Muhammad Adas
Muhammad Adas fue asesinado esta semana.
Ynet
Desde principios de año ya suman 22 los asesinatos en el sector árabe israelí.

El crimen en el sector árabe israelí contado desde adentro: “Todavía temo por mi vida”

La muerte de un joven de 15 años desató protestas en Israel y refleja una crisis de violencia en esa porción de la sociedad. Dos hombres con pasado criminal revelan cómo se forma un sicario, cuánto cuesta un asesinato, cuáles son las causas del flagelo y de qué manera intentan reconstruir sus vidas.

Hasn Shalan - Adaptado por Tom Wichter |
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Desde que comenzó el 2021 ya suman 22 los israelíes asesinados en localidades árabes, una ola de crimen que explotó esta semana en el país a partir de la muerte de Muhammad Adas, un joven de 15 años que fue blanco de 20 disparos de otro adolescente en Jaljulia, un pueblo árabe en el corazón de Israel.
En Jaljulia se preguntan cómo alguien tan joven consiguió esa cantidad de armas y municiones, y realizaron diferentes manifestaciones en las calles para reclamar soluciones a un problema de violencia recurrente, que ya se transformó en crisis.
¿Cómo llega un menor a estos círculos? ¿A quiénes responden? ¿Cuánto vale un asesinato? ¿Cuál es el rol de la policía israelí? Para entender mejor el fenómeno Ynet entrevistó a Abbas y Amir, dos árabes israelíes que de jóvenes integraron bandas criminales y cuentan la historia desde adentro.
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Protesta Árabe
Protesta Árabe
Desde principios de año ya suman 22 los asesinatos en el sector árabe israelí.
(AFP)
“Hice de todo. Le disparé a gente en el pie, disparé contra casas, quemé autos, amenacé gente”, revela Abbas, de 35 años, quien se presenta con ese seudónimo porque, aunque ya dejó atrás ese estilo de vida y cumplió una condena por un delito grave, todavía teme represalias. “Conviví con los delincuentes más crueles y asesinos traficantes de drogas, lastimé a otros y trataron de lastimarme”, agregó.
Aunque ya tomó la decisión de no regresar a círculos delictivos, Abbas cree que esa etapa lo perseguirá por siempre. “No va a ser fácil, temo por mi vida, no puedo salir a la calle y caminar como todos los demás. Esto terminará cuando reciba una bala, aunque sepan que hoy ya no le hago mal a nadie”, afirma.
A la hora de evaluar los motivos de la reciente ola de violencia, Abbas responde que el crimen es un mundo atractivo para muchos jóvenes pobres, y que en los últimos años la desesperación creció. “Un asesinato cuesta entre 10 mil (3.000 dólares) y 15 mil shekels (4.500 dólares), pero hace unos años era mucho más caro, 100 mil shekels (30 mil dólares) o más”, reveló.
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Árabe
Árabe
Dos árabes israelíes, con seudónimos y a cara cubierta, le contaron a Ynet sobre sus experiencias en bandas delictivas.
(Ynet)
También sostiene que, a diferencia de hoy, cuando él integraba esos grupos se tenía cuidado de no dañar a esposas, hijos o personas inocentes. Y según su experiencia los motivos para ordenar asesinatos son diversos y banales: “Alguien que miró mal a otro, una discusión sobre un estacionamiento, un problema con mujeres o una parcela de tierra”.
¿Cómo llegan los chicos a este mundo criminal? "Generalmente provienen de un entorno socioeconómico problemático, familias que no tienen a dónde ir. Padres muertos, enfermos o separados, y todo tipo de situaciones que son aprovechadas para explotar niños y convertirlos en delincuentes”, relata Abbas. “Los chicos ven a los criminales mayores como reyes y siguen su ejemplo, no tienen nada y quieren ser como ese mayor que tiene dinero y coches”, agrega.
A la distancia, Abbas considera que existe una diferencia fundamental entre la juventud árabe y el resto de la población de esa edad: “En el sector judío cuando un chico cumple 18 años comienza una vida en el ejército, pero eso no pasa con nosotros”. Además, señala a la policía israelí por saber dónde están los grandes delincuentes y cuáles son sus métodos. “No hacen nada y eso les permite seguir reclutando adolescentes para hacer dinero con el tráfico de drogas, la extorsión y las amenazas”.
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Protesta Árabe
Protesta Árabe
Protesta en Jaljulia tras el asesinato de Muhammad Adas, un adolescente de 15 años.
(Yair Shagi)
“Antes si alguien disparaba hacia una casa la policía allanaba la casa del madre del menor responsable, la llevaban a la comisaría y no la liberaban hasta que apareciera el hijo”, recuerda sobre su época en bandas criminales. "Hoy ya no les importa, saben quién es el asesino y no les interesa", denuncia sobre las fuerzas de seguridad.
Amir, de 40 años, asegura que estuvo 16 años involucrado con el delito en localidades árabes. “Solía amenazar a personas con armas”, cuenta sobre un pasado que quiere dejar atrás pero le sigue presentando obstáculos: “Nadie está dispuesto a darme un trabajo debido a mis antecedentes”.
“El estigma me persigue, quiero trabajar y ganar el pan con el sudor de mi frente, pero nadie me ofrece un empleo. Y como mi caso hay muchos en la sociedad árabe”, asegura Amir, hoy padre de familia que busca reinsertarse en la sociedad. “Estuve involucrado en hechos muy graves, soy consciente de ello, pero nadie me da una oportunidad”.
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Policía Árabe
Policía Árabe
“Antes la policía allanaba la casa del madre del menor responsable, la llevaban a la comisaría y no la liberaban hasta que apareciera el hijo”.
(Ynet)
Aunque coincide con Abbas sobre el rol policial como factor que explica este fenómeno, para Amir “la principal culpa es nuestra”. A su vez, asevera con pesimismo que el delito es un camino sin salida: “Toda persona que agarra un arma sabe que el final será difícil, que toda acción tiene su precio y no hay escapatoria”.
“Estoy devastado por dentro. No quiero volver al mundo del crimen, no quiero que mis hijos se vean afectados por mi situación”, resumió desesperado.
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