Gilad Lahiani en 2006 junto a sus padres.
Gilad Lahiani en 2006 junto a sus padres.
Elad Gershgoren
Gilad Lahiani junto a su familia.

A 15 años de la Guerra del Líbano: el soldado que sobrevivió y abrió una escuela de kayak

Gilad Lahiani fue gravemente herido en el conflicto de 2006 y pensó que nunca podría volver a practicar kayak. Temporadas de rehabilitación y la conformación de una familia mediante, hoy tiene su propia escuela. "Uno aprende a convivir con el dolor”, dijo.

Lior El-Jai - Adaptado por Adrián Olstein |
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A finales del verano de 2006, Gilad Lahiani, hoy de 35 años, volvió a nacer. Siendo un joven soldado de la Brigada de Infantería Nahal resultó herido de muerte en la Guerra del Líbano. Recibió un impacto en la cabeza, perdió un ojo y estuvo inconsciente durante 11 días en los que luchó entre la vida y la muerte.
Lahiani vivió toda su vida en el norte de Israel, entre la Alta Galilea y los Altos del Golán. Su amor por el kayak comenzó a los 11 años. Hizo su servicio militar como soldado de la Brigada Nahal, una de las divisiones de infantería más reconocidas de Israel. El 12 de julio de 2006, hace exactamente 15 años, comenzó la guerra que cambiaría su vida para siempre.
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Gilad Lahiani junto a su familia.
Gilad Lahiani junto a su familia.
Gilad Lahiani junto a su familia.
(Effi Sharir)
En la Guerra del Líbano Lahiani recibió un impacto en la cabeza, perdió un ojo y estuvo inconsciente durante 11 días en los que luchó entre la vida y la muerte
"Cuando estaba haciendo el curso de comandante de escuadrón fue el momento en que secuestraron a Gilad Shalit”, recuerda Lahiani. "Dos semanas después, comenzó el enfrentamiento en Líbano. Me tocó luchar en varios frentes y terminé resultando herido justo 76 horas antes del cese al fuego”, cuenta.
“Era un sábado alrededor de las 12 del mediodía. Estábamos en una construcción en la zona de Wadi Saluki, habíamos rodeado a los terroristas y permitimos así que las tropas de las Fuerzas de Defensa de Israel avanzaran. Recibimos el ataque de varios misiles Kornet y uno impactó sobre nosotros. Hubo varios heridos, dos de gravedad, uno de ellos era yo”, relata Lahiani.
Una esquirla en el ojo
Los heridos fueron evacuados en helicóptero al Hospital Rambam en Haifa. "Un miembro de mi equipo murió durante la evacuación", recuerda Lahiani con dolor. “Sufrí heridas en la cabeza y en la parte de arriba de mi cuerpo tanto por las esquirlas como por la onda expansiva de la explosión. Me entró una esquirla en el ojo izquierdo que me hizo perderlo. Son todas cosas que me contaron, porque no recuerdo el momento de la lesión. Mi condición en ese momento fue calificada como crítica”, sostiene.
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Gilad Lahiani en 2006 junto a sus padres.
Gilad Lahiani en 2006 junto a sus padres.
Gilad Lahiani en 2006 junto a sus padres.
(Elad Gershgoren)
"Esta semana hubo una noche que no pude dormir. A la mañana escuché en la radio que se cumplían 15 años de la Guerra del Líbano. Le dije a mi esposa que es probable que mi cuerpo se acuerde"
Gilad Lahiani, excombatiente de las FDI
Ya en el hospital, Lahiani fue sometido a una primera intervención para extraer las esquirlas y estabilizar su estado de salud. Sin embargo, horas después su corazón colapsó. "Ahí tuvieron que hacer un largo trabajo de reanimación y me salvaron. Me desperté recién 11 días más tarde”, explica.
Lahiani dejó el hospital después de un mes y medio de internación y fue trasladado al centro de rehabilitación del Hospital Sheba en las afueras de Tel Aviv. "Mi progreso fue mucho más rápido de lo que esperaban los médicos. Aún así, el jefe del departamento de rehabilitación me dijo un día que no estaba seguro si yo podría volver a hacer kayak. No le presté atención. Esa posibilidad no existía para mí. Si había sobrevivido, los kayaks seguirían conmigo”, sostiene.
Un plan de auto-rehabilitación
Gracias a esa pasión, Lahiani comenzó su entrenamiento tan pronto como dejó el centro de rehabilitación. “Antes del ejército yo había participado en torneos internacionales, había remado en las aguas del Nilo. Después de la lesión supe que tenía que ir de a poco. Me metí en un canal del río Jordán y empecé a remar en un lugar con poca corriente para volver a poner mi cuerpo en movimiento”, relata el joven veterano de guerra. “A medida que me sentí seguro, me fui adentrando en aguas más agitadas del río. Pasé allí días enteros, desde que me despertaba hasta que se hacía de noche”, agrega.
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Ataque de las FDI contra un área de Beirut controlada por Hezbollah durante la segunda guerra del Líbano en 2006.
Ataque de las FDI contra un área de Beirut controlada por Hezbollah durante la segunda guerra del Líbano en 2006.
Ataque de las FDI contra Hezbollah durante la segunda guerra del Líbano en 2006.
(AP)
La perseverancia dio sus frutos y Lahiani afirma que logró niveles superiores a los previos a la lesión. “Empecé a viajar a otros países. Me sentí firme en grandes ríos y eso me devolvió la confianza”, describe.
"Cuando miro atrás y veo todo lo que tuve que superar, siento que gané”
Gilad Lahiani, excombatiente de las FDI
En Israel, gracias a un amigo que los presentó, conoció a Miri, una maestra de educación especial, que se convirtió en su esposa. Hoy son padres de tres hijos de siete, cinco y dos años, y uno más que está en camino.
Hace tres años Lahiani cumplió su sueño y fundó, junto a su hermano menor, "Aguas blancas”, una escuela de deportes fluviales. "El objetivo de la escuela es hacer que este deporte tan especial sea accesible para todos", explica Lahiani.
La herida que casi se queda con su vida todavía lo acompaña. “Si bien recuperé mi capacidad física, el dolor mental es algo con lo que hay que lidiar a diario. Uno aprende a convivir con ese dolor y a mantenerlo a raya para que no explote”, reflexiona.
“Esta semana hubo una noche que no pude dormir. No entendía por qué y a la mañana escuché en la radio un programa sobre los 15 años de la Guerra del Líbano. Me di cuenta que tal vez había sido eso. Le dije a mi esposa que es probable que mi cuerpo se acuerde. Es cierto que hay días duros, pero lo que me impulsa hacia adelante es mi familia y mi trabajo en el río. Cuando miro atrás y veo todo lo que tuve que superar, siento que gané”, concluye.
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