Ragad Bair
Ragad Bair
Oren Aharoni
"Tenemos el derecho de hacer lo que nos gusta".

La futbolista árabe del Beitar Jerusalem: la historia de Ragad Bair

La jugadora de 21 años lucha contra los estigmas, pero también contra la burocracia que impide que su equipo abra la temporada: “Dennos el derecho de hacer lo que nos gusta”.

Ynet - Adaptado por Beatriz Oberlander |
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Ragad Bair es una de las 25 jugadoras de Beitar Jerusalem que se prepararon para la temporada que está por empezar, pero a las que problemas burocráticos les impiden hacer lo que más les gusta: salir a la cancha y jugar al fútbol.
Quien fundó el equipo femenino del club, este año, fue su propietario Moshé Jogueg, pero es posible que el papel histórico del equipo termine antes de que pateen una sola pelota. El motivo: en Beitar quieren jugar en segunda división, pero la Asociación de Fútbol de Israel insiste en que el equipo comience su camino en la tercera división.
Bair, de 21 años, y sus amigas no están dispuestas a aceptar el veredicto, e iniciaron la lucha enviando una carta a Jogueg y al director general Eli Ohana. “Nos consolidamos, y nos hemos convertido en buenas amigas. El día que tomamos la decisión, también pensamos en soluciones. Quiero creer que contaremos con un equipo; tenemos el derecho a hacer lo que nos gusta”, cuenta
- ¿Piensas que la carta va a ayudar?
- Claro que sí, pero ahora depende de la Asociación. Ohana se está ocupando del asunto, y creo que al final las cosas se arreglarán.
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Ragad Bair
Ragad Bair
"Tenemos el derecho de hacer lo que nos gusta".
(Oren Aharoni)
- ¿Tal vez en Israel no toman en cuenta el fútbol femenino?
- Siempre hubo grandes diferencias, y la importancia de los equipos femeninos depende de la voluntad del equipo de empezar de cero hasta alcanzar logros. Hemos nacido como futbolistas incondicionales, y con los valores de tener fe en nosotras mismas y de aceptar al otro, y por supuesto que no hay que renunciar a algo así.
- Explícate, por favor.
- Cada equipo femenino es un encuentro social de jugadoras de diferentes orígenes, religiones y nacionalidades. Y tenemos un objetivo que nos une: promover el equipo y esta rama del fútbol, y este tipo de cosas no se dan en los equipos de hombres. Por eso hay gritos racistas y problemas sociales existen entre los jugadores y los hinchas. Si hablamos de Beitar, el equipo femenino del club demuestra lo que digo: hay jugadoras árabes como yo y judías, y nos hemos hecho buenas amigas. Y todas rechazamos el estigma de que hay racismo en el club.
- ¿No temiste al principio?
- Hablé con Idán Vered, que me dijo: “¿Cómo no te van a aceptar? Te recibirán con los brazos abiertos; no hay motivo para que eso no ocurra”. Mi conexión con Beitar Jerusalem fue inmediata. Siempre he sentido que pertenecía.
Bair se crió en la aldea de Ein Mahal, en el norte de Israel, y desde hace cuatro años vive en los dormitorios para estudiantes de la Universidad Hebrea de Jerusalem, donde estudia y actúa como capitana de la selección de Kat-Reguel [una red social para equipos deportivos amateur, en particular fútbol]. Descubrió su pasión por el fútbol a los 7 años, jugando con otros niños de la aldea. Dado que no existían equipos femeninos, se unió a Beitar Kafar Kana, y después jugó en los equipos Maalé Adumim, Macabi Haifa y Nazaret Ilit.
- Una de mis amigas, que también juega conmigo en la selección de Kat-Reguel, me contó tenían intenciones de crear un equipo femenino en Beitar Jerusalem, y me preguntó si aceptaría formar parte. Acepté. Sabía que en casa mi familia me apoya. Mi padre se alegró cuando me uní a Beitar, pensó que era un club que me convenía y era apropiado para mí. Toda la familia estaba orgullosa del paso que di.
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Ragad Bair
Ragad Bair
"Toda la familia estaba orgullosa del paso que di".
(Oren Aharoni)
- ¿Y la gente de tu entorno?
- Sobre todo me hacen preguntas. ¿Cómo puede ser que juegues en Beitar? ¿Qué? ¿No hay racismo? ¿Por qué has elegido precisamente un equipo en el que no quieren a los árabes? Pero me hacen esas preguntas únicamente quienes no me conocen. No se puede convencer a la gente de cosas en las que no quieren creer”.
- ¿Y qué les respondes?
- Desde el primer momento que jugué en Bait Vegan me recibieron con cariño. Poco a poco descubro la verdad: que nunca ha habido racismo entre equipos y jugadores del club.
- ¿Y los hinchas?
- No se puede dejar de ver que hay hinchas racistas, pero son una minoría. Porque siempre miran las cosas desde el lado negativo. Es fácil decir que todos los hinchas son racistas; por eso a muchas personas les cuesta creer que sí tuve el apoyo de los hinchas.
- ¿Incluida “La familia”?
- Lamentablemente, aún no hemos tenido la oportunidad de jugar ni siquiera un partido; por eso los hinchas de Beitar no me han visto. Cuando el equipo vuelva a entrenarse y empecemos a jugar, creo que no habrá ningún problema por el hecho de que una jugadora árabe se ponga la camiseta del club para representarlo dignamente.
- ¿Entonces por qué en el equipo de adultos del Beitar todavía no hay un jugador árabe?
- Los grandes cambios no ocurren en un segundo. Creo que, si hubiera un jugador musulmán de buen nivel y apropiado para el club, estaría en el Beitar.
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Beitar
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"Hay hinchas racistas, pero son una minoría".
(Oren Aharoni)
- Si eso ocurriera, ¿a quién te gustaría ver allí?
- A Mones Dabur, Ata Yaber, Piras Mugrabi. A cualquiera de los jugadores de buen nivel como ellos.
- ¿También te has convertido en hincha del Beitar?
- Sentí una conexión desde que empecé a entrenarme en el club. Tengo buenas relaciones con la mayoría de los jugadores, y me resulta importante alentarlos. Hay allí jugadores de los que se puede aprender mucho.
- ¿Quién, por ejemplo?
- Los modelos son Iosi Benaiún e Idán Vered. Desde que era pequeña, sentí una conexión con los jugadores sencillos que abrazan a sus hinchas; dos como ellos.
- ¿Qué mensaje te gustaría transmitir?
- Que no hay que negarse a jugar en el Beitar porque digan que allí hay racismo. Puedo decir de todo corazón que me siento orgullosa de ser una jugadora árabe de Beitar Jerusalem.
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