FDI
Las FDI se retiraron del Líbano en mayo de 2000.
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Una postal habitual hasta el año 2000: libaneses podían cruzar cada día a Israel.

A 20 años de la retirada israelí del Líbano: los afectos que quedaron del otro lado

El 24 de mayo se cumplirán dos décadas desde que Israel retiró sus tropas del sur libanés. Así, se cortó el flujo de trabajadores que cruzaban cada día a Israel. El dolor de Miriam, que hace años no puede hablar con su amiga; y el recuerdo de Zvi,un agricultor que a menudo alojaba en su hogar a sus empleados libaneses.

Ahiya Raved - Adaptado por Tom Wichter |
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Si bien la retirada israelí del Líbano es recordada por los soldados que pudieron regresar a sus hogares y finalizar una etapa sangrienta, que dejó un saldo de 1.216 israelíes caídos, para muchos ciudadanos del norte fue el comienzo de la pérdida de amistades que quedaron del otro lado de la frontera.
El 24 de mayo del año 2000 las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) retiraron todas sus fuerzas del Líbano. La ocupación había comenzado en 1978 con la operación Litani, que intentó combatir las numerosas infiltraciones de la OLP a través de la frontera para realizar atentados terroristas, y se profundizó en 1982 durante la Guerra del Líbano, cuando las tropas israelíes llegaron hasta Beirut.
En los meses posteriores a la guerra el ejército de Israel realizó sucesivos retrocesos y para 1985 mantuvo solamente el control territorial de una franja de seguridad en el sur. En esos 15 años, hasta la retirada definitiva, miles de libaneses que vivían en esa franja de seguridad tenían acceso diario a Israel para trabajar en armonía con los ciudadanos del norte.
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Metula
Metula
Una postal habitual hasta el año 2000: libaneses podían cruzar cada día a Israel.
(Yaakov Saar)
Miriam Hood, propietaria de un hotel en Metula, recuerda los años posteriores a la retirada como un período de sumo dolor por el destino incierto de una amiga libanesa, cuyo nombre prefiere reservar para resguardar su seguridad. “La conocí en 1984, trabajaba en mi casa y en mi negocio, y rápidamente establecimos un vínculo. Estuvimos casi 20 años juntas y nos convertimos en hermanas”, relata sobre la profundidad de la amistad que forjó.
La retirada israelí se concretó de manera sorpresiva y Miriam recuerda esas horas agitadas. “Un día se fue a su casa, como siempre, y horas después me llamó muy asustada. Me dijo: 'Miriam, algo está pasando, afuera no circula ni un perro, es un silencio de cementerio, estamos muy asustados'”. El repliegue israelí estaba en marcha y la amenaza de la llegada de Hezbollah generaba pánico entre los libaneses que residían en la franja de seguridad.
La amiga de Miriam logró volver a Metula junto a 20 miembros de su familia. “Volvieron pensando que era por pocos días, solo querían regresar a sus casas, pero finalmente vivieron dos años en esa ciudad”, contó Miriam. La estadía de su amiga en Israel finalizó cuando su esposo contrajo una enfermedad grave y decidió regresar a morir en su patria. La pareja volvió al Líbano y sus hijos se quedaron en Israel. “Soy la madre de ellos aquí, hasta el día de hoy me llaman mamá”, expresó Miriam.
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Metula
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Miriam extraña a su amiga libanesa y mantiene un contacto fluido con los hijos de ella, que se quedaron a vivir en Israel.
(Aviahu Shapira)
“No hay día que no piense en ella, pero no la puedo llamar. Recibí una llamada poco tiempo después de su regreso a Líbano, fue muy emocionante ese momento, pero ni siquiera podía decirme quién era porque tenía miedo de que la estuvieran espiando. No escucho su voz desde esa vez y mi sueño es que algún día podamos abrazarnos nuevamente”, recordó Miriam.
Como esta mujer, alrededor de 1.500 libaneses ingresaban cada mañana a Metula y volvían a sus hogares al final de la jornada laboral. Muchos de ellos trabajaban en áreas agrícolas como las de Zvi Weinberg, que durante esos años empleó a varios de ellos.
“La relación realmente era muy buena. Si un día se trabajaba hasta muy tarde y la frontera se cerraba, se quedaban conmigo, mi esposa les preparaba comida, dormían en colchones en el segundo piso de mi casa y a la mañana siguiente volvían a trabajar”, recordó Zvi sobre una rutina que duró años.

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Metula
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Alrededor de 1.500 trabajadores cruzaban a Israel cada día.
(Yaakov Saar)
Más allá de esas añoranzas, el agricultor israelí sostiene que desde el punto de vista de la seguridad, la retirada fue necesaria: “Todos los días había batallas y bombardeos, era a pocos kilómetros de aquí y se escuchaba todo”.
De todas formas Zvi sostiene que, desde que se suprimió la franja de seguridad de las FDI y Hezbolla se acercó a la frontera, la paz no es la misma que antes. “Se podía caminar por la cerca y saludarse con los libaneses, hoy no se puede ni saludar porque no se sabe quién está del otro lado”, lamentó.
“Antes de la construcción del muro en Metula nos amenazaban, nos hacían gestos de que nos iban a matar, y la distancia era nula”, reveló Zvi, quien sostuvo que perdió todo tipo de contacto con sus antiguos empleados: “Si Hezbollah se entera que están en contacto conmigo, los matarían.”
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Metula
Metula
Zvi añora la época en que podía saludar a sus vecinos libaneses a través de la frontera
(Yaakov Saar)
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