El terrorista japonés Kozo Okamoto, uno de los responsables del atentado en el aeropuerto internacional Ben Gurion en 1972, apareció públicamente en Beirut en un evento para conmemorar los 50 años de la masacre en la que fueron asesinadas 24 personas.
El atentado ocurrió el 30 de mayor de 1972, hace exactamente 50 años: Okamoto y otros dos terroristas pertenecían a la organización terrorista comunista Ejército Rojo Japonés, y ejecutaron el ataque en Israel en nombre del Frente Popular para la Liberación de Palestina, facción con la que mantenían un estrecho contacto.
Los tres atacantes llegaron al aeropuerto israelí en un vuelo de Air France procedente de París. Poco después del aterrizaje sacaron fusiles Kalashnikov de sus equipajes, balearon a la masa de pasajeros y arrojaron granadas. Asesinaron a 24 personas, algunos de ellos israelíes y otros peregrinos procedentes de Puerto Rico, e hirieron a decenas más. Okamoto resultó herido y arrestado, mientras que sus dos compañeros murieron durante el ataque.
Okamoto fue sentenciado a cadena perpetua pero 13 años después, en 1985, fue liberado en el contexto del Acuerdo de Jibril, un intercambio de prisioneros por el que Israel liberó a 1.150 presos de cárceles israelíes a cambio de la devolución de tres israelíes capturados durante la Primera Guerra del Líbano en 1982. Desde entonces el japonés, de 74 años, vive en Beirut, pese a los pedidos de extradición elevados por Japón y rechazados sistemáticamente por Líbano.
En 1997, 12 años después de llegar a Beirut, autoridades libanesas arrestaron a Okamoto y otros cuatro ciudadanos japoneses, acusados de residir ilegalmente en el país gracias a la protección de organizaciones palestinas durante los años de la guerra civil libanesa. A excepción de Okamoto, que se convirtió en la primera persona en la historia del Líbano en recibir asilo político, todos los demás fueron procesados y entregados a Japón en el año 2000.
La ceremonia a la que asistió Okamoto, quien rara vez aparece públicamente, se realizó en un cementerio de Beirut en el que se encuentran enterrados un gran número de terroristas palestinos y fue organizada por el Frente Popular para la Liberación de Palestina. Allí se rindió homenaje a cuatro ciudadanos japoneses que participaron activamente en organizaciones palestinas.
Al evento asistieron decenas de personas de organizaciones palestinas y libanesas, entre ellas representantes de Hezbollah. Okamoto lució físicamente débil e ingresó al evento con asistencia de varios hombres. Vestía una bandera palestina colgada del cuello y no habló durante la media hora que duró el acto, aunque ocasionalmente sonrió y saludó con sus manos.
La aparición pública de Okamoto se produce días después de que Japón liberó de prisión a Fusako Shigenobu, líder y fundadora del Ejército Rojo Japonés, bautizada popularmente como la “Emperatriz del Terror”. Si bien ella no estuvo físicamente presente en ninguno de los atentados perpetrados por su organización, es considerada la mente maestra detrás de la masacre en el aeropuerto Ben Gurion.
Fusako Shigenobu fue condenada por planificar la toma de la embajada francesa en La Haya en 1974, atentado en el que tres terroristas mantuvieron de rehenes a diez personas durante 100 horas. El escuadrón terrorista reclamaba la liberación de uno de sus militantes en Francia. Desde París accedieron al pedido y facilitaron un avión con el que los atacantes escaparon a Siria. Al cumplir su condena de 20 años de cárcel, la mujer de 76 años se expresó arrepentida: “Aunque fueron otros tiempos, quiero aprovechar esta oportunidad y disculparme desde el fondo de mi corazón, antepuse nuestra lucha y lastimé a personas inocentes que no conocía”, dijo.
El Ejército Rojo Japonés fue una organización comunista que durante un tiempo fue considerado uno de los grupos terroristas más peligrosos del mundo. Mantenía lazos con Corea del Norte y organizaciones terroristas palestinas, y su objetivo principal era derrocar a la monarquía japonesa y provocar una revolución socialista global. Entre los atentados que ejecutó figura la toma del consulado de Estados Unidos en Kuala Lumpur, Malasia, en el año 1975.