Esther Katsav fue una de los 24 inmigrantes que llegaron a Israel en abril de 1953 desde Bahréin. La esperanza de un acuerdo de paz con el reino, tras el anuncio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con los Emiratos Árabes Unidos, despertó en ella el anhelo de una patria que dejó hace casi setenta años.
“Mi padre tenía allí una tienda, y vivíamos en paz con los vecinos árabes", recuerda Esther en una entrevista para Ynet. Emigró a Israel junto a su marido cuando ya era enfermera de profesión, graduada de la American School de Bahréin. "Los problemas empezaron en 1948, con el establecimiento del Estado, cuando comenzaron los pogroms y surgieron sentimientos de odio hacia los judíos", cuenta junto a su hija, Orna Darom. "Pero incluso en ese momento mantuvimos buenas relaciones con nuestros vecinos, que eran como una familia", agrega.
Los vecinos los defendieron con sus cuerpos
Darom agrega detalles a la historia de su madre y relata que en momentos difíciles para los judíos en Bahréin, en el período de la Guerra de la Independencia en Israel, “los vecinos árabes los defendieron realmente poniendo el cuerpo. Les tenían cariño y se preocupaban por ellos. Mi madre siempre cuenta del mercado al que iba de compras con su madre, en el cual había puestos en conjunto entre árabes y judíos y todos se preocupaban por todos”.
Esther se enorgullece al recordar las historias de su juventud: “Nuestros vecinos árabes se pararon y dijeron 'Sobre nuestros cadáveres alguien va a lastimar a esta familia'. Todavía recuerdo a un taxista que defendió a mi familia y dijo 'Si tocan esta casa, los mato'". Según ella, a pesar de su edad, "si hay un acuerdo con Bahréin, seré la primera en viajar. Todavía recuerdo a la gente de allí. Quizás todavía estén vivos”, concluye.