Entrega de títulos a los dos jóvenes refugiados de África.
Entrega de títulos a los dos jóvenes refugiados de África.
Refugiados de Eritrea y Sudán junto al director del campus juvenil de Kaduri.

De refugiados a ingenieros: inmigrantes africanos en Israel

Un refugiado de Eritrea y otro de Sudán lograron graduarse tras haber pasado por duras experiencias en sus países. "Tengo la ciudadanía israelí y mi sueño es trabajar en alta tecnología. Israel es mi hogar", sostiene uno de ellos. Sus inspiradoras historias.

Israel Moskowitz - Adaptado por Adrián Olstein |
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"A los 14 años hui de Eritrea solo y dejé a mi familia atrás. Pasé por Sudán, Egipto y Sinaí hasta que llegué a Israel", cuenta Yosef Barhana, ahora con 25 años, y agrega: "Como era menor de edad, me enviaron a un centro de detención para solicitantes de asilo y luego de unos meses logré llegar a Kaduri, donde viví por seis años. Desde que me fui no volví a ver a mi familia”.
Once años después de huir de Eritrea, dejando atrás un país devastado por la guerra, Barhana recibió su título de Ingeniería Mecánica el último fin de semana por parte de Roi Bar-Ilan, director del Campus Juvenil de Kaduri.
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Refugiados de Eritrea y Sudán junto al director del campus juvenil de Kaduri.
Refugiados de Eritrea y Sudán junto al director del campus juvenil de Kaduri.
Refugiados de Eritrea y Sudán junto al director del campus juvenil de Kaduri.
Dalit Avigad, directora general de Kaduri, relata la llegada de los jóvenes: "Hace unos 15 años, llegaron a nuestra institución los primeros refugiados. Vinieron poco tiempo después de llegar al país, sin conocimientos mínimos de hebreo y con historias de vida desgarradoras".
"A los 14 años hui de Eritrea solo y dejé a mi familia atrás. Pasé por Sudán, Egipto y Sinaí hasta que llegué a Israel"
Yosef Barhana, inmigrante de Eritrea
Kaduri es una prestigiosa escuela de agricultura ubicada en la región de Galilea, en el norte de Israel. Allí fueron integrados unos 70 refugiados que pasaron a vivir, junto a niños y jóvenes israelíes, en el internado de la institución. Tras completar sus estudios secundarios, muchos de ellos continuaron en el instituto universitario de la propia institución.
Issam Idris, de 22 años, también huyó solo a sus 16 años de Sudán. Tres meses después de llegar a Israel fue enviado a estudiar en Kaduri. Una vez terminado el colegio secundario, eligió seguir estudiando en el Colegio de Ingenieros Prácticos, donde esta semana le fue entregado el título.
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Roi Bar-Ilan, director del campus juvenil, cuenta acerca del programa en que se insertan los jóvenes: "A lo largo de los años, hemos recibido a 67 niños refugiados de África. Hace unos seis años dejamos de contar con la ayuda del estado para este proyecto. Yosef e Issam son los dos últimos estudiantes del programa”.
Idris agrega: "Vivo en Kfar Tavor y trabajo en una empresa que no es de mi profesión. No tengo familia aquí y hace más de seis años que no los veo. Tengo la ciudadanía israelí y mi sueño es trabajar en alta tecnología. Israel es mi casa”.
Barhana, por su parte, reflexiona sobre su paso por el instituto: "Para mí es realmente un milagro haber obtenido este certificado. Mi sueño es incorporarme a una empresa de alta tecnología donde pueda demostrar lo que aprendí. Israel es mi hogar, los estudios fueron difíciles y desafiantes, pero la etapa en Kaduri fue el mejor momento de mi vida. Fue muy difícil para mí obtener este certificado y estoy muy orgulloso”.
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