Seis meses después de haber celebrado Pésaj en soledad, debido al cierre general del país la población de adultos mayores de Israel se enfrenta una vez más a una cena festiva sombría, alrededor de una mesa vacía.
“Hasta el coronavirus mi vida venía bien, pero en los últimos meses todo terminó y estoy solo. Tengo un grupo de amigos pero cada uno está en su casa”, contó Pinchas Golan, un sobreviviente de la Shoá de 86 años que en la noche del viernes celebrará Rosh Hashaná sin el afecto de sus seres queridos.
“Pésaj lo pasé solo y triste, y lo mismo pasará hoy”, lamentó Pinchas y culpó a las autoridades por esta situación: “Si algo me ocurre será culpa de ellos. ¿Cuánto tiempo puedo quedarme frente al televisor? Extraño interactuar con las personas”, contó con dolor.
Sima Janowski, de 83 años y también sobreviviente del Holocausto, emigró a Israel desde Ucrania en 1995, su esposo murió hace 12 años y sus hijos no viven en el país. “Pasé por muchas cosas en mi vida, pero a esta edad estar solo en casa es muy difícil”, aseguró.
“Cuando llegué al país tenía familia, esposo y mascotas en casa. Mis hijos viven en Alemania hace mucho tiempo y tuve la oportunidad de mudarme allí, pero el idioma me trae recuerdos de la guerra y no pude”, explicó.
Simi Ben Simon, de 71 años, compartió sentimientos similares. “El año pasado en Rosh Hashaná éramos muchos, comimos, cantamos, los vecinos vinieron a preguntar si todo ese olor a comida rica venía de mi casa”, recordó y comparó aquel festejo con el de este viernes: “Me sentaré a comer solo y siento que mi vida se detuvo, esta soledad es la muerte”, señaló.