Una de las fotos más emotivas y asombrosas de las protestas por el asesinato de George Floyd a manos de un policía en Minneapolis es la que se sacó en la ciudad californiana de San José. La foto tiene dos partes, “se divide” en dos. En el lado derecho se ve una fila de policías con uniformes azules y botas negras, con armas en la mano, y palos colgando de los cinturones, cascos en la cabeza, preparados para la lucha. Frente a ellos, una mujer negra de lentes y un pendiente de oro de gran tamaño en la oreja, que lleva una mascarilla de médico de color verde en la cara. La mujer lleva una fina camiseta blanca y pantalones vaqueros de cuyo bolsillo posterior asoma un teléfono, y calza zapatillas deportivas de moda. Tiene la rodilla izquierda apoyada en el suelo y la derecha extendida en dirección a los policías, a quienes mira desafiante. Insta a la paz, pero está dispuesta y preparada para la guerra. Entre las dos mitades de la foto, se ve el sol arrojando su luz californiana.
Si bien hasta el 2016 hincar la rodilla era sobre todo un gesto romántico, ese mismo año se convirtió en el símbolo de una protesta pacífica contra la desigualdad y contra la violencia de la Policía contra los negros. El hombre que estaba detrás de ello era el quarterback o “mariscal de campo” del “fútbol americano” Colin Kaepernick, que hincó la rodilla y provocó reacciones vehementes, tanto de apoyo como de indignación. Ahora, en las revueltas de este año 2020, cuando todo Estados Unidos está que arde, su gesto de hincar la rodilla se ha convertido en el gran símbolo del movimiento de protesta. Miles de videos de manifestantes que hincan la rodilla inundan las redes sociales. Incluso hay una foto de Joe Biden, el candidato a presidente de Estados Unidos, haciendo ese gesto, y a él se sumaron muchos ciudadanos blancos que piden perdón a la comunidad negra hincando la rodilla. El fenómeno ya ha atravesado el océano. Famosos deportistas y atletas europeos se han sumado al movimiento, e hincan la rodilla. La foto más conocida que lo refleja es la de los futbolistas del Liverpool, el equipo campeón de Europa, hincando la rodilla en medio del campo de juego. Y todo esto gracias a Colin Kaepernick. Cuatro años después de que este deportista encabezara la protesta de los negros de Estados Unidos, muchos se arrepienten de no haberlo apoyado entonces. En una foto que subió a Twitter se ve, por un lado, al policía Derek Chauvin apretando la rodilla con fuerza en el cuello de Floyd. Del otro lado se ve a Kaepernick mismo hincando la rodilla, y encima se puede leer: “¿Ahora entienden por qué?”
¿Y qué dice el propio Kaepernick? “Cuando los buenos modales y el civismo conducen a la muerte, la única reacción lógica es la rebelión”, según escribió en Twitter tras la muerte de Floyd. “Ahora nos lloverán pedidos para hacer las paces, pero caerán sobre oídos sordos porque la violencia de ustedes ha llevado a esta reacción en contra. ¡Tenemos derecho a defendernos y a desquitarnos! Descansa en paz, George Floyd”. Este fue el mensaje de Twitter que dejó claro que Kaepernick ya pasó de la fase de hincar la rodilla y de la etapa de pedir la paz, al estado en el que les dice a sus seguidores que ha llegado el momento de quitarse los guantes y de luchar por sus derechos básicos.
Kaepernick fue “mariscal de campo” del equipo profesional San Francisco 49 de fútbol americano. Y llevó a ese equipo al “Super Bowl”, y perdió. Pero después de haber firmado un contrato muy ventajoso para él, disminuyó su rendimiento. Como muchos “mariscales de campo” negros, destacó por su capacidad atlética y su capacidad de correr más que por anotar y hacer goles. Antes de uno de los partidos de la temporada 2016, Kaepernick y su compañero de equipo Eric Reid decidieron quedarse sentados mientras sonaba el himno de Estados Unidos. Una semana después, decidieron hincar la rodilla. “Decidimos hincar la rodilla porque pensamos que es una postura de respeto”, explicó Kaepernick. “No fue una protesta contra la bandera ni contra el himno, sino una protesta contra la brutalidad policial y la discriminación institucional, contra el hecho de que hay cadáveres de negros en las calles y que quienes los mataron andan libres esas mismas calles”.
Estados Unidos se ha vuelto a dividir en dos: quienes opinan “todo menos Trump” pensaron que era una protesta apropiada y patriótica, y que se inscribe en el marco de la libertad de expresión. Y quienes optaron por Trump, pensaron que se trata de un montón de traidores que desprecian el himno, la bandera y a los soldados que murieron en cumplimiento del deber, que no saben gradecer la suerte y el honor que tienen de jugar a un deporte como profesionales. Trump mismo desvió el debate sobre los negros que mueren de manera injustificada, y lo llevó al terreno de la falta de patriotismo. También exigió a los dueños de los equipos que se ocupen de todos jugadores que hincan la rodilla mientras suena el himno. Y Kaepernick comenzó a recibir amenazas de muerte.
Hubo quienes aparecían con una pierna aquí y la otra allá: el ex deportista Jim Brown, un conocido luchador por los derechos de los negros, al principio apoyó completamente a Kaepernick, pero poco después lo cuestionó opinó que “Kaepernick debe decidir si es un deportista o un activista, y tiene que llevar a cabo su protesta de manera más inteligente y no antiestadounidense”.
A los adeptos al deporte no les gustó nada que Kaepernick saboteara la “religión” de ellos -el fútbol americano-, y en poco tiempo se quedó sin trabajo. “No contribuía a los negocios”, dijeron entonces los directores de los equipos. Pero precisamente si se echa una mirada al Estados Unidos de las empresas y las marcas, se ve que no fue más que una excusa, y nada sincera. Después de las protestas, las camisetas con la imagen de Kaepernick eran las que más se vendían. Pero en el año 2018, el hecho de que Nike utilizara el rostro de Kaepernick en su campaña de publicidad, causó un gran escándalo en Estados Unidos. Muchos clientes subieron a las redes sociales videos en los que se los veía quemando los productos de la empresa, e incluso Trump escribió un Twitter al respecto. Pero el resultado final fue que cinco días después del comienzo de la campaña, las ventas de la empresa aumentaron un 31 por ciento, y poco más tarde las acciones de Nike alcanzaron un precio que se convirtió en récord de todos los tiempos. La protesta de Kaepernick comenzó a atravesar fronteras, y muchos famosos, con Stevie Wonder a la cabeza, aprovecharon los escenarios de conciertos o de eventos en los cuales les daban títulos o medallas para hincar la rodilla ante cientos de miles de espectadores.
Kaepernick fue el iniciador de un movimiento de protesta. Cientos de deportistas de todo Estados Unidos lo imitaron. Él fue y es el ícono y el símbolo del movimiento. Es hijo de un matrimonio mixto: de una madre blanca y un padre negro que abandonó la casa antes de que él naciera. Kaepernick fue entregado en adopción a un matrimonio de padres blancos. Éstos habían perdido dos bebés con problemas cardiacos. Todo en su vida, desde que era niño hasta la carrera profesional, pasando por la universidad, apuntaba a que se trataba de un fenómeno en el campo deporte. Firmó un contrato de millones, y cientos de miles de personas lo admiraban. Vivió en carne propia el sueño americano. Nada indicaba que se fuera a convertir en el ícono de un movimiento social, que perdiera la carrera y millones de dólares, y que la mitad de los estadounidenses lo consideraran un verdadero Satanás. Pero un buen día Colin Kaepernick se despertó, y se dio cuenta que su sueño americano era la pesadilla de los miembros de su comunidad. A veces es la misión la que elige a las personas que la van a llevar a cabo.
6 צפייה בגלריה
Una de las tantas protestas en Estados Unidos tras el asesinato de George Floyd.
(Getty Images)
Kaepernick no paró. Fundó varios movimientos (como el que lleva el nombre de “Conoce tus derechos”), apoyó a otros (entre ellos, el llamado “Madres contra la brutalidad doméstica”) y recaudó millones de dólares para beneficencia y para otros movimientos que de protesta contra la injusticia social y la brutalidad policial. El deportista prometió poner la misma cantidad de dinero que ponían otros famosos, y dedicarlos a la educación y a la comunidad negra. También participa en eventos interraciales que intentan poner fin a la tensión que reina en Estados Unidos, en especial desde el 2016, el año en el que Trump fue elegido presidente y Kaepernick decidió hincar la rodilla.
La protesta de Colin Kaepernick fue una protesta pacífica. Pacífica pero llena de indignación. El mensaje era: “Ahora somos pacifistas, pero si no nos escuchan todo estallará. Las cosas no pueden seguir así”. Y nadie escuchó a Colin Kaepernick. Pero asesinaron a otro negro, y a otro y a otro, y al final estalló la protesta de Kaepernick como un absceso infectado. La imagen de la mujer negra que hinca la rodilla frente a las fuerzas policiales fue la última súplica por la paz. Algunas horas después comenzaron las revueltas, que incluyeron el saqueo de comercios, incendios, ruptura de escaparates, así como golpes y disparos entre policías y manifestantes en todo Estados Unidos.
6 צפייה בגלריה
Las primeras protestas fueron pacíficas; después, los enfrentamientos entre manifestantes y policías.
(Getty Images)
Otro ejemplo de la popularidad del movimiento de protesta de Kaepernick es el hecho de que finalmente atraviesa la barrera del color de piel. Hasta ahora su protesta era contra la desigualdad social y la brutalidad policial hacia los negros. Era sobre todo una protesta negra. A sus portavoces les resultaba muy difícil llegar a los ciudadanos blancos, en especial debido a las críticas que hacían del fenómeno medios de comunicación y personalidades que se oponían a las protestas.
6 צפייה בגלריה
Protesta antirracial en Estados Unidos con el símbolo que unifica a todas: hincando la rodilla.
(Getty Images)
También a las protestas de estos días se sumaron muchos deportistas negros. Jaylen Brown, un jugador de baloncesto del Boston Celtics, viajó quince horas hasta la ciudad de Atlanta, en la que nació, para encabezar una protesta pacífica. Pero esta vez se sumaron a la protesta también deportistas blancos, que actuaron como un eco y le dieron más credibilidad a las manifestaciones. Entre ellos el director técnico de baloncesto Gregg Popovich, cuatro “mariscales de campo” blancos (incluidos Carson Wentz, que ganó el Superbowl), y Dirk Nowitski, que juega en la NBA y escribió en Twitter: “Mi corazón está con la familia Floyd. Estoy desolado de que esto vuelva a ocurrir una y otra vez. Temo por el futuro de mis hijos”. Se trata de un paso de gigante. Las estrellas de los deportes comparten su vida con jugadores de equipos de mayoría negra. Y son conscientes –por haberlo visto u oído– del racismo del que son objeto los negros en general, y en particular a sus compañeros de equipo. Hasta ahora habían optado por callar. Ya no.
