Efraim Halevi, exjefe del Mossad.
Efraim Halevi, exjefe del Mossad.
Yariv Katz
Una corona de Damasco del siglo XIII.

Sale a la luz la operación del Mossad para sacar de Siria manuscritos bíblicos históricos

Los judíos de Siria creían que los antiguos manuscritos que se encontraban en sus sinagogas protegían a toda la comunidad, y sacarlos del país de contrabando fue una de las operaciones más difíciles. En una entrevista, Efraim Halevi, quien era subdirector del Mossad a principios de la década de 1990, habla por primera vez sobre la operación llevada a cabo por la agencia de inteligencia y el entonces líder de la comunidad judía siria.

Dr. Yoel Finkelman - Adaptado por Leandro Fleischer |
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Una noche de noviembre de 1993, un clérigo cristiano sirio llegó al Aeropuerto de Damasco. Fue recibido allí de la misma forma que se recibía a quienes mantenían excelentes relaciones con el gobierno. Aterrizó 11 horas después en el aeropuerto de Montreal, donde lo esperaba una mujer llamada Judy Peled-Kar. El encuentro entre ellos duró menos de medio minuto. "¿Me trajiste el regalo?", preguntó, y él le entregó una bolsa negra de apariencia simple que contenía un libro.
Poco después, Peled-Kar llegó a Ottawa, sede de la Embajada de Israel en Canadá. Entró a la oficina del embajador y juntos dieron vuelta las páginas antiguas, miraron el hermoso manuscrito, tocaron la cubierta de cuero, y ambos rompieron en llanto. Habían terminado los largos meses de planificación cuidadosa que incluyeron un soborno y la transmisión de mensajes cifrados. Unos días después, el libro fue enviado de nuevo al otro lado del Atlántico. Esta vez lo acompañaron dos agentes de seguridad, hasta que llegó a la Biblioteca Nacional de Israel.
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Una corona de Damasco del siglo XIII.
Una corona de Damasco del siglo XIII.
Una corona de Damasco del siglo XIII.
(Biblioteca Nacional de Israel)
"La operación para traer a los judíos de Siria y sus tesoros espirituales fue una de las más difíciles que hemos tenido"
Efraim Halevi, exjefe del Mossad
Hace unos 800 años, se escribieron en España elegantes manuscritos de la Biblia llamados "coronas". Algunos de ellos han logrado "sobrevivir" y hasta el día de hoy son considerados como uno de los tesoros más valiosos del mundo judío.
Después de que los judíos fueran expulsados ​​de España a finales del siglo XV, los manuscritos fueron pasando entre diversas comunidades hasta llegar a Damasco. Allí, la comunidad judía los recibió y los consideró un símbolo y un amuleto que mantenía la fuerza y la ​​unidad de la comunidad. Como corresponde, las coronas fueron preservadas en cajas cerradas durante siglos. Sin embargo, cuando los judíos de Siria se vieron obligados a abandonar su país en la segunda mitad del siglo XX, les quedó claro que las coronas también debían salvarse y que la comunidad no podría hacerlo por sí misma. Fue entonces cuando el Mossad israelí entró en acción.
"La operación para traer a los judíos de Siria y sus tesoros espirituales fue una de las más difíciles que hemos tenido", dice Efraim Halevi, en el nuevo podcast “Los bibliotecarios” de la Biblioteca Nacional. El ex subjefe del Mossad a principios de la década de 1990 revela por primera vez la participación de la organización en el contrabando de judíos sirios y las "Coronas de Damasco" durante y después de la Conferencia de Madrid (un proceso de paz entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina, Siria, Líbano y Jordania en 1991). “Trabajamos con el rabino Avraham Hamra, que sabía cómo extraer cosas del entonces presidente Hafez al-Assad con las que nadie podría haber soñado", cuenta.
“El gran rabino actuó, nosotros apoyamos”
Halevi, quien luego también se desempeñó como jefe del Mossad, confirma lo que se susurraba entre muchos de los exiliados de Siria: la relación especial con las autoridades de quien era el jefe de la comunidad judía en Siria durante las décadas de 1980 y 1990, el rabino Avraham Hamra, le permitió al líder religioso llevar a cabo movimientos particularmente audaces, gracias a los cuales se pudieron sacar las "Coronas de Damasco" del país árabe.
Halevi dice que el rabino Hamra, que murió este año, ayudó a liberar a los prisioneros judíos y supo cómo establecer vínculos directos con el Mossad y con los judíos del mundo para que el peligro fuera menor. "Sabía hablar con Assad, y eso es lo que le permitió organizar el rescate de los judíos y las coronas. En realidad fue una operación que él inició y nosotros sólo lo apoyamos, y cuando las coronas lograron salir de Siria, las preservamos y luego las llevamos a la Biblioteca Nacional”, relata Halevi. "Fue uno de los mayores héroes judíos del período de la independencia del Estado de Israel", agrega.
El exjefe del Mossad también señala que las conversaciones en la Conferencia de Madrid, que tuvo lugar después de la Guerra del Golfo, aceleraron la liberación de los judíos sirios a partir de abril de 1992. La medida también fue tomada debido a la presión estadounidense sobre Assad para que mostrara un gesto de buena voluntad a Israel. "Damasco es la ciudad más antigua mencionada en la Biblia, y es la comunidad más antigua del mundo judío", expresa. "Las coronas eran importantes desde un punto de vista histórico general", agrega.
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Una corona de Damasco del siglo XIII.
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Una corona de Damasco del siglo XIII.
(Biblioteca Nacional de Israel)
Las coronas jugaron un papel importante en la cohesión cultural y social de la comunidad. Se trata de hermosos manuscritos que les han dado a los judíos de Damasco un sentido de orgullo, poder y fuerza y de una comunidad poderosa y unida que puede permitirse poseerlos.
El "Libelo de sangre de Damasco" y la ayuda de las coronas
Las coronas jugaron un papel importante en la cohesión cultural y social de la comunidad. Se trata de hermosos manuscritos que les han dado a los judíos de Damasco un sentido de orgullo, poder y fuerza y de una comunidad poderosa y unida que puede permitirse poseerlos.
Las coronas también marcaron la conexión entre los judíos de Damasco y las comunidades judías de todo el mundo, ya que la colectividad en la capital siria era la encargada de preservar algunos de los mayores tesoros del mundo judío.
Todas las coronas habían sido escritas en Europa Oriental y España hace 7 u 8 siglos, y la comunidad de Damasco tenía incluso una escrita en la Tierra de Israel hace unos mil años.
A lo largo de los siglos, se ha desarrollado una narrativa entre los miembros de la comunidad de Damasco, según la cual estos magníficos manuscritos han preservado a la comunidad siria de todos los problemas y las angustias con el pasar de los años.
Durante mucho tiempo, los judíos de Damasco creyeron que en los años en que las coronas fueron robadas, saqueadas o quemadas, se produjo una ruptura o un desastre en la comunidad. Por eso las escondían en los armarios de las sinagogas y rara vez las sacaban para leerlas en público.
En el "Libelo de sangre de Damasco" de 1840, los judíos fueron acusados ​​de secuestrar y asesinar a un monje cristiano y a su sirviente musulmán para usar su sangre para hornear matzá. Figuras clave de la comunidad judía de Damasco fueron interrogadas, torturadas y asesinadas, y todo el asunto causó una gran conmoción entre los judíos del mundo.
Solo con la intervención de individuos judíos, incluida la familia Rothschild, que ejerció todo su poder político y financiero, fueron liberados los jefes de la comunidad. Muchos judíos creían entonces, y creen aún hoy, que el rescate de los líderes comunitarios y el final feliz del asunto también se produjo gracias a la protección y preservación de las "Coronas de Damasco".
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Efraim Halevi, exjefe del Mossad.
Efraim Halevi, exjefe del Mossad.
Efraim Halevi, exjefe del Mossad.
(Yariv Katz)
También es importante destacar el gran aporte de Judy Peled-Kar, una mujer canadiense, música de formación, que desde la década de 1970 trabajó incansablemente para sacar a los judíos sirios del país
Cómo llegó una corona a Londres
Aproximadamente un siglo después, una de las coronas desapareció misteriosamente en 1944, causando gran dolor entre los miembros de la comunidad. Muchos de ellos creían que la difícil situación de la comunidad en esos años, la persecución por parte de los musulmanes y la salida de la ciudad de muchos judíos fueron causados ​​por la pérdida de esa corona.
Por cierto, hasta el día de hoy no se sabe si la corona fue saqueada o vendida ilegalmente a coleccionistas. Lo que sí se sabe es que fue descubierta unos veinte años después en Londres, donde fue subastada y vendida a un coleccionista de libros que la donó a la Biblioteca Nacional de Israel.
También es importante destacar el gran aporte de Judy Peled-Kar, una mujer canadiense, música de formación, que desde la década de 1970 trabajó incansablemente para sacar a los judíos sirios del país. Judy utilizó las donaciones de su difunto esposo y estableció un fondo especial a través del cual pudo pagar rescates y, a veces, sobornos para que las autoridades permitieran que los judíos y las coronas pudieran salir el país.
Esta actividad continuó en secreto durante más de 25 años, y se estima que Peled-Kar ayudó en el rescate de más de 3.000 judíos de Siria. Al parecer, 2 de las 11 coronas de Damasco también fueron retiradas del país gracias a su labor.
La operación secreta mantenida en secreto
Las "Coronas de Damasco" son nueve manuscritos envueltos en cuero que contienen caligrafía microscópica y están decorados con hojas de oro.
Las coronas, escritas a mano en la Edad Media, se consideraban libros muy precisos y una fuente autorizada para copiar de ellas libros adicionales, conocidos como códices (anexos). El manuscrito más antiguo y uno de los más antiguos del mundo probablemente fue escrito en la Tierra de Israel en el siglo X y contiene los cinco libros de la Biblia. Las coronas se consideraban una especie de cédula de identidad comunitaria y se les atribuían poderes.
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Una de las "Coronas de Damasco".
Una de las "Coronas de Damasco".
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(AP)
Cuando llegaron a Israel, los manuscritos se depositaron en la Biblioteca Nacional para su restauración y almacenamiento. Durante una década, su propia existencia se mantuvo en secreto, aparentemente para no molestar a los sirios
En la década de 1990, la situación de los judíos sirios empeoró y los funcionarios del gobierno de Israel la definieron como una comunidad en peligro. Siria levantó las restricciones de viaje para los judíos y muchos de ellos emigraron, pero se les prohibió llevarse los sagrados manuscritos o emigrar a Israel. Por lo tanto, en una operación secreta realizada por el Mossad, ocho manuscritos fueron trasladados a Israel entre 1993 y 1995. El noveno fue sacado de contrabando de Siria con la ayuda de un activista judío-canadiense en 1993.
Cuando llegaron a Israel, los manuscritos se depositaron en la Biblioteca Nacional para su restauración y almacenamiento. Durante una década, su propia existencia se mantuvo en secreto, aparentemente para no molestar a los sirios. La biblioteca ya contaba con dos libros como parte de su colección, comprados en las décadas de 1960 y 1970 en ventas privadas.
Los detalles de la operación para llevar los libros a Israel permanecieron en secreto, pero el hombre que ayudó a organizar el contrabando fue el rabino Avraham Hamra, quien entonces era jefe de la comunidad judía en Damasco y luego emigró a Israel, donde vivió y se desempeñó como rabino de la comunidad siria hasta su muerte este año. Shabtai Shavit, el jefe del Mossad en ese momento, había confirmado la participación del rabino Hamra en la operación, pero no proporcionó más detalles, y ahora Halevi está arrojando nueva luz sobre este evento histórico. La existencia misma de los manuscritos en Israel se reveló en el año 2000, cuando fueron exhibidos en una exposición en la Residencia del Presidente en Jerusalem.
Hace aproximadamente un año, seis años después de que la Biblioteca Nacional acudiera a los tribunales, se dictaminó que los manuscritos de Damasco se preservarían en la Biblioteca Nacional, en contra de los deseos del rabino Hamra, quien quería llevarlos a la ubicación prevista: el Centro para la Herencia Judía Siria en Holon.
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