Hace más de 30 años que la señora apodada en Alemania como la 'abuela del graffiti’ lucha contra el racismo y borra cruces esvásticas y mensajes discriminatorios en las calles. A veces quita carteles y stickers con contenido racista, y en otras oportunidades pinta corazones sobre simbología nazi.
Irmela Mensah-Schramm, de 74 años y oriunda de Berlín, comenzó su lucha contra el racismo en 1968, cuando vio en una estación de autobuses un sticker que glorificaba a Rudolf Hess y decidió quitarlo. A lo largo de los años, Irmela ha sido acusada por daños a la propiedad. Sin embargo, este mes fue multada por primera vez.
Durante Iom Kipur, un juzgado le impuso una multa de 300 euros por un graffiti pintado en la ciudad de Eisenach. La decisión despertó las críticas de muchas personas, ya que ese mismo día un extremista armado asesinó a dos personas fuera de una sinagoga en la ciudad de Halle. “No hice nada malo”, afirmó Irmela, que no es judía.
‘La abuela del graffiti’ decidió apelar y algunas personas recaudaron fondos para que pueda cubrir los gastos del juicio. El juzgado le ofreció no pagar los 300 euros de multa a cambio de una donación de 500 euros a organizaciones de beneficencia. Sin embargo, ella rechazó hacerlo, ya que señaló que eso hubiera significado la aceptación de la culpabilidad.
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"El límite de la libertad de expresión se cruza cuando empieza el odio y el desprecio por la humanidad"
(Ynet)
A lo largos de los años, Irmela obtuvo diferentes premios y reconocimientos por su labor.
“Algunas personas me dicen que yo no soy tolerante y que no respeto la libertad de expresión de la derecha extremista. Pero yo digo que la libertad de expresión tiene límites, y esos límites se cruzan cuando el odio y el desprecio por la humanidad comienzan”, sostuvo Irmela.
