Al conquistar un importante edificio de correos en Gaza durante la Guerra de los Seis Días, las tropas israelíes izaron una bandera israelí improvisada, que confeccionaron con una sábana blanca y tinta azul.
La bandera se la quedó inicialmente uno de los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) que participaron en la misión como muestra de reconocimiento. Ahora, 55 años después, ese mismo soldado devolvió la bandera a la propiedad del Estado de Israel.
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Bandera israelí improvisada de la Guerra de los Seis Días.
(Ammunition Hill Heritage Site)
"Es importante que la bandera se conserve para siempre y que nuestra historia se cuente a las generaciones venideras"
Zalman Yerichimovich, exsoldado de las FDI
Este viernes, según el calendario judío, se cumplirán 55 años de la Guerra de los Seis Días. El Estado recogió innumerables leyendas y artefactos de esta guerra, y la famosa e improvisada bandera israelí se sumará a la colección.
La bandera es una imitación de la que puede verse en una famosa foto de la Guerra de la Independencia que muestra a soldados de la Brigada del Negev ondeando una bandera al conquistar Eilat en marzo de 1949. Los soldados de las FDI que tomaron Gaza en la Guerra de los Seis Días se inspiraron en esta foto histórica y recrearon ellos mismos el momento.
La misión de conquistar el edificio de la oficina de correos de Gaza fue compleja, ya que los francotiradores del edificio cercano disparaban a las fuerzas, entre las que se encontraba Zalman Yerichimovich, entonces soldado de la reserva y hoy residente de Beer Sheva de 80 años.
Zalman y otros dos soldados que asaltaron el edificio eran voluntarios. Tras sortear a francotiradores, entrar en el edificio y abatir a soldados egipcios que intentaron dispararles, lo primero que hicieron cuando el edificio estaba en manos de Israel fue quitar la bandera egipcia.
Para evitar el fuego amigo y dejar clara la victoria israelí, los soldados comenzaron a confeccionar una bandera israelí para ondear sobre el edificio. "Encontramos una sábana blanca y un tintero con tinta azul en el edificio", contó Zalman. Entonces, los soldados garabatearon dos líneas y una estrella de David, tal y como hicieron los soldados que conquistaron Eilat. Aproximadamente un mes y medio después de la guerra, Zalman recibió la bandera durante una ceremonia honorífica en el kibbutz Nahal Oz.
Unos 55 años después, el ex soldado tomó la decisión moral de renunciar a la bandera y entregarla al museo de la Colina de la Munición. "Para mí es importante que la bandera se conserve para siempre y que nuestra historia se cuente a las generaciones venideras", afirmó.
"Recuerdo bien las batallas. Mi comandante cayó en la guerra, le prometí que le pondría su nombre a mi hijo mayor, y eso es lo que hice", añadió Zalman. En efecto, el hijo de Zalman comparte el nombre del comandante de su padre, que se apellidaba Flick.
Katri Maoz, gestora del Patrimonio de la Colina de las Municiones, manifestó: "La historia única de la bandera improvisada expresó la conexión de los soldados con la esencia de la bandera, que simboliza la soberanía de nuestra tierra. Los artefactos y las cartas son testimonios especiales y emotivos que ayudarán a las siguientes generaciones a entender y sentir los acontecimientos de la singular guerra que unió a Jerusalem".