El iraní conoció a Yasser Arafat en Beirut, Líbano.
El iraní conoció a Yasser Arafat en Beirut, Líbano.
AFP
Abu Hashem enseña una de sus fotos junto a Yasser Arafat.

El extraño destino de un antiguo guardaespaldas de Yasser Arafat

Abu Hashem, nacido en Irán, conoció al fallecido líder nacionalista palestino en Beirut y, desde entonces, lo siguió en cada uno de sus viajes, hasta quedar acorralado en Franja de Gaza. "Solamente quiero salir de aquí y morir en mi país", asegura.

AFP - Adaptado por Juan Martín Fernández |
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Solamente un ciudadano iraní reside en Franja de Gaza: Abu Hashem. El anciano, atrapado en el enclave palestino hace años, es un antiguo guardaespaldas de Yasser Arafat (líder nacionalista palestino fallecido en 2004) y sueña con regresar a morir a Teherán.
Sentado sobre un colchón en el suelo, endeble, como si apenas hacer el menor movimiento le infligiera una tortura, golpea un cigarrillo con su índice dejando caer las cenizas dentro de una lata. Abu Hashem no esperaba finalizar su vida así, en Rafah, localidad ubicada al sur de Gaza, un sector devastado por la pobreza y los conflictos. Y aún menos, verse obligado a mendigar todos los viernes ante las mezquitas, 40 años después de haber abandonado la República Islámica para enrolarse en la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en plena guerra del Líbano.
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Abu Hashem enseña una de sus fotos junto a Yasser Arafat.
Abu Hashem enseña una de sus fotos junto a Yasser Arafat.
Abu Hashem enseña una de sus fotos junto a Yasser Arafat.
(AFP)
"Conocí a Abu Amar (Yasser Arafat) en Beirut. Allí me pidió que lo acompañase, entonces me convertí en su guardaespaldas y, también, en el de Abu Yihad, jefe del ala militar de la OLP, posteriormente asesinado”, relata el encorvado anciano en un árabe salpicado de lengua persa, evocando la "edad de oro" de Líbano.
Sus documentos palestinos fijan su edad en 70 años, en tanto los iraníes en 78. Sin embargo, mientras le solicita a su yerno Alaa que le alcance una vieja caja con fotos amarillentas, el anciano afirma que tiene casi un siglo.
Los recuerdos de su juventud son como un cofre del tesoro para este antiguo experto en explosivos, los cuida con su vida. Los retratos lo muestran firme, vestido con uniforme de fajina, bigote abundante y muy vigoroso. Con orgullo, enseña una foto apretando una mano de Arafat, quien le apoya ambas sobre sus hombros.
Aunque le gusta recordar viejos tiempos, el veterano revela poco. Cuenta que combatió en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, en Beirut, y no tanto más. Afirma que actuó por convicción, abandonando a su familia en Irán.
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Sus documentos palestinos fijan su edad en 70 años, en tanto los iraníes en 78.
Sus documentos palestinos fijan su edad en 70 años, en tanto los iraníes en 78.
Sus documentos palestinos fijan su edad en 70 años, en tanto los iraníes en 78.
(AFP)
Tras la partida de Arafat de Beirut, en 1982, para refugiarse en Túnez, Abu Hashem regresó a su morada en el norte de Yemen, donde entrenó a combatientes de la OLP. Entre sus documentos, se encuentra también un pasaporte iraní ya caducado, emitido a comienzos de la década de 1990, y viejos documentos falsos en los que figura como refugiado palestino.
En 1994, tras los acuerdos israelo-palestinos de Oslo, Arafat retornó a Gaza y Abu Hashem lo acompañó. Entonces, comenzó a crecer dentro de las fuerzas palestinas y se casó con tres mujeres con las que tuvo seis hijos, la mayor llamada Mona.
"De niña, recuerdo haber visto a mi padre junto a Abu Amar. Pero después de venir a Gaza, nunca más volvió a viajar", señala la joven mujer de 24 años, que vive en una humilde vivienda de hormigón con techo de hojalata, vecina a un vertedero por encima del cual sobrevuelan los buitres mientras niños hurgan entre la basura.
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Mona, la hija mayor de Abu Hashem.
Mona, la hija mayor de Abu Hashem.
Mona, la hija mayor de Abu Hashem.
(AFP)
Ocurre que los 375 dólares mensuales de la pensión palestina de Abu Hashem no son suficientes para alimentar a esposas, hijos y nietos: "Es humillante, lo he perdido todo; mi familia sufre la indigencia", asegura.
Abu Hashem señala que no disfruta de ningún privilegio, a pesar de que Hamás es muy próximo a Irán. De acuerdo a fuentes de seguridad locales, es el único iraní en Gaza y, técnicamente, se encuentra allí atrapado: por su nacionalidad, no puede salir del enclave pasando por Israel, principal enemigo de Teherán. De esta manera, Egipto se convierte en su única salida posible. Pero el anciano ya no cuenta con un pasaporte vigente.
"Las cloacas de Irán son preferibles a la situación en Gaza", resopla el hombre, mostrando el sudario inmaculado que ha preparado para el día de su muerte, que espera sea en otro lugar. "Solamente quiero salir de aquí y morir en Irán, fui un idiota al quedarme”, exclama.
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