Las antorchas conmemorativas que fueron encendidas en Yad Vashem en 2020.
Israel conmemora Yom HaShoá, el Día del Recuerdo del Holocausto.
AFP
Zeni Rosenstain, sobreviviente del Holocausto, cuenta el horror a través de sus pinturas.

Del horror al arte: a 80 años de la masacre de Babi Yar

Decenas de miles de judíos fueron asesinados a las afueras de Kiev, Ucrania, por soldados nazis acorralados por el Ejército Rojo. Zeni Rosenstain era apenas una niña y fue testigo de escenas espeluznantes. Sobrevivió al Holocausto y muchos años después canalizó el trauma a través de la pintura.

Assaf Kamar - Adaptado por Tom Wichter |
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Pasaron casi 80 años desde el comienzo de la sistemática e impactante masacre en Babi Yar, en la periferia de Kiev, en donde decenas de miles de judíos fueron ejecutados por orden del régimen nazi, ante el inminente avance ruso que expondría las atrocidades que sufrieron los judíos en esa región de Europa.
Las voces y los recuerdos del horror siguen atormentando a Zeni Rosenstain, una niña que nació en Rumania y cumplió 6 años exactamente el día que empezó la Segunda Guerra Mundial. Años después su historia se hizo pública a través del arte. En realidad, ya durante el Holocausto había comenzado a expresarse a través del dibujo, en un papel higiénico usado que robó y en el que retrató por primera vez las crueldades del gueto.
“Mi familia me organizó una fiesta de cumpleaños, pero de repente se acabó la alegría, sonaron alarmas, empezaron gritos. Nos sacaron de la casa de una manera muy grosera, nos dieron una placa amarilla y tarjetas de identificación”, cuenta desde Israel, a 80 años del inicio de una pesadilla que en los meses siguientes solamente iba a empeorar.
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Sobreviviente Zeni
Sobreviviente Zeni
Zeni Rosenstain, sobreviviente del Holocausto, cuenta el horror a través de sus pinturas.
(Yaron Sharon)
La cara ensangrentada de su padre tras un interrogatorio en el que lo acusaban de comunista, y los disparos para quienes se negaron a subirse a un camión, son las primeras imágenes que recuerda de las atrocidades que vivió en el corazón de Ucrania. “Tenía apenas 6 años, era muy aterrador”.
Poco después empezó a sufrir el horror nazi en primera persona. “Nos enviaron a trabajar, teníamos que ordenar los dientes de oro de todos los ejecutados, a los 6 años estaba oliendo cadáveres”, revela Zeni, testigo de los golpes que recibieron algunos de sus compañeros por negarse a realizar las tareas forzadas.
Una pintura al óleo de Rosenstain, particularmente inquietante, revela el hambre que sufrían los niños en la Shoá. “Un día junto a otros niños del gueto nos sentíamos muy mal, teníamos el estómago hinchado y decidimos buscar comida en el basurero del comedor nazi. Vimos pan con moho y papas llenas de gusanos, sacamos lo que necesitábamos y comimos”, cuenta.
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Sobreviviente Zeni
Sobreviviente Zeni
Zeni cumplió 6 años el día que comenzó la Segunda Guerra Mundial.
(Yaron Sharon)
Para Zeni ese momento fue de alivio, pero esa búsqueda de comida en mal estado terminó en tragedia: “En el camino de regreso nos capturaron y a modo de castigo nos dejaron parados durante 12 horas en el hielo, sin zapatos. Tres o cuatro niños se desmayaron y los alemanes los tiraron a un pozo, les arrojaron nafta y los prendieron fuego. Hubo madres que se tiraron al pozo con los niños. Fue la peor escena que vi en mi vida.”
Las paredes de la casa de Zeni en Tel Aviv están llenas de obras de arte de su autoría que reflejan la vida en el gueto y la interminable lucha por la supervivencia. Entre ellas destaca un dibujo en blanco y negro pintado con carbón sobre un papel higiénico sucio, en el que se observan figuras que torturan a niños. Es una imagen que pintó Zeni en el gueto y mantuvo escondida entre su ropa hasta el final de la guerra. “Me colé en el baño de los nazis y robé papel higiénico usado. Lo limpié y pinté sobre él, fue el primer cuadro que hice sobre lo que sucedió en la guerra”, relata 80 años después.
Al verano siguiente, con 7 años, fue el momento en que Zeni estuvo más cerca de la muerte luego de que un nazi descargara su ira sobre ella. “Me preguntó si era judía, le dije que sí, me golpeó y me rompió la nariz y los dientes. Lloré y supliqué, pero me gritó ´callate rata sucia´ y soltó a su perro para que me atacara. Después me quemó todo el rostro con un cigarrillo encendido. Sentí que me desvanecía así que le pedí agua, y él reaccionó orinando sobre mí. Luego me disparó en una pierna y perdí el conocimiento”, describe la secuencia atroz.
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Sobreviviente Zeni
Sobreviviente Zeni
Una de las pinturas de Zeni Rosenstain.
(Assaf Kamar)
Ese día Zeni no portaba su insignia amarilla. Ese detalle, junto a su cabello rubio, hizo que unas monjas locales la confundieran con una cristiana y la llevaran a un convento cercano. Recibió tratamiento hasta que descubrieron que se trataba de una niña judía. Volvió al gueto con la bala todavía clavada en la pierna.
La familia de Zeni fue trasladada desde el gueto a la zona de Babi Yar con el objetivo de exterminarlos. “Era un lugar que mantuvieron en secreto, en el que mataban y torturaban de maneras inimaginables”, cuenta sobre una región en la cual el médico nazi Josef Mengele realizó algunos de sus perversos experimentos.
“Los ucranianos violaban a las niñas para dejarlas embarazadas y que después viniera Mengele a hacer experimentos. Cuando las niñas daban a luz, obligaban a todos los judíos a ver cómo los perros se comían a los bebés, era algo terrible”. La abuela de Zeni, quien contaba con conocimientos médicos, logró salvar a decenas de niñas de una muerte horrible, al darles unas hierbas que provocaban abortos y detenían los experimentos.
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Sobreviviente Zeni
Sobreviviente Zeni
Zeni, con una sonrisa, 80 años después del horror.
(Assaf Kamar)
Hacia el final de la guerra, cuando el Ejército Rojo avanzaba posiciones, los alemanes iniciaron una enorme y compleja operación para ocultar las atrocidades que ocurrían en Babi Yar. “Los alemanes escucharon que se acercaban los rusos y empezaron a sacar a todos para que no quedaran pistas, comenzaron a disparar directamente”.
Por milagro pudo sobrevivir, pero fue testigo de escenas horrorosas. “Un alemán le dijo a mi madre: ´Esta niña se la robaste a una cristiana, no se parece a tí, pero me vengaré´. Tomó por la fuerza a mi hermana, la puso sobre una piedra y le abrió la cabeza con un hacha”, describe. Junto a ella sobrevivió su padre, un soldado partisano con quien se reencontró en 1946; y su madre, que en Babi Yar se desmayó en plena matanza y los alemanes creyeron muerta. Recuperó la conciencia cuando los rusos ya tomaron el control de la zona.
“Desde los 9 hasta los 11 años no hablé, pensaron que era autista”, cuenta sobre el shock que sintió en los primeros años posteriores al Holocausto. En 1950 los tres sobrevivientes emigraron a Israel. Zeni se casó y tuvo dos hijos, pero no hizo pública su experiencia sobre el infierno de la Shoá hasta hace unos pocos años, tras un largo tratamiento psicológico, terapia a través del arte y la escritura de un libro autobiográfico.
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