Inga y G. durante la operación de rescate.
Inga y G. durante la operación de rescate.
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Inga durante la operación de rescate.

Una perra de las FDI localizó a un hombre atrapado entre escombros

Inga, una perra que forma parte de la Unidad Oketz, busca y rescata personas en situaciones de emergencia, y fue la primera en olfatear el socavón de 13 metros situado bajo la piscina en la que desapareció un israelí.

Yoav Zitun - Adaptado por Marcos Olivera |
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Cuando Klil Kimhi fue succionado por un socavón que apareció debajo de una piscina de una casa particular en el centro de Israel hace una semana, un perro de rescate de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) fue uno de los primeros en entrar en el túnel y descubrir la aterradora magnitud del desastre.
La perra Inga sirve en la Unidad Oketz, una unidad independiente de fuerzas especiales caninas de las FDI. El can fue la que consiguió localizar a Kimchi dentro del túnel de barro del socavón tras horas de búsqueda. Por desgracia, el hombre de 32 años tuvo que ser declarado muerto en el lugar.
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Inga durante la operación de rescate.
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Inga durante la operación de rescate.
(Ynet)
La Unidad Oketz está especializada en la localización, extracción y rescate de personas en situaciones de emergencia, y está en alerta las 24 horas del día con un helicóptero a su disposición para llegar a cualquier zona de Israel.
Los miembros de la unidad fueron los primeros en llegar al lugar de la catástrofe en la localidad de Karmei Yosef -donde Kimhi asistía a una fiesta de su empresa de marketing- sobre las 15:00 horas del pasado jueves.
Tras una evaluación inicial de la situación, se decidió que Inga sería la más apta para entrar en el túnel bajo la piscina. "Era la indicada, ya que también llevábamos perros más grandes", contó el sargento mayor A. de la Unidad.
"Nos dimos cuenta de que sólo Inga podría proporcionar imágenes en directo de su cámara corporal. El sumidero estaba conectado a varios túneles subterráneos, así que decidimos enviarla a través de varios de ellos, pero localizó a la persona desaparecida en su primer intento", contó.
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Inga y su operador, G.
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(Ynet)
La cámara conectada a Inga permitió al equipo ver el túnel subterráneo de 13 metros que se abría bajo la piscina. "Estaba embarrado y mojado, y corría peligro de derrumbarse", relató G., el operador de Inga.
"Bajé con un arnés especial para perros junto con Inga. Un ingeniero del Mando del Frente Interior sólo podía ver siete metros por delante y no sabía qué esperar, así que fue beneficioso para nosotros estar en el lugar", comentó. "Cuando llegamos al nivel más bajo, solté a Inga, que avanzó 10 metros más en el túnel de barro, y perdí el contacto visual. Seguía sujetando su correa y podía sentirla a través de ella", agregó.
En cuestión de segundos, Inga localizó a la persona desaparecida y ladró a su operador como señal. "Informé rápidamente a un comandante, que se arrastró hasta el punto en el que se encontraba el hombre y lo sacó".
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Inga y G. durante la operación de rescate.
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G. añadió que la misión era peligrosa a cada paso, y que la mayoría de los rescatadores que se encontraban en el lugar tenían instrucciones de mantenerse alejados del sumidero.
"No esperaba encontrar al hombre tan rápido, pero confié en Inga con los ojos cerrados", sostuvo. "Por desgracia, nuestra misión terminó en tragedia, pero al mismo tiempo, podríamos haber encontrado al hombre desaparecido con vida. Con nuestro trabajo como rescatistas, estamos entrenados para estar preparados para tales resultados. Yo me preparo para ello", cerró.
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