Ohad Yahalomi, todavía cautivo de Hamás después de más de 80 días.
Ohad Yahalomi, todavía cautivo de Hamás, después de más de 80 días.
Álbum privado
Eitan Yahalomi, con su madre, Batsheva, y su hermana.

Liberaron a un niño de 12 años y ahora espera a su padre

Eitan Yahalomi comentó que los habitantes de Gaza lo golpearon y abusaron de él cuando fue secuestrado por terroristas de Hamás. “Me dijeron que Israel ya no existía", contó.

Yael Ciechanover |
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Pasó casi un mes, desde que Eitan Yahalomi regresó del cautiverio de Hamás a su nueva realidad. Su padre, Ohad, todavía está cautivo de los terroristas y su madre, Batsheva, junto con sus hermanas, fueron trasladadas a un nuevo kibutz en el centro del país. El martes dio un paso más hacia la normalidad y comenzó a asistir al séptimo grado en la escuela local. "Estoy emocionado, pero tampoco quiero ir. Una escuela nueva es estresante, conocer gente nueva", sostuvo.
Batsheva dice que incluso en casa, en Nir Oz, Eitan acababa de empezar la escuela, por lo que estos son temores normales de un niño que se enfrenta a un nuevo capítulo en la vida. Todavía se está acostumbrando a la situación que le impusieron. Según Eitan, los niños del nuevo kibutz no hacen muchas preguntas; en realidad son los adultos los que están muy interesados en lo que le pasó. "Mucha gente me pregunta muchas cosas, no tengo ningún problema con eso, pero no entiendo por qué es interesante", se pregunta ingenuamente.
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Eitan Yahalomi, con su madre, Batsheva, y su hermana.
Eitan Yahalomi, con su madre, Batsheva, y su hermana.
Eitan Yahalomi, con su madre, Batsheva, y su hermana.
(Abigail Uzi)
Como alguien acostumbrado a vivir cerca de la frontera de Gaza, donde la vida gira en torno del refugio antiaéreo, la tranquilidad de su nuevo hogar le resulta ajena. Allí, casi se puede imaginar que en Israel no pasa nada. "Estuve aquí sólo en dos sirenas", comenta. "En Tel Aviv, no las escuchamos en absoluto, y simplemente fuimos a las escaleras para protegernos. Es muy extraño", afirma.
En la mañana del 7 de octubre, Eitan fue secuestrado con su madre y sus hermanas, de 10 años y 20 meses, de su casa en Nir Oz. Su padre resultó herido y cuando los cuatro fueron sacados de la casa, él se quedó con los terroristas y sólo tuvo tiempo de decirles que los amaba. A Eitan lo subieron a una motocicleta, a Batsheva y las niñas, a otra. Los terroristas comenzaron a conducir hacia Gaza, pero cuando se acercaron a la valla vieron un tanque de las FDI y entraron en pánico. La motocicleta de las niñas cayó y lograron escapar, teniendo que ver cómo se llevaban a Eitan al otro lado de la frontera.
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Eitan Yahalomi regresó con su familia en el acuerdo de Gaza.
Eitan Yahalomi regresó con su familia en el acuerdo de Gaza.
Eitan Yahalomi regresó con su familia a partir del acuerdo de Gaza.
(FDI)
Eytan dice que cuando llegaron a Gaza, los ciudadanos en la calle lo golpearon a él y a los demás secuestrados . "Fue una experiencia aterradora", sostiene. Durante los primeros días de cautiverio estuvo retenido solo : "Fue muy malo, aterrador. Estuve sentado en la cama todo el tiempo, eso es lo único que hice. Los guardias no me dejaban mover, sólo ir al baño. Me dejaron escuchar un poco la radio; no me gusta y nunca la había escuchado antes, pero fue lindo oír cosas en hebreo", comenta.
"Fue muy malo, aterrador. Estuve sentado en la cama todo el tiempo, eso es lo único que hice. Los guardias no me dejaban mover, sólo ir al baño."
Después de eso, Eitan fue trasladado a donde estaban retenidos otros rehenes. "Conocí a un buen amigo del kibutz, hicimos tarjetas y dibujamos los números en ellas, para poder jugar a las cartas, y yo también dibujé coches, principalmente coches de carreras. También escribí y documenté los días, especialmente días especiales. Si de repente me trasladaban a otra habitación, era un día especial", afirma.
Cuando tenía hambre, a veces tenía que esperar seis o siete horas hasta recibir su ración de comida: pita con pepinillo o arroz, que califica de "asqueroso". Todo su tiempo en cautiverio fantaseaba con la comida de casa, imaginaba hamburguesas y las hojas de parra rellenas de su padre.
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Ohad Yahalomi, todavía cautivo de Hamás después de más de 80 días.
Ohad Yahalomi, todavía cautivo de Hamás después de más de 80 días.
Ohad Yahalomi, todavía cautivo de Hamás, después de más de 80 días.
(Álbum privado)
Durante su tiempo en cautiverio, no supo qué le había pasado a su familia. "Me dijeron que habían secuestrado a mi madre. A veces me decían que pronto me llevarían para estar con ella, y entonces tenía esperanza. Me imaginaba lo que les estaba pasando, y traté de hablarles en mi cabeza. Tenía miedo de que les hubiera pasado algo. Los terroristas también me dijeron que el kibutz ya no existía y tampoco Israel ", añade.
"Me dijeron que habían secuestrado a mi madre. A veces, que pronto me llevarían para estar con ella, y entonces tenía esperanza."
La primera vez que Eitan se dio cuenta de que su madre no había sido secuestrada fue cuando regresó a Israel. "La noche anterior, nos dijeron que nos iban a liberar. Yo estaba feliz, pero no lo creí hasta el final. No sabía que mi madre estaba haciendo cosas para que yo volviera. "Me secuestraron y recién cuando me liberaron y bajé de la camioneta me dijeron que ella me estaba esperando. Yo me alegré y pregunté cómo es que ella está aquí", argumenta. Hay versiones contradictorias sobre su reencuentro. A Eitan le da vergüenza decir que abrazó a su madre, pero ella insiste: "Me diste un abrazo muy lindo”. “Bien, un abrazo, pero uno débil”, sugiere.
Ahora tiene un mensaje para su padre, Ohad. Lo extraña y ya está esperando que regrese. "Me preocupo por él. Recuerdo los sonidos de las explosiones, fue realmente aterrador. Creo que él también los escucha y tal vez eso también lo asusta. Tiene que regresar lo antes posible. Él y todos los demás deberían ser traídos de regreso", finaliza.
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