Henry Cohen
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Enzo Santos
Dr. Henry Cohen

Democratizar el acceso a la atención médica: el impulso de un "Cohen" uruguayo

El Dr. Henry Cohen aspira a "desmonopolizar conocimientos" y garantizar el acceso a los servicios de salud a pacientes de toda América Latina. "Es un proyecto muy altruista", reconoce. Entrevista exclusiva de Ynet Español.

Pablo Londinsky |
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Según el judaísmo, los Cohen son aquellos descendientes de Aarón, hermano de Moisés. Los Cohanim gozaban de un estatus de privilegio en épocas de la existencia del Templo, asumiendo tareas de singular relevancia. Sin embargo, a este selecto grupo también le cabían una serie responsabilidades. Servicios, ofrendas y sacrificios eran parte de esos deberes.
Siglos más tarde, lejos de las tierras bíblicas, un Cohen logra destacarse por el compromiso que resolvió asumir como médico ante la sociedad: el Dr. Henry Cohen aspira -desde Uruguay- a democratizar el acceso a la atención médica en pacientes de la región latinoamericana, y es la iniciativa que está dedicado a promover como estandarte.
Su abuelo Cohen era oriundo de Alejandría, y su abuela originaria de Estambul. “Él ya se había radicado en Turquía, y así fue que coincidieron. Era chofer de tranvías cuando Mustafá Kemal Atatürk –el denominado modernizador del Estado turco- prohibió que los extranjeros trabajaran para la administración pública. Así fue que, ante la inminente pérdida de trabajo, juntos resolvieron emigrar hacia Sudamérica”.
El Dr. Henry Cohen explica, en entrevista exclusiva de Ynet Español, parte de sus orígenes: “Mi padre nació en 1927, en Uruguay. Los Engelman, del lado de mi madre, son originarios de Polonia. Ambos son la primera generación de la familia nacidos en el extranjero”.
Reconocido como uno de los gastroenterólogos más destacados a nivel mundial, el destino quiere que sea en la propia Turquía -cuna de sus raíces familiares- que Cohen reciba en los próximos días el premio Máster de la Organización Mundial de Gastroenterología, máximo galardón al que un especialista puede aspirar.
Lejos de considerarse como “el mejor gastroenterólogo del mundo”, Cohen trasciende a su especialidad y hoy aspira a impulsar un proyecto que garantice desmonopolizar el conocimiento para democratizar y amplificar el acceso a la atención médica de los menos favorecidos en América Latina. “Quiero concentrarme en ello”, reconoce.
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Dr. Henry Cohen
(Enzo Santos)
- ¿Cómo nace su pasión por la medicina?
- Surge como una vocación, más que como una pasión. En secundaria dudé entre ciencias económicas y medicina. La pasión, en sí misma, aparece después de la segunda mitad de la carrera universitaria, cuando ingreso al Hospital de Clínicas de Montevideo y empiezo a tener contacto directo con los pacientes.
Cohen reconoce que no inició este camino con una convicción absoluta de la especialidad por la que habría de inclinarse: “Eso se dio recién en el cuarto año de la carrera. En ese momento había una materia llamada Semiología de Gastroenterología, y allí es donde me vuelco definitivamente por la especialidad”. Incluso recuerda: “el primer día de clase tuve una diferencia con mi docente –por no decir que me peleé- y acabé cambiándome de grupo. En esa clase había un gran docente, el Dr. Elio Zeballos, que fue quien me contagió el gusto por esta especialidad. Fue él quien me sugirió regresar a mi grupo original para evitar ser reprobado”, recuerda entre risas. “Accedí, me reincorporé, mejoré mi relación con la docente, y ahí definí mi orientación. Ya no tuve dudas”.
Con la perspectiva que solo otorga el paso del tiempo, Cohen rememora: “los años básicos de Facultad de Medicina me costaron mucho, eran años difíciles –tiempos de dictadura- no me sentía para nada cómodo, era controlado permanentemente. Incluso después de cursar primer año, me trasladé a Buenos Aires, pero vino la dictadura en Argentina y terminé regresando a Uruguay para retomar nuevamente la carrera en Montevideo y poder avanzar en ella ya sin interrupciones”.
- ¿Soñó en ese entonces con una trayectoria como la que logró desarrollar?
- En realidad, no. No había antecedentes de profesionales en la familia. Mis orígenes son muy humildes: mi padre dejó la escuela a los nueve años para aprender el oficio de joyero y se casó muy joven con mi madre. Ella tenía apenas 16 años y debieron acompañarse mutuamente. Nunca soñé con ser docente universitario. Uno aspira a ser un buen médico, ayudar a los pacientes –las cuestiones ‘románticas’ de la carrera-, pero después las cosas se fueron dando. Fui becado a Japón en 1983, y tuve que irme cuando mi hijo –Pablo- tenía apenas 17 días de vida. Fue muy duro para mí como para mi señora, pero eso me cambió la vida. Incorporé la técnica de la ecografía, pero –más importante aún- aprendí a pensar de otra manera, con mentalidad japonesa aplicada a la medicina.
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Henry Cohen
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"Aprendí a pensar de otra manera", reconoce Cohen sobre su experiencia en Japón.
(Enzo Santos)
A su regreso de Oriente, Cohen ya había concursado por un cargo docente con apenas 29 años. “Rápidamente me di cuenta cual era el camino a transitar. Así empecé a trabajar como profesor y ecografista, y avancé en una carrera que atravesó por altibajos”. Por caso, Cohen recuerda que por cuestiones político-administrativas su nombramiento como profesor se dilató en algunos años. Sin embargo, descarta que esas demoras estuvieran vinculadas a su apellido o a su condición religiosa: “Hay gente que dice que en ciertos centros médicos del país es más difícil que se incorporen judíos, pero como jamás me interesó trabajar en esos lugares, no es algo que esté en condiciones de afirmar”.
Cohen cumplirá este próximo mes de noviembre 15 años como profesor titular –grado 5- de la cátedra de gastroenterología. Ese será el momento indicado para alejarse al puesto que supo abrazar con singular dedicación.
- ¿Qué se siente al ejercer la docencia?
Ahora que empiezo a alejarme de esa responsabilidad, aquilato la real dimensión del cargo. Hay jóvenes que pidieron conocerme, y cuando los escucho pidiendo orientación o consejos, lo único que intento transmitir es que tienen que aprender a pensar: no importa que uno les enseñe que hoy esto es blanco, porque mañana eso perfectamente puede pasar a ser gris. Los tiempos cambian. Lo que importa es que razonen por sí mismos. Es lo mejor que se puede hacer por los alumnos.
- ¿Cómo se prepara para recibir el galardón de la Organización Mundial de Gastroenterología? ¿Cómo interiorizó ese reconocimiento?
Un sábado de mañana me levanté temprano, abrí el correo y me encontré con esa novedad. Sin pecar de falsa modestia, cuando uno ocupa cargos a nivel internacional sabe que esto es algo que en algún momento le puede tocar. Lo que me generó mayor sorpresa fue la repercusión posterior. Mi hija Lucia –periodista y comunicadora - publicó un tuit que me resultó sumamente emocionante:
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Publicación de Lucía Cohen
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Publicación de Lucía Cohen
(@LuciaCohen)
“Lo increíble es que lo vieron más de 100.000 personas en pocos días, virilizándose de un modo sorprendente”, establece aún conmovido. “Eso generó incluso que –en medio de una consulta con una paciente- una periodista me llamara para interiorizarse del galardón. Al día siguiente publicó en portada de unos de los diarios más importantes del país: “El mejor gastroenterólogo del mundo es uruguayo”. ¡Me quería morir! Ese no es el título del premio, lo adecuado sería denominarlo como Máster de la Organización Mundial de Gastroenterología. Si bien es un título muy prestigioso, lejos estoy de considerarme el mejor de la especialidad –tampoco pretendo serlo- y creo que nadie puede afirmar que es el mejor gastroenterólogo del mundo. Lo desmentí demasiado, hasta que mis propios hijos me dijeron “papá, dejá de desmentirlo, estas siendo demasiado modesto. Nosotros sabemos que es así: sos el mejor del mundo”.
La repercusión, desde entonces, generó que la gente se enterara masivamente del reconocimiento, y así Cohen ha recibido enormes muestras de cariño que van “desde pacientes y colegas hasta gente que me ha parado en la calle para saludarme. Son cosas a la que uno no está acostumbrado, incluso a veces me avergüenza.”
Cohen viajará a Estambul acompañado por su señora, su madre, Elena Fosman –colega y profesora universitaria- además de amigos que viajaran especialemente para presenciar la ceremonia.
“Sin dudas es un año especial, son muchas emociones, muchos reacomodos internos y también externos”, reconoce Cohen. “Sigo con una importante actividad internacional –viajo prácticamente una semana al mes- y tengo intención de bajar ese ritmo. Quiero dedicarle más tiempo al proyecto Echo".
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El Dr. Henry Cohen impulsa desde Uruguay el Proyecto Echo
(Enzo Santos)
Se refiere a una iniciativa que recientemente cumplió cinco años en Uruguay, y que naciera hace ya más de quince en Estados Unidos. Fue creado por el profesor Sanjeev Arora quien “en el hospital universitario de la ciudad de Albuquerque, en el estado de Nuevo México, se encontró en cierto momento de su carrera frustrado por la gran cantidad de pacientes con hepatitis C que no eran diagnosticados a tiempo debido a los ocho meses de espera para concretar una consulta con un especialista”.
Así se inició “un programa de educación continua a médicos generales, rurales, de familia, enfermeras, agentes comunitarios o promotores de salud que se encontraban radicados en las localidades donde vivían sus pacientes con hepatitis C. Utilizando internet y las posibilidades de cualquier computadora para realizar videoconferencias e incluso por teléfono, logró en poco tiempo especializar a estos equipos de salud del primer nivel de atención en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad que lo preocupaba. Con el tiempo, cientos de pacientes en localidades remotas se vieron beneficiados con la atención sanitaria especializada sin moverse de su lugar de residencia, del mismo modo que se beneficiaron sus médicos con la adquisición de nuevos conocimientos”.
“Eso tuvo un éxito impresionante”, señala Cohen.
Julissa Reynoso, exembajadora de Estados Unidos en Uruguay, enterada de la iniciativa invitó al Prof. Arora al país, para que estudiara su viabilidad y posibilidad de aplicación en el país.
Uruguay comenzó a implementarlo para el diagnóstico y tratamiento de la hepatisis C y el HIV. “Hoy llegamos a 13 enfermedades y a 3.000 personas que están conectadas con este proyecto. Hemos entrenado gente incluso de otros países, y somos referencia en Latinoamérica; somos los únicos autorizados a capacitar colegas de otros países en Echo”.
(Proyecto Echo)
Recientemente, Echo selló un convenio con el BID para promover el proyecto en nuevas áreas: “es un proyecto muy altruista”, agrega Cohen. “Sus dos objetivos primordiales son democratizar el acceso a la atención a aquellos pacientes que están en poblados del interior, y desmonopolizar conocimientos: no es posible que uno este al día con la medicina solamente por el hecho de vivir en la capital. Se provee educación médica continua y gratuita. La gente puede aprender mientras trabaja”.
"Nada de esperar meses, nada de viajar de un lado a otro" reza uno de los lemas de Echo. Y es esa la causa por la que este Cohen seguirá dando batalla.
First published: 14:50, 29.08.19
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