Los pilotos del avión de combate F-35 son responsables de parte de ataques en Líbano desde el comienzo de la guerra, aprovechando las avanzadas capacidades furtivas de los jets. A unos 700 kilómetros al sur, entre Eilat y el Mar Rojo, estos aviones sirven de última y constante línea de defensa contra la amenaza de los misiles de crucero Hutí procedentes de Yemen, una acción que quedó grabada a fuego en la historia mundial de los aviones furtivos.
El 140 Escuadrón de los formidables F-35 atacó cientos de objetivos, incluidos túneles y escondites de Hamás en la Franja de Gaza durante la guerra. Dos de los aviones de combate más nuevos de la unidad fueron también de los primeros en llegar a la frontera, respondiendo a la incursión asesina del grupo terrorista en el Negév occidental el 7 de octubre.
Hace tres semanas, los pilotos de estos cazas fueron los primeros en atacar el objetivo más lejano asaltado abiertamente por las FDI en Líbano desde el inicio de la guerra: Depósitos de armas de Hezbolá cerca de Baalbek, al noreste de Beirut y a unos 100 kilómetros de la frontera israelo-libanesa.
La semana pasada, pilotos furtivos israelíes completaron su cuarto ataque en la misma zona del ejército terrorista chií: dos centros de mando de Hezbolá junto a depósitos de armas. Aunque los aviones de combate más avanzados de la Fuerza Aérea israelí suelen reservarse para misiones estratégicas en los escenarios septentrional u oriental, los militares los emplean constantemente en la Franja de Gaza, junto a una presencia permanente de aviones de combate en los cielos de la región para su disponibilidad inmediata en apoyo de las fuerzas que operan sobre el terreno, además de ataques planificados.
La capacidad de respuesta del F-35 en materia de control, mando y conexión en red permite a los pilotos distinguir con precisión entre los distintos tipos de munición de la aeronave o de otras aeronaves en el aire, en función del tipo de objetivo "emergente" en ese momento.
Además, estos aviones se integran en las operaciones de rescate de heridos en una dimensión aérea adicional a la de los helicópteros de combate, para aislar la zona con bombas "flash". Así, los helicópteros de combate e incluso helicópteros como el Black Hawk o el Yas'ur (Sikorsky CH) pueden descender con seguridad hasta una altura de 30 pies para la evacuación de bajas, mientras que la seguridad desde arriba contra misiles antiaéreos y terroristas armados la proporciona el avión F-35 a una altura de 30.000 pies.
Durante la ofensiva terrestre en Gaza, el comandante de escuadrón, teniente coronel M., se adentró a pie en la Franja de Gaza para tener una impresión a nivel de los ojos de los ataques de los que él y sus comandantes son responsables, lejos de las costas de la Franja, y también para hablar con sus camaradas de las brigadas y batallones, cuyos pilotos prestan asistencia constante.
En una de las escenas, el teniente coronel M. vio cómo las bombas de la Fuerza Aérea israelí caían a sólo unos 150 metros de las fuerzas terrestres, como parte de la estrecha coordinación entre las fuerzas.
Sin embargo, la operación estratégica más significativa desde el comienzo de la guerra fue la llevada a cabo por los pilotos del F-35 en la zona del Mar Rojo, frente a la amenaza de los Hutíes en Yemen. En todo momento, los aviones israelíes aseguran la entrada sur del país, desde el golfo de Eilat. Un ataque combinado de los Hutíes puede incluir el lanzamiento de unos veinte misiles, vehículos aéreos no tripulados y misiles balísticos de largo alcance, cada uno de ellos a diferentes velocidades, altitudes y direcciones hacia Israel.
Esto divide la misión de defensa entre los pilotos y las baterías de defensa antiaérea, según diferentes estratos: los misiles tierra-tierra más grandes ya lanzados desde Yemen hacia Israel son derribados en la atmósfera por los misiles Arrow, mientras que de otros objetivos más lentos y difíciles de detectar, como los drones, se encargan los aviones. Un dron vuela a una velocidad de 500 km/h, considerada más lenta que la de los misiles.
El F-35 puede transportar más carga útil que el F-16, y la munición se gestiona en la base aérea de Nevatim. El sargento mayor Michael dice: "Desde el principio, tenemos un equipo de 40 personas que siempre se apresuran a los ocho aviones que despegan y aterrizan, ocupándose inmediatamente de armarlos con bombas, misiles y combustible".
La coalición internacional liderada por Estados Unidos en el Mar Rojo se encarga de detectar y a menudo interceptar los principales componentes de los ataques. Lo que queda, normalmente un pequeño número de amenazas aéreas, es interceptado por aviones Adir o sistemas de defensa aérea en el último segmento antes de entrar en la zona de Eilat.
Los aviones F-35 operan en esta zona como una especie de unidad de control aéreo: gracias a las capacidades más avanzadas, pueden detectar incluso objetivos de vuelo lento y baja altitud que se consideran difíciles de detectar.
Al principio de la guerra, los pilotos de la Fuerza Aérea israelí interceptaron un misil de crucero, lo que supuso la primera vez en la historia de los cazas furtivos F-35 en todo el mundo. La operación se llevó a cabo íntegramente en hebreo, aunque en ella participaron fuerzas del ejército estadounidense.
"Vi el misil de crucero a plena luz del día a través de la cámara del Adir, a una altitud relativamente baja", relató el comandante R., piloto del 140 Escuadrón, que hizo historia. "Mi compañero en la cabina fue quien divisó el objetivo. Yo ejecuté el ataque aéreo con un misil que lancé contra él. Me emocioné en la cabina tras el éxito del impacto", añadió el comandante R.
Además, declaró: "Estamos evolucionando durante el combate. Ya hemos actualizado nuestras técnicas operativas y nuestras rotaciones de combate, incluso ante la posibilidad de lanzamientos de misiles de crucero como éste o de ataques simultáneos con misiles balísticos".
