos con nosotros para identificación. Unas horas más tarde, estaba en Afganistán mientras los oficiales de la CIA examinaban el cuerpo. Y mientras el cadaver de Bin Laden yacía a mi lado, vi cómo el presidente Barack Obama anunciaba el asesinato. Mientras escuchaba al presidente de los Estados Unidos decir 'Osama bin Laden', yo miraba el cuerpo y pensaba: '¿Cómo diablos llegué tan lejos de Montana?' Ese instante fue una locura. La sensación era surrealista y me tomó años digerirla. Con los años me di cuenta de que cualquiera puede hacer lo que quiere con su vida. Después de todo, yo era el niño que ni siquiera sabía nadar, y me convertí en un Navy SEAL.”
–¿Después del anuncio de Obama celebraron?
–Lo siguiente fue darnos una ducha después de tantas horas. Y después queríamos beber algo. Sabía que los chicos de la base seguramente tenían algún escondite secreto con whisky. Me acerqué a ellos, tomé una copa, comimos pizza. Y después de eso volamos de regreso a Estados Unidos.
"Después de una prueba de ADN, que finalmente confirmó que se trataba de Bin Laden, el ejército se llevó el cuerpo al Golfo Pérsico. Dijeron que debía ser arrojado al mar, no enterrarlo. No se publicaron fotos, aunque yo habría actuado de otra manera"
–¿Sabe quién arrojó el cuerpo de Bin Laden al mar?
–Después de una prueba de ADN, que finalmente confirmó que se trataba de Bin Laden, el ejército se llevó el cuerpo al Golfo Pérsico. Dijeron que debía ser arrojado al mar, no enterrarlo. No se publicaron fotos, aunque yo habría actuado de otra manera .
–¿Qué hubiera hecho diferente?
–Creo que las imágenes deberían haber sido publicadas. Para combatir toda teoría conspirativa y porque habría ayudado al proceso de duelo de tantas familias.
Cuando O’Neill regresó a Estados Unidos, una de las primeras llamadas que hizo fue a su madre. No pudo entrar en demasiados detalles, pero cuando escuchó el anuncio de Obama ella aparentemente entendió lo que significaba. "Tengo una broma con mi madre desde la secundaria", cuenta. “Yo le decía, 'Mamá, deja de preocuparte por mí, haré algo especial en mi vida'. Y después de la operación la llamé y le dije: 'Mamá, puedes empezar a preocuparte ahora. Porque esta cosa especial que te dije que haría en mi vida, ya la hice".
–¿Qué le contó a la familia?
–Conocí a mi actual esposa después de la operación y ella no sabía quién era yo. Es curioso que cuando salía con chicas, ninguna me creía. Contar que era un Navy SEAL podía ser creíble, ¿pero decir que maté a Bin Laden?
En agosto de 2012 O’neill se retiró de los Navy SEAL después de 16 años y más de 400 misiones diferentes, incluida la persecución de líderes talibanes en Afganistán, asesinatos en Irak y Liberia, y numerosas misiones secretas. "De repente maté a Bin Laden y las cosas cambiaron", explica sobre el motivo de su retiro. "Sentí que era el momento. Quería ver cómo mis hijos se casaban. Perdí muchos amigos. Ya no me entusiasmaban las armas y disparar a gente. Y cuando eso sucede es el momento de retirarse".
–¿Durante su carrera alguna vez entrenó con soldados israelíes?
–Entrené con algunos de ellos en Virginia. Son como cualquier otra unidad selecta: gran sentido del humor, dispuestos a trabajar duro y luego tomar unas copas. Realmente los adoro.
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O'Neill Bin Laden
O'Neill Bin Laden
Retirado del ejército, actualmente O'Neill brinda conferencias.
(Yediot Ahronot)
En 2014, apareció por primera vez en público y dijo en televisión que él era el hombre que le había disparado a Bin Laden. Rápidamente se convirtió en un comentarista codiciado de Fox News y en un referente de la derecha estadounidense. Hoy divide su tiempo entre Tennessee y Nueva York, es un escritor de éxito de ventas y también un conferencista muy solicitado. Incluso una década después, los estadounidenses todavía anhelan conocer cada detalle de la operación para asesinar al comandante de al-Qaeda.
"De todos los libros escritos sobre la operación, el mío es el único aprobado por el Pentágono. Hice todo de la manera correcta"
–Por otro lado se le critica que haya roto el código de silencio de la unidad.
–De todos los libros escritos sobre la operación, el mío es el único aprobado por el Pentágono. Hice todo de la manera correcta y no me importa lo que la gente piense de mí.
–Mató a la persona más peligrosa del mundo. ¿Teme por su vida?
–No tengo miedo. Mi nombre fue publicado hace años y hasta prefiero que sepan quién soy. Me amenazaron, pero tengo armas, cámaras y perros.
–Se supone que un trabajo como el que usted tuvo conlleva un costo mental por matar gente, vivir con tantos secretos.
–Matar gente no es normal, el trastorno de estrés postraumático existe. Mi lema es: si tuviste un día difícil, habla con alguien. Y si tuviste un buen día, habla con alguien porque puede que haya tenido un día difícil.
–¿Y ha tenido días difíciles?
–Todos pasamos por muchas cosas. Sí.
–¿Todavía sufre de estrés postraumático?
–No estoy loco de remate, pero a veces hay momentos en los que pierdo el control. Entonces hago ejercicio o salgo a correr.
–¿Tiene pesadillas sobre el asesinato de Bin Laden?
–No. Cuando tengo pesadillas, normalmente se trata de dinosaurios, no de Osama Bin Laden, nunca.
–¿En serio, dinosaurios?
–Sí. Ni siquiera fue nuestra misión más difícil, fue una tarea bastante fácil. Sólo necesité una linterna y un arma.
"No quiero matar gente. Creo que sentarse con una cerveza y hablar es mucho mejor que disparar"
–¿Hay alguna persona buscada que se arrepienta de no haber podido eliminar?
–La respuesta quizá lo sorprenderá: no quiero matar gente. Creo que sentarse con una cerveza y hablar es mucho mejor que disparar. Cuando serví en Irak, me preguntaba mucho al respecto. Después de matar gente allí, me preguntaba: “¿Lo maté solo porque nacimos en diferentes lugares?” Prefería llevarme bien con la gente que matarla.
–Este asesinato también logró convertirse en un asunto político en Estados Unidos. ¿Cree que Trump los hubiera enviado a tal operación?
–Sí. El presidente Obama nos envió, era demócrata y creo que estaba tratando de hacer lo correcto para todo el mundo. Estoy seguro de que Trump hubiera hecho lo mismo y también Bush. Todos en este caso habrían dicho que sí.
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