Laureen Nussbaum, de 92 años, es una de las pocas personas con vida que personalmente conoció a Ana Frank.
La familia de Nussbaum vivió en el mismo barrio de Amsterdam que los Frank, y el padre de Ana, Otto, fue padrino en su boda de 1947. Tras la guerra, Otto pasó meses tratando de encontrar a sus hijas, Ana y Margot, quienes habían sido deportadas a Bergen-Belsen. Junto al esposo de Nussbaum, Rudi, Otto solía ir a la estación de tren todos los días con fotos de sus hijas en busca de noticias.
“Mostraba esas fotos y preguntaba a todo el mundo: ‘¿Por casualidad conoce a esta mujer? ¿Conoció a estas niñas?’. Así es como formaron un vínculo”, contó Nussbaum en una entrevista con JTA.
Al final de cuentas, el esfuerzo fue en vano. De los 100 mil judíos holandeses deportados entre 1942 y 1945, sólo 5.200 sobrevivieron. Ni la madre de Rudi ni las hijas de Frank se encontraban entre ellos.
Pero toda la familia judía de Nussbaum sobrevivió. En su libro de memorias, “Dejando a nuestras estrellas: la historia de Hans Calmeyer y de cómo salvó a miles de familias como la mía” (escrito con Karen Kirtley), Nussbaum se enfoca menos en su amiga famosa que en Calmeyer, un oficial alemán poco conocido que salvó a su familia.
“Se escribió mucho sobre Oskar Schindler, quien salvó a 1.200 judíos, y a quien la gente convirtió en un héroe. Y sentí que Hans Calmeyer, quien salvó a más personas, es un desconocido para el mundo. Hay libros sobre él en holandés y alemán, pero nada en inglés, excepto un homenaje de Yad Vashem de cuando lo declaró Justo Entre las Naciones en 1992. Pero esas son solo cuatro líneas. Y creí que era tiempo de que la gente lo conociera”, explicó.
Calmeyer fue un abogado alemán que, en marzo de 1941, fue asignado a tratar casos de personas cuyo judaísmo estuviera en duda. Argumentó exitosamente a sus superiores que los individuos debían tener la oportunidad de disputar su judaísmo si no había clara evidencia de que sus abuelos fueron judíos.
Durante su tiempo en el cargo, Calmeyer supervisó 5.600 peticiones, y se le reconoce haber salvado miles de vidas judías.
“En dos tercios de los casos falló a favor del peticionario, sabiendo que estaba siendo engañado. Permitió que lo engañaran”, afirmó Nussbaum, explicando que Calmeyer permitía que los peticionarios afirmaran no ser judíos.
Nussbaum nació en 1927 con el nombre de Hannelore Klein en Frankfurt, Alemania. Incluso cuando era niña, era consciente del creciente antisemitismo en su país. Un año, los niños judíos dejaron de poder ir a la escuela con niños no judíos, y Nussbaum fue forzada a usar una entrada distinta. La niña que caminaba con ella todos los días dejó de acompañarla
“Era algo muy notorio”, recuerda.
La familia Klein huyó a Amsterdam en 1936, y se mudó cerca de los Frank. Los alemanes invadieron en 1940, y en 1942 los judíos fueron forzados a registrarse con las autoridades y a colocar estrellas en su ropa. En junio de ese año, las deportaciones comenzaron.
Ese verano, los Frank se escondieron en el anexo secreto que Ana haría famoso en su diario. Pero los Klein se habían convertido en “judíos de Calmeyer” y pudieron continuar viviendo abiertamente.
Calmeyer declaró a la madre de Nussbaum como “no judía” y se les permitió remover las estrellas amarillas de su ropa. Con su nueva identificación legal, la familia pudo moverse libremente.
“No era verdad, mi madre era mitad judía. Pero una vez que se arregló todo, éramos a prueba de todo”, explicó Nussbaum.
Aunque su familia no debió esconderse, su novio y futuro esposo sí. Es por eso que no se sorprendió al leer la descripción de Ana de la vida en la clandestinidad.
“Estuve tan cerca de que me pasara lo mismo. Había visto a mi novio Rudi escondido, y había ayudado a otra gente, por lo que sabía cómo era vivir en la clandestinidad, no es algo que me haya impactado mucho. Para mí, lo importante era escuchar a una joven expresarse tan bien”, explicó.
Los Nussbaum eventualmente se mudaron a Estados Unidos luego de que Rudi completara su doctorado en física nuclear en en 1954, y se asentaron en Portland, Oregon, en 1959.
Una erudita del idioma y la literatura alemanes, Nussbaum recibió su doctorado en la Universidad de Washington y se unió al cuerpo docente de la Universidad Estatal de Portland, en la que se enfocó en literatura y escritores alemanes en Holanda. La mayor parte de sus estudios estuvieron centrados en Ana.
Escribió el epílogo de la novela de Ana, “Liebe Kitty”, la cual solo ha sido publicada en alemán, y ha expresado su frustración con el hecho de que la versión del diario que Ana había preparado para ser publicada haya sido adaptada y modificada por Otto.
“Me molestó mucho que haya hecho eso. Porque nadie tiene el derecho de tocar el texto de otro, aunque ese otro sea un niño o no. La última versión del autor es lo que la gente necesita leer. Así que durante un cuarto de siglo he estado predicando a los cuatro vientos el evangelio de la versión de Ana”, remarcó Nussbaum.
Las memorias de Nussbaum no se centran en esto, sino que se enfocan en su propia vida y la del hombre que salvó a su familia. Nussbaum cree que la historia de Calmeyer es profundamente relevante como modelo de resistencia.
Calmeyer llevó a cabo sabotajes discretos para dañar a los nazis, trabajando dentro de la estructura de poder existente para salvar a todos los judíos posibles. En una época en la que el populismo crece alrededor de Occidente, Nussbaum espera que el ejemplo de Calmeyer sirva de inspiración.
“A veces son las pequeñas cosas. La gente puede encontrar formas de activamente hacer valer sus opiniones. Si tendremos éxito o no, no lo sé. Pero por nuestra propia integridad, aquellos de nosotros que estamos convencidos de que las cosas están siendo hechas de forma incorrecta, creo que debemos resistir y hacer lo que podamos. Es todo lo que podemos hacer”, afirmó.