En diciembre de 2018 el terrorista Asim Barghouti bajó de un vehículo y disparó a soldados israelíes, en un atentado que dejó tristes consecuencias: los soldados Yuval Mor-Yosef e Yossi Cohen murieron, mientras que Nathanel Felber sufrió heridas graves que lo hicieron luchar por su vida inclusive hasta estos días.
Cuando ingresó al hospital Hadassah Ein Kerem con una bala en la cabeza los médicos eran pesimistas. Pero Nathanel estuvo dos meses en cuidados intensivos y luego fue trasladado al departamento de rehabilitación del hospital Sheba Tel Hashomer, en donde comenzó una larga recuperación durante la cual su estado mejoró lentamente.
Hace tres meses debió atravesar una compleja operación, y tiempo después su proceso de recuperación dio un giro interesante a partir del vínculo que estableció con Sheba, un perro del hospital adiestrado para este tipo de terapias: el miércoles pasado, después de varios encuentros, por primera vez Nathanel pudo mover completamente su mano y acariciar al perro.
Sheba, de siete meses, fue entrenada para animar a los pacientes, ayudar a sobrellevar el dolor, ampliar el rango de movimiento y fomentar la actividad cognitiva. Su presencia en el hospital se basa en estudios prestigiosos a nivel mundial que demuestran los numerosos beneficios de estas terapias con perros, y Nathanel es testigo directo de ello.
"Su conexión con el perro es asombrosa", cuenta emocionada Judy, la madre de Nathanel. "Ahora, por ejemplo, cuando tiene algún problema en la mano derecha, le ponen comida del perro a Nathanel en la mano, el perro lo lame y él reaciona de inmediato con una caricia", relata sobre los últimos avances. "Está mejorando mucho, nos entiende. Se las arregla para mover partes del cuerpo, asentir o negar con la cabeza", agregó.
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Los soldados Yuval Mor-Yosef e Yossi Cohen murieron en el atentado perpetrado en diciembre de 2018.
(Ynet)
Guy Rodomin, uno de los fisioterapeutas del hospital, recordó que "Nathanel llegó en un estado de conciencia mínima" y resaltó que en el último tiempo hubo avances significativos en su recuperación. "Notamos una gran mejora, los movimientos, el giro de la mirada y sus emociones hacia el perro lo motivan enormemente".
"El perro no juzga al paciente y eso ayuda al tratamiento", sostiene a su vez el profesor Israel Dodkevitz, director del departamento de rehabilitación y el impulsor de la llegada de perros al hospital como parte de los tratamientos. "Las capacidades y los deseos del paciente cambian", argumenta sobre esta terapia que en el caso de Nathanel se une a otro tipo de tratamientos como fisioterapia, terapia ocupacional y clínicas de comunicación.
