Los recuerdos de la guerra de Yom Kippur volvieron a Arnold Abelman tras la masacre del 7 de octubre, en el sur de Israel. Ahora, tal como lo hizo en 1973, Abelman viajó desde su casa, en el estado de Georgia, a Israel, para arremangarse y apoyar a las comunidades necesitadas.
Al reflexionar sobre su estancia de 11 meses en Israel durante la Guerra de Yom Kippur, hoy expresó un renovado sentido de propósito y determinación. “Al recordar esta experiencia, tenía la intención de ayudar, pero me sentí impotente, porque, a los 71 años, pensé que era demasiado mayor. Entonces, cuando llegó el correo electrónico del Fondo Nacional Judío de EE.UU. ofreciendo oportunidades de voluntariado, lo aproveché casi de inmediato”, sostuvo.
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“Quería tener un impacto en Israel, marcar la diferencia, hacer algo, sentirme útil."
(Cortesía de JNF-USA)
Si bien la mayoría asocia el Fondo Nacional Judío-USA con su icónica Caja Azul y la plantación de árboles, el enfoque principal de la organización, en las últimas décadas, fue atraer 800.000 nuevos residentes al desierto de Negev, en el sur de Israel, y a Galilea, en el norte. Los partidarios de la filantropía sintieron una conexión muy personal con los recientes ataques, dado su apoyo a largo plazo a las comunidades y personas más afectadas por el terrorismo de Hamás.
El Departamento de Viajes y Excursiones de la organización, normalmente estaría planeando traer miles de turistas estadounidenses a Israel. Sin embargo, debido al conflicto actual, el turismo en Tierra Santa se paralizó. Milagrosamente, cientos de estadounidenses como Abelman se inscribieron en un tipo diferente de experiencia de viaje, a través de sus Misiones Voluntarias a Israel, y muchos viajes ya están agotados.
Para la filántropa Deb Lust Zaluda, radicada en Chicago, participar en la misión inaugural de voluntariado del Jewish National Fund-USA, a mediados de diciembre, la afectó de maneras inesperadas.
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Los recuerdos de la guerra de Yom Kippur volvieron a Arnold Abelman tras la masacre del 7 de octubre.
(Cortesía de Arnold Abelman)
“Quería tener un impacto en Israel, marcar la diferencia, hacer algo, sentirme útil; sin embargo, lo que no esperaba era el impacto que la misión tendría en mí”, dijo Lust Zaluda, quien también es vicepresidente asistente de Misiones de la organización.
“Sí, arrancamos las malas hierbas para que los campos de cebolletas no se asfixiaran y pudieran cosecharse cuando llegara el momento. Recogimos cítricos, que se habrían podrido en los árboles, si no fuera por nosotros. Pero lo más importante es que escuchamos. Escuchamos la historia del soldado solitario de Texas, Noah, que regresó al ejército, después de ser liberado para poder unirse a su unidad en Gaza. Escuchamos de Erez, un productor de cítricos en el sur de Israel, cuya familia fue desalojada de Túnez, a principios de la década de 1950, con sólo la ropa que llevaba puesta. La familia de Erez no sabía nada de agricultura cuando llegó a Israel, pero ayudaron a hacer florecer el desierto en el Negev, a través de su valor y determinación”, expresó.
"Erez, después de observar a nuestro grupo de voluntarios, quedó realmente sorprendido por lo mucho que hicimos, ya que su nivel de confianza en el futuro se había hecho añicos", añadió Lust Zaluda.
La Misión de Voluntarios en Israel abarca diversas actividades para abordar los desafíos multifacéticos provocados por el conflicto. Los voluntarios pasan tiempo con los evacuados y aquellos que brindan esfuerzos para salvar vidas, ofreciéndoles una mano en diversas capacidades, desde cocinar, hasta ayudar en la guardería, lavar la ropa y limpiar.
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“Aunque los sonidos de la artillería eran frecuentes, pronto desaparecieron mientras recogíamos la fruta ."
(Cortesía del JNF-USA)
Un aspecto importante del programa implica la colaboración con HaShomer HaChadash, una organización de voluntarios que ayuda a agricultores y ganaderos centrándose en el voluntariado agrícola. Los voluntarios recogen hortalizas y otros cultivos, lo que ayuda a garantizar la seguridad alimentaria de Israel. Los participantes también se ofrecen como voluntarios con Sar-El en una base militar, asumiendo funciones logísticas necesarias para llenar el vacío dejado por los más de 350.000 israelíes que, actualmente, sirven en las FDI y las reservas.
A pesar de su lanzamiento hace apenas unas semanas, las misiones de voluntariado ya obtuvieron comentarios sinceros de los participantes que destacaron el impacto transformador de sus experiencias.
Un aspecto importante del programa implica la colaboración con HaShomer HaChadash, una organización de voluntarios que ayuda a agricultores y ganaderos centrándose en el voluntariado agrícola.
Kris Oppermann Stern, de Colorado, compartió su conmovedora experiencia en Sderot en Moshav Tlamim, donde los voluntarios recogieron cuatro toneladas de cítricos. Stern describió las emociones complejas y el impulso por la unidad que experimentó el grupo de voluntarios cuando se reunió con los agricultores locales.
“El sentimiento de búsqueda de justicia nos invadió cuando escuchamos a uno de los soldados que fue inmediatamente movilizado para salvar vidas y luego para salvar granjas”, dijo Oppermann Stern. “Surge un tema: 'Reconstruir juntos': la unidad es la clave. Los agricultores esperan dos años de guerra y dicen que todos los israelíes se preguntan cómo será el ‘día después’. Como partidarios de Israel, nos embarcamos en la misión de nuestras vidas. Debemos ser un equipo y reconstruir juntos”.
Oppermann Stern también se sorprendió de lo segura que se sentía. “Aunque los sonidos de la artillería eran frecuentes, pronto desaparecieron, mientras recogíamos la fruta y nos maravillábamos de cómo los israelíes podían convertir el desierto en magníficas tierras de cultivo. La Cúpula de Hierro interceptó cohetes mientras trabajábamos y es curioso lo seguros que nos sentimos todos”.
“El sentimiento de búsqueda de justicia nos invadió, cuando escuchamos a uno de los soldados que fue inmediatamente movilizado para salvar vidas y luego para salvar granjas.”
La participante Karen Kolodny de Wyoming también enfatizó la resiliencia que presenció y la determinación de reconstruir la maltrecha economía del Estado judío: “Sentimos una verdadera resiliencia frente al enemigo, una actitud innegable de continuar hasta una victoria completa... y la determinación de reconstruir un Israel mejor y más fuerte y una sociedad israelí. La economía de Israel necesitará un impulso real. Primero fue el COVID, luego las protestas por la reforma judicial y ahora está la guerra y el colapso de la industria del turismo. Los comerciantes de la calle Ben Yehuda estaban muy agradecidos por nuestro negocio”, enfatizó.
Mientras los israelíes y las comunidades de la diáspora rezan por un futuro pacífico, Kolodny confía en que los mejores días del país están por llegar.
“¡Israel se recuperará! El mismo día, vimos a un soldado rehabilitándose después de haber sufrido heridas importantes. Estábamos en un centro comercial en Jerusalem y vimos familias comiendo y riendo durante su salida del jueves por la noche. Para nosotros, esto simbolizaba la yuxtaposición de un país en guerra y, al mismo tiempo, la comprensión de que la vida debe continuar. Cualquier cosa que no sea esa actitud y el enemigo habrá ganado”, finalizó.
